Producción Musical

Mariana Ene.

Parece que septiembre se unió a mi favor (me siento como esos en redes que ponen algo al estilo “¡Septiembre, sorpréndeme!”) porque he tenido la oportunidad de avanzar en mis estudios musicales. En esta ocasión la música y mi necesidad de comprenderla siempre más me ha llevado a tomar mi primera serie de cursos oficiales para producción musical.

Ya sabes, a veces tenemos ideas que queremos compartir y se nos terminan por nunca saberlas poner en físico para los demás. Y ahí dejamos un cúmulo de canciones olvidadas en nuestra memoria, que poco a poco son cada vez más difusas como una fotografía que se sigue velando con el tiempo. Y ahora me he puesto una nueva misión: No dejar para que se atrofie algo que puede usarse hoy… Sí, en la música también aplica.

Yo soy de esas músicas que no dejan de encontrar maravillas en las creaciones de los demás, que se sorprende todavía con la técnica profesional de tantos artistas, soy alguien a quien simplemente le entran las ideas; pero también a veces necesitaba sacar las mías y qué mejor manera de elegirla que por medio de canciones compuestas por mí.

2022; Mariana Ene y Felipe Yanzon, en Tinta Negra Records.

A pesar de ello la incapacidad de entender cómo llevarla a los demás me carcomía de vez en vez y por eso decidí estudiar producción musical. Bien, luego de un mes de cursos intensivos, becas y muchas risas e impresiones. Comenzaré por decir algo que Felipe Yanzon me dijo en clase, una frase que además ha cambiado mi manera de comprender la música:

“Hay música que no se escucha, pero se siente”.

Y es que aprender sobre el sonido, es también contribuir a la idea que explica por qué las vibraciones propias de una onda pueden ser parte o no del espectro sonoro propio del ser humano.

Es decir, esa sensación energética de tu canción favorita; la que te motiva para iniciar el día de buen humor no importa a qué volumen que la escuches, te vuelve a generar la misma energía porque no es necesariamente cosa de qué tan alto la escuchas, es la emocionalidad que toca.

Y esa parte de tu alma que tocan aquellas canciones que escuchas, forma también parte de la producción de una canción. Tal vez sea cosa de alguien detrás de las consolas y micrófonos eligiendo qué vamos a escuchar hoy.

En medida que aprendo de ello, me es necesario tener cada vez más ética para no morder anzuelos de mi conveniencia y crear, proponer, componer o desescombrar aquellas parte musicales que brindan una forma de alivio para quien la escuche.

Parecen fórmulas simples el mezclar, crear un demo, proponer el nuevo tema de un álbum, pero para quienes son las cabezas detrás de lo que puedes consumir en formato musical, es también una convicción el otorgar cada vez mejores herramientas de escucha a nuestros públicos. Quién sabe, tal vez mañana exista un Premio Nobel de Música a favor de la humanidad.

Todas las fotografías aquí, fueron capturadas por mí.

Les quiere, N.