Por un mayor consumo de productos hechos en México

Por: Alejandro Gómez Tamez*

Durante el actual sexenio uno de los motores del crecimiento económico fue la evolución del mercado interno, el cual se vio favorecido principalmente por la incorporación de una mayor cantidad de personas a la fuerza laboral. De acuerdo a un análisis elaborado por GAEAP con información de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM), la población ocupada total en México pasó de 47.726 millones de personas en el primer trimestre de 2012 a 52.876 millones de personas en el mismo trimestre de 2018, lo que representa un aumento de 5.150 millones en 5 años. Cabe señalar que de este total no todos fueron empleos formales (registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social -IMSS-), ya que el empleo registrado ante dicho instituto aumentó en sólo 4.091 millones en el periodo de marzo de 2012 al mismo mes de 2018.

Con cifras de la EMIM y cálculos propios podemos ver que entre el primer trimestre de 2012 y el mismo trimestre de 2018, el salario promedio nominal diario por persona ocupada en México pasó de 149.61 pesos a 190.00 pesos, lo que implica un incremento de 27.0%; sin embargo, al tomar en consideración que la inflación en el mismo periodo fue de 21.9%, esto nos indica que en los últimos seis años el ingreso promedio real diario por persona ocupada en México aumentó apenas 4.2%, lo que a su vez equivale a un incremento real de apenas 0.69% por año.

Vemos pues que el ingreso real de los ingresos por persona ocupada en México crecieron de manera ínfima en los últimos seis años, sin embargo, debido a la enorme cantidad de personas que se incorporaron al mercado laboral, es que México ha observado un dinamismo importante en su nivel de consumo agregado, tal como veremos a continuación:

El calzado de Guanajuato es una importantísima fuente de ingresos y motor económico en el país.

De acuerdo con el INEGI, el Indicador mensual del Consumo Privado en el Mercado Interior aumentó 17.3% real en el comparativo de los primeros cuatro meses de 2018 respecto a los mismos meses de 2012, lo que representa una tasa de incremento promedio anual de 2.7%. Esta cifra sin duda es una buena noticia, pero lo que no resulta tan positivo es que es producto de un incremento promedio anual de 2.5% en el consumo de bienes y servicios de origen nacional y de una tasa de crecimiento promedio anual de 5.0% en el consumo de bienes importados. Es decir, los mexicanos hemos aumentado nuestro consumo de bienes de origen extranjero a una tasa del doble de lo que se ha incrementado el consumo de bienes y servicios hechos en México.

Haciendo un análisis más profundo de la evolución del consumo de bienes y servicios nacionales, vemos que la tasa de crecimiento promedio anual de los últimos seis años es de apenas 1.3% para el total de bienes y este incremento es producto de una tasa de crecimiento promedio anual de 5.6% en los bienes duraderos, de 3.2% en los bienes semiduraderos y de 0.5% en los no duraderos. Por su parte, el consumo de servicios creció a una tasa de 3.6% promedio anual. Todas estas cifras son las que generan el incremento de 2.5% mencionado en el párrafo anterior.

Por su parte, la tasa de crecimiento de 5.0% promedio anual en el consumo de bienes importados, es producto de un aumento de 7.3% en el consumo de bienes duraderos, de 5.8% en los bienes semiduraderos y de 2.7% en los bienes no duraderos.

Esto es importante porque vemos entonces que la tasa de crecimiento en el consumo de bienes duraderos de origen importado es 1.30 veces la tasa de aumento en el consumo de bienes duraderos de origen nacional; para los bienes semiduraderos, la tasa de crecimiento en el consumo de los bienes importados 1.65 veces la tasa de crecimiento del consumo del producto nacional; y para el caso de los bienes no duraderos, vemos que la tasa de crecimiento del consumo del producto importado es 5.4 veces el nivel de tasa de crecimiento del producto nacional. Vemos pues que en todas las categorías de bienes de producto, crece más rápido el consumo de bienes importados que el de bienes nacionales.

