Pañuelo blanco

Maestra Katya Morales Prado, presidenta del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción en Guanajuato

Horrorizados de la guerra contra el narco, en un país colmado de inseguridad en vías de militarizarse, México votó por Peña Nieto, ese voto representaba una búsqueda frenética de terminar con ese baño de sangre que cubría el país, y castigar a Calderón por haber iniciado una guerra que no tenía claro cómo ganar, ni siquiera como terminar.

Cansados de la rampante corrupción, en un país donde la impunidad es la normalidad, sojuzgados por la arbitrariedad y el abuso de poder, México votó por López Obrador, en su campaña tomó como bandera principal erradicar la corrupción, barriéndola de arriba para abajo, eliminando los privilegios, ese voto representaba una esperanza de vivir en un lugar más equitativo, sin las tranzas de siempre y un castigo a todos los regímenes anteriores por haber posicionado a nuestro país como uno de los más corruptos en el mundo.

La historia ya es conocida por todos, Peña no pudo con la inseguridad, López Obrador tampoco, de hecho cada vez vamos peor, el empoderamiento de los cárteles es una realidad  absoluta en todo el país, estamos ya muy acostumbrados a ver escenas como las recientes de Tamaulipas y los gobiernos solo se echan la culpa unos a otros por colores, mientras la ciudadanía totalmente atemorizada y desesperada  está buscando como sobrevivir, pidiéndole a Dios no quedar en medio de un tiroteo, o hacer o decir algo indebido que te ponga en la mira del crimen organizado.

La promesa de acabar con la corrupción fue todo lo contrario, se armó un equipo de gobierno con los más corruptos de todos los tiempos, aumentados con relevo generacional de los nuevos empresarios millonarios instantáneos.

La corrupción en lo que va de este sexenio ha complicado muchísimo más la operación de las funciones básicas de gobierno porque como todos quieren su mochada, y favorecer a sus cuates, las cosas no caminan si no se les aceita con dinero y encontramos al frente de las actividades esenciales personas incapaces que no saben ni lo que tienen que hacer y ni siquiera les importa aprender pues son intocables, apadrinados cuya misión esencial es ver que tanto pueden ordeñar al estado desde todas las trincheras, ya sea robando para si o para el partido.

Por irónico que parezca, en el sexenio más militarista hasta entonces, se crea la gran reforma constitucional de derechos humanos, la cual es un parteaguas entre la forma en que se conceptualizan y aplican en todas las áreas los derechos fundamentales. En el siguiente sexenio, el más corrupto hasta entonces, se crea la gran reforma constitucional anticorrupción, en la que se diseñan mecanismos de vanguardia para combatir este mal de manera coordinada entre todas las autoridades abocadas a combatir la corrupción, y se integra a la ciudadanía de manera central.  Este sexenio ya superó tanto al de Calderón en el tema militarista como a Peña en corrupción, pero no se ve que vaya a dejar ningún producto constitucional relevante como legado.

Estoy muy cansada de vivir en medio de la inseguridad y encontrando actos de corrupción descarada de manera cotidiana. No quiero normalizarlo, no quiero rendirme. Cuando se saca el pañuelo blanco en una guerra, nos significa que ganaste, significa que te rindes. El presidente ha sacado varias veces su pañuelo blanco frente a la corrupción se ha rendido ante ella de manera real y simbólica. Estoy convencida que somos la mayoría los que no sacaremos jamás pañuelo blanco y no nos rendiremos frente a las desgracias que causan la perdición de México.

Mtra. Katya Morales Prado
Abogada egresada de la Universidad Iberoamericana León. Maestra en Derecho Corporativo, por la Universidad Latinoamericana. Maestra en Derecho Constitucional y Amparo, por la Universidad Iberoamericana León, con un Máster en Políticas Anticorrupción Iberoamericanas por la Universidad de Salamanca, España, cursando actualmente Doctorado en Derecho.