Para antes del olvido

“La humedad se metía en las articulaciones de las cosas, entristeciéndolas” Tomás González
“La vida se encoge y se expande en proporción al coraje que uno tenga”. Anaïs Nin
“Y tiene esa habilidad de alterar mi alma y mi corazón, sin siquiera tocarme”. Lía Risco
“Siempre fui lo que nunca pude dejar de ser.” María Zambrano
“Si tengo razón, nadie se acuerda; si me equivoco, nadie lo olvida.” Miguel de Unamuno
“No puedo evitar que te tropieces, solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.” Jorge Luis Borges
“La palabra es tiempo y el silencio eternidad.” Maurice Maeterlinck
“Todo aquello que el hombre ignora, no existe para él. Por eso el universo de cada uno se resume en el tamaño de su saber.” Albert Einstein

“El Orgullo es un atributo positivo.  Es ingrediente insustituible del Amor Propio y el respeto hacia uno mismo. En el orden práctico, nos salva de las vejaciones, nos levanta de las derrotas, nos libera del ridículo, nos mantiene de pie.  Justo porque exalta nuestra Humanidad, fue considerado un Pecado Capital devenido hoy en “defecto” para creyentes y ateos. Una muestra de la complejidad del Lenguaje y la Cultura.”

En la red del ciberespacio encontré este texto, anónimo, que lo leí y me llamó mucho lo atención. Sentir orgullo por uno mismo pareciera en estos tiempos una herejía. Darse cuenta que tener una auto percepción de quienes somos es indispensable para ir reconociendo quienes somos en el largo proceso de conocerse a uno mismo. Sentir orgullo de uno mismo, más allá de culpas, reclamos y olvidos.

Estamos en un momento de la sociedad en el que se confunde el amor propio con egoísmo hedonista, en donde la parafernalia individualista crea narcisistas en serie, personas, mujeres y hombres, que solo se ven a si mismos y que se creen perfectos. Tragedia humana que afecta de sobre manera a quienes conviven con personas con estas conductas y con sus expresiones afectivas alentadas por la sociedad de mercado, que ve en estas personas el triunfo de la ideología capitalista.

A veces, lo que hemos hecho, lo que vamos realizando pasa muy rápido al olvido. La velocidad de la vida hace que tengamos pocos momentos de reflexión, de interiorización de lo que sentimos, de lo que hemos logrado, incluyendo los erros, los fracasos. Pasamos rápido la página de libro, aun sabiendo que no se puede borrar nada de lo que hemos experimentado en carne propia. Gabriel Rolón, psicoanalista, hace una metáfora alusiva, -que ahora parafraseo de memoria-; “cuenta que cuando nacemos nos dan un cuaderno, con cien hojas, para escribir nuestra vida, y al principio no la usamos, no podemos, pero luego empezamos a hacer dibujos, a escribir con letra grande, a dejar espacios sin usar, hasta arrancamos alguna que otra hoja. Luego la vida nos pone en dilemas y problemas serios, que lo que queríamos escribir -vivir, lograr, realzar- no le hemos hecho y nos damos cuenta que nos quedan pocas hojas -poco tiempo de vida- y entonces, solo entonces, escribimos con letra pequeña, clara, usando todo el espacio en la hoja, sin desaprovechar nada del cuaderno.”

Creo que tenemos que ir retomando nuestros deseos y sueños, más temprano que tarde. Tenemos que ir haciendo lo necesario sin dejar para después algunas cosas que son en verdad importantes o trascendentes, sin dejar que el olvido nos gane.

Hacer tiempo para estar con todo lo que vamos siendo es un verdadero reto. Encontrar razones, motivos y hechos para sentirnos orgullosos, orgullosas, es algo que pareciera que es por demás innecesario, que no tiene sentido hacerlo, porque lo único importante es el “hoy”. La fugacidad de la vida se impone y se prefiere el goce inmediato y la distracción fácil. La diversión sin sentido se impone como intención para engañar a la felicidad y nuestro deseo, ese que busca completar indefinidamente lo que queremos recuperar y lo que deseamos ser. Muchas veces al vernos al espejo ya no podemos reconocernos, porque las líneas de expresión, los rasgos que nos definen se pierden en el reflejo mismo, destellos que nos confunden, que a veces hieren el iris y preferimos cerrar los ojos, porque solo vemos lo que queremos ver.

El olvido hace de las suyas y va dejando en los cajones, en los cuadernos, en los sueños pasados, en los amores vividos, esos recuerdos que nos hicieron ser lo que somos. Tenemos las llaves de la memoria, pero lo cierto que los mecanismos del inconsciente hacen de las suyas y no dejamos que la realidad humana de nuestro proceso de vida se exprese y se pueda entender, comprender, resignificar aun con todo lo traumático que haya sido. Esas llaves, las de la memoria,  a veces las perdemos en nosotros mismos, otras veces sabemos en donde las dejamos y otras más, el olvido nos hace la jugarreta de esconderlas en lo más profundo de nuestra alma.

Para antes del olvido me he doy a la tarea que asumido como lo hizo Emily Dickinson:

“Si puedo evitar que un corazón se rompa,

no viviré en vano;

si puedo aliviar el dolor de una vida,

o calmar un dolor,

o ayudar a un petirrojo desmayado

a regresar a su nido,

no viviré en vano.”

Porque como escribió Yeray Rodríguez:

Se trata de vivir, de apasionarse,

se trata de querer y de quererse,

se trata de intentarlo, de atreverse,

se trata de caerse y levantarse.

Importa más sentir que equivocarse,

importa recordar que somos dueños

de nuestros pasos,

grandes o pequeños,

de nuestras decepciones y alegrías;

importa más juntar ganas que días

y más que cumplir años, cumplir sueños.

Y por tanto, ante la prisa la paciencia, para antes del olvido  la paciencia de recordar, como lo plasmó Tahlia Hunter:

La paciencia me visitó

Y me recordó

Que las cosas buenas tardan en dar frutos

Y crecen lentamente con estabilidad

 

La paz me visitó

Y me recordó

Que puedo mantener la calma a través de las tormentas de la vida

A pesar del caos que me rodea

 

La esperanza me visitó

Y me recordó

Que mejores tiempos están por venir

Y siempre estará allí para guiarme y elevarme

 

La humildad me visitó

Y me recordó

Que puedo lograrlo

No tratando de encogerme y hacerme menos

Sino enfocándome en servir al mundo y elevar a quienes me rodean

 

 

La amabilidad me visitó

Y me recordó

Ser más gentil, indulgente y compasivo conmigo mismo

Y con quienes me rodean

 

La confianza me visitó

Y me recordó

No ocultar ni reprimir mis dones y talentos

Para hacer que los demás se sientan más cómodos

Sino abrazar lo que me hace ser yo

 

El enfoque me visitó

Y me recordó

Que las inseguridades y los juicios de los demás sobre mí

No son mi problema

Y debería redirigir mi atención

De los demás a mí

 

La libertad me visitó

Y me recordó

Que nadie tiene control sobre mi mentalidad, mis pensamientos y mi bienestar

Sólo yo

 

Y el amor me visitó

Y me recordó

Que no necesito buscarlo en los demás

Ya que está dentro de mí.