Históricamente cuando escuchamos hablar del problema de seguridad, la respuesta ha sido mas policías, con mas capacitación y equipamiento, a la par de aumentar las capacidades de los sistemas de procuración y administración de justicia para lograr atender es demanda, sin embargo, hemos visto como esa respuesta por si sola no ha sido suficiente para frenar y disminuir las conductas antisociales y delictivas, lo que hace necesario abordar la problemática desde otra perspectiva, la de la Prevención.
Sobre esta visión, la de la prevención, pesan diversas cargas o paradigmas, como es el que su incidencia es a largo plazo, generacional incluso, y que difícilmente se puede ver una respuesta en el corto plazo, que solo son feria o eventos con niños, torneos con jóvenes, o exhibiciones de unidades caninas de los cuerpos de policía, y aquí es donde debemos cambiar la mirada e ir más allá.
La prevención tiene muchos modelos y niveles de intervención, y sin duda eventos como los descritos en el párrafo anterior son importantes para la difusión generalizada de la prevención, de hecho, los 1.7 millones de leones, independientemente de donde vivamos o nuestra condición personal, debemos tener contacto con el trabajo de prevención de la Administración Municipal, pero los ciudadanos demandan una mayor cercanía y posibilidades de respuesta.
Es por ello que ahora no solo basta una mirada transversal, sino multidimensional de las políticas y acciones de prevención que realiza la administración, se debe atender a todos, pero también a los grupos de riesgo que la estadística ha determinado de manera empírica, y además apoyándonos en múltiples modelos de prevención basados en la criminología, como son aquellos derivados de la criminogenésis (origen de la conducta), victimología (rasgos presentes en quienes sufren las conductas), situacional (modus operandi), Ambiental (desarrollo del espacio público), comunitaria (sociedad-gobierno) y social (cambio de condiciones estructurales), por mencionar las mas importantes.
Ahora bien, las preguntas que seguramente surgirán son: ¿y como se traduce todo ello en beneficio para los ciudadanos?, ¿Cómo resolverá eso el problema?, ¿Cuándo se verán los resultados?, y las respuestas son varias y complejas: la prevención debe de dejarse de ver como una abstracción, debe ser una respuesta activa de la autoridad y el gobierno, debe buscar y atender las causas, y en la medida de ello, incidir en las mismas, conteniendo y reduciendo las conductas antisociales y delictivas, debe tener respuesta si a futuro, pero no solo a largo plazo, sino a corto y mediano plazo; prevención activa es pues, sumar a todos, pero con ese enfoque multidimensional que busque mas respuestas, y que permita evaluar y cambiar el rumbo si es necesario, pues si algo debe ser dinámico, es el trabajo en pos de la seguridad de todas y todos, para ello no hay esfuerzo pequeño, y se tiene que hacer.
Materializar la Prevención mas allá del discurso es el reto, y uno grande pues implica cambiar como hemos dicho, la forma de participar en la misma, con más recursos humanos y económicos, y permitir incidir en la toma de decisiones a nivel municipal, estatal o federal; sin estos elementos mínimos, difícilmente es posible cambiar algo, las tendencias globales así lo marcan y no podemos ni debemos alejarnos de lo que va mostrando resultados, los merecemos, los necesitamos.