“Propongo agregar tres nuevos derechos humanos: el derecho a equivocarse, el derecho a cambiar de opinión y el derecho a irse de donde uno está, porque la coherencia del vivir depende de las experiencias que vayamos teniendo y eso provoca que podamos ir cambiando nuestro modo de pensar.” Humberto Maturana
“No conseguimos armonía cuando todos cantan la misma nota. Solo las notas que son diferentes pueden armonizar. Lo mismo ocurre con la gente.” Steve Goodier
“Y no olvides que la tierra se deleita al sentir tus pies descalzos y que el viento anhela jugar con tu cabello.” Khalil Gibran
“No quiero la paz que sobrepasa todo entendimiento, quiero el entendimiento que trae paz.” Helen Keller
“No se puede hacer todo el bien que el mundo necesita, sin embargo, el mundo necesita todo lo bueno que podamos hacer.” Jana Stanfield
“El propósito de la vida no es solo ser feliz. Es ser útil, compasivo, dejar el mundo un poco mejor de como lo encontraste. El verdadero éxito no está en los aplausos, sino en saber que, por tu causa, al menos una vida respiró con más calma. Eso es vivir bien. Eso es vivir de verdad.” Ralph Waldo Emerson
“No confío en la gente que no se ama a sí misma y me dice, “Te amo “… Hay un dicho africano que es: Ten cuidado cuando una persona desnuda te ofrece una camisa.” Maya Angelou
“Las oportunidades perdidas forman parte de la vida igual que las oportunidades aprovechadas, y una historia no puede detenerse en lo que podría haber sido.” Paul Auster
¡No temas a la oscuridad: escúchala! Ese agujero negro que se nos presenta no es vacío solamente, es abismo, es profundidad, es la nada, como la oscuridad misma del universo. Esa oscuridad genera temor, pero a la vez curiosidad. La luz que se refracta en los objetos, en la materia, con todo el espectro lumínico, desde el ultravioleta a hasta el infrarrojo es lo que da el color e ilumina, el reflejo de la luz también hace que la oscuridad se disipe y veamos las cosas, con toda la diversidad de posibilidades que el juego de la luz nos ofrece y que por contraste podemos diferenciar de lo que es el negro, lo oscuro y de todo lo que no vemos que se queda atrapado en la oscuridad.
La oscuridad, negro espacio interestelar, es lugar para el misterio y ese espacio frio y oscuro es la posibilidad que por contraste tenemos para percibir las galaxias, sus estrellas, sus nebulosas y aún los agujeros negros. Los planetas no emiten luz propia. La ausencia de luz en ellos los hace lo que son y la oscuridad los hace susceptibles de ser vistos por reflejo de la luz. Lo negro no solo es ausencia de luz sino también es materia que responde a los caprichos luminosos desde sus estructuras atómicas, y en donde estrellas, soles, cuásares y púlsares, hacen de las suyas formando verdaderas maravillas de color sobre un fondo negro de un universo en expansión desde hace 15 mil millones de años.
La oscuridad, y lo negro que la define, también es un lugar para guardar eso que no queremos que nadie vea, incluido nosotros mismo, esa oscuridad no siempre esta asociada al miedo, al vacío o a la ausencia. Esa oscuridad es territorio para el secreto, para el silencio, para guardar lo esencial, para eso que no se ve de uno mismo, para eso que no se refleja ante el espejo, y también para eso que no se quiere mostrar, lo que escondemos por protección y porque es un lugar privado para guardar la verdad, pero también para esconder el miedo, la pena, la vergüenza, el dolor, y el sufrimiento. A veces lo que no brilla es lo que más se guarda. La oscuridad también es silencio. No es casualidad que el negro simbolice la muerte y represente la nada.
Pero también la oscuridad es origen, es espacio para la creación, es lugar para que la vida y el deseo se gesten. Ese abismo que se presenta ante uno es la posibilidad de enfrentar lo que no se ha querido ver, entender, aceptar y comprender, lo complejo y contradictorio que es el ser humano y sus circunstancias. Estar en la oscuridad es también la posibilidad para buscar la luz en el interior, hacer una pausa personal, sublime, sagrada, espiritual para ir desde la profundidad del “pozo” hacia la luz, con todo el juego de luces y sombras que ya Platón nos presentó en la Caverna, y que es la alegoría de conocernos y de ir a la realidad y de encontrar la verdad, más allá del miedo.