¿Por qué se da esta situación en la que los bienes de consumo importados cada vez tienen una mayor participación en el mercado nacional, no obstante la fuerte depreciación del peso mexicano frente al dólar? Desde luego que hay muchas razones y en este espacio pretendo mencionar cuatro de ellas, las cuales generalmente no son las que las leemos en los análisis de los grandes despechos de consultoría. Y es que para muchos, la explicación de este fenómeno se da por precios y competitividad, pero no necesariamente es así, a continuación explico porque:

1. El problema persistente de subvaluación y contrabando técnico en las aduanas del país hace que de manera “legal”, ante los ojos de la autoridad, se importen miles de millones de dólares de mercancías que después terminan en tianguis, establecimientos comerciales y hasta en las grandes cadenas comerciales. Estos productos, en muchas ocasiones, son producidos en países en los cuales no existen los mismos estándares laborales que en México, se pagan sueldos inclusive más bajos de los que se pagan en México, y además no pagan los correspondientes impuestos a la importación y el IVA. Estos productos llegan a ser vendidos con precios más bajos que los ofrecidos por los productores nacionales, lo que desplaza a la producción nacional en favor de los productos extranjeros, en especial los originarios de Asia.

2. Tengo conocimiento de que algunos compradores de grandes cadenas minoristas nacionales tienen como consigna incrementar su margen de rentabilidad, y para ellos, la única manera de lograr esto es abasteciéndose de las grandes fábricas ubicadas en China, las cuales pueden producir los productos que demandan aprovechando las grandes económicas a escala que sus plantas les permiten. Esto debido a que abastecen a comercializadores de todo el mundo y tienen gigantescos volúmenes de producción. Desafortunadamente, estas economías a escala no las tienen muchas fábricas de México por lo que les resulta imposible competir en precio con sus pares extranjeras.

3. Relacionado con los dos puntos anteriores, está el problema por la obsesión de las cadenas comerciales por comprar lo más barato posible, y no necesariamente para vender los productos a precios más bajos, sino para incrementar sus márgenes de rentabilidad. Esta obsesión por los precios bajos, que de hecho es un fenómeno que se observa en todo el mundo, es causante de que los sueldos no puedan aumentar para millones de trabajadores en Asia, y México no es la excepción.

4. Esta finalmente el tema de las normas oficiales mexicanas, muchas de las cuales no están actualizadas. Tenemos por ejemplo que en el caso del sector calzado no existe una norma de inocuidad que impida que en México se comercialicen zapatos que contienen sustancias tóxicas como plomo, mercurio, ftalatos, cromo, entre otros. Esto es un problema porque luego México es inundado de productos importados de baja calidad provenientes de naciones asiáticas. Y es que en México los chinos pueden vender productos que ni en su propio país los fabricantes podrían vender.

“Tenemos por ejemplo que en el caso del sector calzado no existe una norma de inocuidad que impida que en México se comercialicen zapatos que contienen sustancias tóxicas como plomo, mercurio, ftalatos, cromo, entre otros”: Alejandro Gómez

Desde luego que existen más razones que explican porque el consumo de bienes importados crece a tasas muy por encima del consumo de bienes hechos en México. Y si, es verdad que los fabricantes nacionales deben invertir en sus empresas para ser más productivos y competitivos en un mundo cada vez más globalizado; pero también es cierto que se debe romper el círculo vicioso en el que estamos, por lo que se deben generar condiciones de “piso parejo” para competir. Muchos industriales no quieren invertir en bienes de capital para sus empresas porque precisamente ven que sus ventas van en caída a costa de mayor presencia de productos importados.

Es importante pues, que en la generación de la nueva política económica que regirá al país en los próximos seis años se tomen en cuenta estos elementos y se busque que se aproveche el dinamismo en el consumo que ha observado México, que como ya se mencionó, no es producto de una mejora en los niveles de vida de la población, pero si es producto de una mayor cantidad de gente trabajando. Si no se toman medidas para modificar esta tendencia, veremos que el consumo interno también se estancará dado que no se pueden crear empleos bien remunerados cuando la mayor parte de lo que se vende es de origen extranjero.

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