“Más datos, mejores decisiones”
La salud pública en México enfrenta retos históricos y contemporáneos que exigen análisis rigurosos, comparativos y autocríticos. El más reciente informe 2025 de la OCDE, en colaboración con la Fundación Salud, titulado ¿Cómo influyen las características del sistema de salud en su desempeño?, ofrece una radiografía detallada del rendimiento de los sistemas de salud de los países miembros, incluido México. Basado en datos duros y metodologías sólidas, este reporte permite ubicar a nuestro país en el contexto global y regional, identificar áreas de oportunidad y proponer caminos concretos de mejora.
México fue clasificado dentro del “Cluster 4” de sistemas de salud según la tipología de la OCDE 2025, junto con Chile y Colombia. Este grupo se caracteriza por la provisión mixta de servicios públicos y privados; cobertura básica ofrecida por múltiples aseguradoras; elección limitada de proveedores por parte de los usuarios; gasto considerable en seguros privados complementarios; y una fuerte segmentación, con la coexistencia de subsistemas públicos (IMSS, ISSSTE, IMSS-Bienestar, SEDENA, SEMAR, PEMEX) y privados, que presentan marcadas diferencias en acceso y calidad.
En términos de gasto en salud y eficiencia, México destinó el 5.4% del PIB a salud (sumando gasto público y privado), muy por debajo del promedio de la OCDE (8.8%). Además, mantiene uno de los niveles más altos de gasto de bolsillo entre los países miembros: 41.4% en 2023, frente al promedio de 20.2%. Esto refleja serias barreras de acceso y una protección financiera insuficiente. A pesar de que la cobertura legal se considera casi universal, la cobertura efectiva está limitada por la fragmentación del sistema y la desigual calidad de los servicios: menos del 80% de efectividad frente al 95% en la OCDE.
Los indicadores de resultados en salud también reflejan rezagos importantes. La esperanza de vida al nacer en México es de 75.1 años, seis años por debajo del promedio de la OCDE (81.1 años). En cuanto a la tasa de mortalidad estandarizada por edad, se registran 690 muertes por cada 100,000 habitantes, una de las más altas entre los países miembros. Además, México presenta tasas elevadas de hospitalizaciones evitables por enfermedades crónicas como asma, EPOC y falla cardíaca congestiva, lo que evidencia deficiencias en la atención primaria. Nuestro país muestra también una de las tasas más altas de muertes evitables con atención médica oportuna y de calidad.
Estimadas lectoras y lectores: el informe OCDE 2025 deja en claro que no existe un modelo único de sistema de salud que garantice los mejores resultados. Países con estructuras institucionales muy distintas pueden alcanzar niveles similares de eficiencia y resultados poblacionales. Sin embargo, sí se identifican factores críticos de política pública que marcan la diferencia y que el gobierno mexicano debería analizar con seriedad. Entre ellos destacan aquellos que premian la calidad —no solo la cantidad— de los servicios prestados logran menores tasas de mortalidad tratable y, los países con servicios cercanos a los hogares, continuidad en la atención y estímulos adecuados a los médicos de primer contacto reportan menos hospitalizaciones evitables. México, incluso con su bajo nivel de gasto, podría lograr avances significativos si prioriza estas áreas clave.
Las odiosas comparaciones, aunque incómodas, son reveladoras. Frente a sus pares del “Cluster 4”, México queda rezagado. Chile destina el 8% de su PIB a salud, tiene un menor gasto de bolsillo (29.8%) y una esperanza de vida de 80.2 años. Colombia, con un gasto similar al nuestro (7.6% del PIB), muestra mejores resultados en cobertura efectiva y mortalidad tratable. Ambos países han avanzado en integrar sus sistemas y fortalecer la atención primaria, mientras México continúa estancado.
Los principales retos del sistema mexicano son evidentes como la coexistencia de múltiples subsistemas dificulta la coordinación, la eficiencia y la equidad; el elevado gasto de bolsillo expone a millones de familias al riesgo de empobrecimiento por motivos de salud, la atención primaria sigue siendo débil, con escasos incentivos a la calidad y baja continuidad en el cuidado; el gasto público en salud permanece por debajo de los promedios regionales y de la OCDE, limitando la capacidad de respuesta ante emergencias y enfermedades crónicas; la persistencia de brechas profundas en acceso, calidad y resultados sanitarios entre estados y grupos sociales.
El informe proporciona datos valiosos para tomar mejores decisiones. El verdadero desafío es que el gobierno transforme esos datos en acción política sostenida y reformas estructurales que pongan a la salud en el centro del desarrollo nacional. Como diría Cantinflas: “Ahí está el detalle”.
Por último, el escenario hacia el presupuesto 2026 no contempla ninguno de los ajustes anteriores, el gobierno ha decidido eliminar o fusionar programas de salud, dicen que no habrá reducciones presupuestales, esperaremos a septiembre 8 cuando presenten el paquete fiscal. Es triste la reducción del presupuesto a salud en 2025, espero no aumente en 2026, les mantendré informados.