Antonio Gala escribió: “Sólo quien avance bajo el fardo, más o menos agobiante, de sus tinieblas y su sinceridad, bajo el fardo de su verdad más honda, sólo quien avance bajo su peso íntegro y sin disfraz, logrará caminar por el sendero que le llevará a sí mismo: el único sendero en que tropieza uno con la paz y el amor, la gratitud y la sonrisa. Y encontrará lo que todos febrilmente persiguen sin dar jamás con ello: la cristalina fuente de la serenidad y la alegría. Una fuente que brota en el mismísimo punto y el mismísimo instante en que se logra la aprobación de uno mismo tal como es, la aprobación de la vida como es, la aprobación del mundo.” La oscuridad es presencia que no necesita explicarse, pero que sabemos que está ahí, en ese claroscuro que es la vida misma.
La oscuridad nos define junto con la luz, estamos entre la dicha del amanecer y el despertar, y, sin embargo, tenemos nuestras propias profundidades en donde habita lo más desconocido de nosotros mismos.
Con el tiempo uno se va volviendo más inteligente para vivir, para amar, idealmente con mayor capacidad de expresar y gestionar las emociones y los sentimientos. Por contraste, las más de las veces, y es que, desde la oscuridad, la soledad, el vacío, la falta y el abandono vamos aprendiendo de los errores, de las decepciones, de las falsas expectativas, y lo que alguna vez fueron tristezas, sufrimiento y culpa, poco a poco las transformamos en enseñanzas, en esos aprendizajes que nos llevan a vencer el miedo, a avanzar a tientas y muchas veces a locas, arriesgando y asumiendo lo que vendrá.
No importa qué tanto se pudo haber sufrido, llorado, estando en la sinrazón, el corazón aprende a caricias y golpes, entrega amor y odio con intensidades iguales. Establece vínculos y nunca deja aprender y cada vez que el corazón se dispone a amar, lo hace, se entrega, se equivoca, pero sobre todo aprende, si es que no se queda atrapado en las sombras y deja que lo habite la oscuridad, y aprende algo que es esencial para cada persona, algo tan simple como que el fin de una historia, es el comienzo de otra, como dijo Hannah Arendt: “La vida está hecha para comenzar de nuevo.”
¿Qué encontraríamos si nos atreviéramos a mirar de verdad en nuestra propia oscuridad? Nietzsche “Quien no es capaz de tenderse, olvidando todo pasado, en el umbral del instante, quien no sabe estar ahí de pie en un punto, cual una diosa de la victoria, sin vértigo ni miedo, nunca sabrá lo que es la felicidad, y lo que es aún peor: nunca hará nada que pueda hacer felices a otros.”
La poesía nos acerca a las preguntas humanas de conocernos y estar con los demás. Imperativo que nos lleva desde la oscuridad a la luz y viceversa, camino del absurdo de la vida que se va resolviendo en lo real, en dónde es mejor saber que no saber, en donde siempre es triste la verdad, pero no tiene remedio, como escribió Joan Manuel Serrat. Una realidad humana en la que es mejor hacer que no hacer, ya que al menos queda la experiencia, la posibilidad de reflexión y por tanto de aprender viviendo para intentar todas las veces ser uno desde la libertad.
Tres poetas ponen en palabras algunas oscuridades, soledades y también luces a esta existencia que nace desde la oscuridad del útero y de la oscuridad del universo. ¡No temas a la oscuridad: escúchala!
Nikos Kazantzakis
Sé humilde
Sé simple.
Inclínate ante la grandeza
de una flor, de una nube,
de un insecto.
No seas nada.
No seas nadie.
Sé literalmente una nada.
Y cuando estés
completamente vacío,
el recipiente se puede llenar
de todo lo que realmente eres…
Pedro Salinas
“La voz a ti debida”
Y estoy abrazado a ti
sin preguntarte, de miedo.
a que no sea verdad
que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti
sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
esa soledad inmensa
de quererte sólo yo.
Jaime Sabines
Me he tomado también tu taza de café.
Ya casi no tengo azúcar, pero me acordé que a ti te gusta amargo.
Sabe muy feo, cómo esta soledad.
Cómo éste estar deseándote a todas horas.