Propósitos de año nuevo… solo propósitos

Psic. Juan José Alvarado
Psic. Juan José Alvarado

Parece una situación catártica y eso le basta a la mayoría de la gente para seguir en su estado de conformidad y no poder -o no querer- cambiar y mejorar.

Cada año, miles de personas se atragantan doce uvas, acuden a una iglesia, o en la intimidad de su casa o de su soledad, piensan y están resueltas a mejorar sus vidas, pero en realidad desean que algo mágico suceda.

Es parte de ese pensamiento mágico que hemos conservado desde niños. Esperando que las cosas se resuelvan por un poder superior y exterior, sin hacer realmente esfuerzo alguno, buscando algo que no cueste trabajo o para decirlo de manera más contundente, esperando que nada cambie, pues miles viven placenteramente a gusto, contentos, sumidos en la mediocridad.

No debe de bastar la conducta catártica que con gran euforia inunda las mentes, las redes sociales, los contextos psicosociales, pero que se va diluyendo conforme pasan no las primeras semanas de cada año, sino los primeros días. Las buenas intenciones no duran más allá del primer mes.

Para que haya un cambio real y significativo en la persona, se requiere de un mayor esfuerzo que lo que representa la sola intención de desear una mejora.

Tomemos como ejemplo de esto el sobrepeso, los kilos adquiridos durante meses o años, no es posible bajarlos en unos cuantos días, ni menos solamente con la intención. Requiere de un esfuerzo y sobre todo de cambios en la conducta, hábitos y constancia a largo plazo.

Así cualquier cosa que deseamos, no basta con las buenas intenciones, eso sólo distrae del objetivo para lograr una mejora en nuestras vidas.

Se dice popularmente que querer es poder, pero la mayoría de las personas ni siquiera puede querer, vamos, ni siquiera quiere realmente querer. Se autolimita, se autosabotea, se autoengaña y así, año con año, solo con propósitos pero no con acciones.

No veamos el final de la novela de logros de otros, veamos el punto de origen y todo el arduo camino que tuvieron que recorrer, no de privaciones, sino de determinaciones para lograr el objetivo.

Se podrá en la medida que se actué en consecuencia.