Padres de familias con estrés por las colegiaturas

Maestro Antonio Galván Torres, analista Platino.

Los padres de familia pagarán la educación sin que sus hijos la reciban al 100%, lo que significa  toda una contradicción. La presente afirmación no es un tema aislado, sino que tiene que ver con la sacudida que el pueblo de México acaba de recibir cuando el ejecutivo federal,  López Obrador, declarara la emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor, por la epidemia generada por el virus SAR-COV-2(COVID-19), desde el 30 de marzo hasta el 30 de abril, habiéndose publicado en el Diario Oficial de la Federación el día 27 de marzo. A partir de este momento,  veremos cómo se moverán las piezas que tienen que ver con la salud de los mexicanos y que tarde o temprano repercutirán de una forma directa, posiblemente, en una recesión económica.

Esta situación, desde mi perspectiva, considero que tendrá un efecto dominó ya que se movió una ficha al haberse publicado dicho decreto, lo que colma el supuesto jurídico del artículo 427º, fracción VII, de la Ley Federal del trabajo:

“Artículo 427.- Son causas de suspensión temporal de las relaciones de trabajo en una empresa o establecimiento:

(….)

VII. La suspensión de labores o trabajos, que declare la autoridad sanitaria competente, en los casos de contingencia sanitaria.”

Por ende, habrá más desempleo del que ya actualmente sufre la clase trabajadora.

El tema que en estos momentos abordo daría para más, por lo que trataré de constreñirme a una de sus consecuencias, como lo estoy afirmando, que es que el trabajador no tendrá empleo y el patrón tendrá que cerrar su empresas; pero con toda certeza, la gran mayoría son cabeza de familia, al igual que sus esposas quienes también, en teoría, están siguiendo la misma suerte, así que de esta forma, descendemos a los hijos de estas familias que se encuentran en edad escolar.

La UNESCO ha señalado a la educación como un derecho humano fundamental, establecido en la Declaración de Derechos Humanos en 1948, pero a pesar de ello, la educación de los niños, niñas y jóvenes se verá atentada para que éstos no puedan recibirla, toda vez que, si el padre de familia o tutor de un educando, no paga las colegiaturas su hijo o hija no podrá recibir su educación, esto  conlleva la certeza inequívoca de que debemos actuar todos con un alto sentido de solidaridad porque si no hay flujo económico en la población, se detendrá todo movimiento de tipo social.

Algunas escuelas, instituciones y universidades públicas privadas han tomado la decisión de continuar impartiendo la educación vía online, esto es, a través de la estipulación de horarios para realizar videollamadas o un chat con el cual se pueden comunicar para designar tareas, trabajos o explicación de temas, en palabras más simples, seguirán educando a distancia debido a la contingencia del COVID-19, lo que aparentemente es un esfuerzo loable, pero en el que visualizo dos problemas graves: el primero, que habrá temas de alta complejidad en los que los educandos no podrán disipar dudas respecto al tema, por lo que su conocimiento será incipiente, y desde luego, los maestros tendrán problemas en su enseñanza por la pedagogía que se ocupa para las materias que van a impartir, pero lo más grave y en donde quiero que nos detengamos para hacer conciencia de la falta de solidaridad. No es posible que aquellas personas que se han enriquecido por la educación de miles de niños, niñas y jóvenes durante años no estén dispuestos a renunciar a las ganancias que representa ser dueños de la educación en México, porque algunas instituciones de nuestro municipio solamente  están ofreciendo la escasa reducción del 10% en el mes de abril y la condonación de recargos de los meses de abril, mayo y junio; otras escuelas están ofreciendo el 20% de reducción en la colegiatura, y así podríamos seguir enumerando casos, pero lo que sí estamos ciertos es que cualquier alumno que se encuentre inscrito y que no pague de forma puntual su colegiatura, se le cobrarán recargos o multas, en otras palabras se convierte en un interés por no haber pagado a tiempo su mensualidad, luego entonces, la educación privada se exhibe como lucrativa una vez más y para concluir, hay escuelas que su reducción será del 0%, lo que resulta una aberración. Pero hagamos conciencia, si se ha declarado que el pago del agua tendrá dos meses de gracia por SAPAL, que la energía eléctrica estará exenta de pago, habrá que preguntarnos si a los maestros se les va a pagar al 100% por las horas en que impartan su cátedra, porque no hay que olvidar que lo harán por línea como ya lo dije, por consiguiente, si estás pagando por un servicio de educación y éste se modifica, tendrás que preguntar a los alumnos si ellos están de acuerdo en pagar el mismo precio por un distinto método, sin embargo las direcciones no les van a preguntar a los maestros y maestras si van a aceptar una disminución en sus honorarios, por razones de la reducción que harán a los alumnos en sus colegiaturas. Es vergonzoso que la educación en estos momentos se haya convertido en un título de crédito, como lo es un pagaré, el cual si no lo pagas en la fecha de vencimiento no recibirás educación.

Quiero involucrarlos a ustedes haciéndoles la siguiente pregunta: ¿cómo resolveríamos este dilema?

Ante este problema planteado, la solución a seguir debería de ser la equidad debido a la complejidad del caso. Primeramente, tenemos que tener claro que la economía funciona como eslabones de cadena y que en esta hipótesis tenemos 2 interesados: los alumnos y todo el personal que trabaja en las instituciones, contemplando a profesores, equipo administrativo, de limpieza, de seguridad, etc. Por un lado, tenemos un sector que desea tener su parte intacta y por otro, desea que sea modificada al rebajarla, pero afrontemos la realidad que estamos viviendo, es necesario contar con ingresos para subsistir, y en este caso, cada parte debe de sacrificar algo de forma equitativa, en otras palabras,  la mejor solución es llegar a un acuerdo  en donde sí,  se mantengan las obligaciones, pero con ciertos cambios. Para esta problemática podría ser de la forma siguiente: los alumnos inscritos deberán de seguir cumpliendo con el pago de colegiatura, pero con una reducción que realmente sirva de apoyo, ahora bien, refiriéndonos a los empleados de la institución, aceptar una reducción en su salario.  Probablemente muchos estén en desacuerdo y recriminen que el salario es un derecho intocable del trabajador. Pero mexicanos, afrontemos que la situación es dura para todos y que permanecerá así por un tiempo,  yo considero, que es mejor mantener una constancia de flujo de dinero aunque sea menor, pero que la economía pueda seguir de forma ininterrumpida. Son momentos de solidaridad y comprensión social,  de pensar en el prójimo porque de nosotros también depende que México, nuestro país, reme en una misma dirección y que nuestros vecinos, compañeras de trabajo, amigos y familiares  salgan  adelante juntos

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