Nostalgia del presente

Hoy hay una soledad arropada por la tecnología, no podemos estar “solos”, estamos invadidos de ruidos, de imágenes,

Arturo Mora, columnista en Platino News.

“Una prueba de que la experiencia no sirve de nada, es que el fin de un amor no nos impide empezar otro.”    Paul Bourget

“El paisaje que más me gusta contemplar es el de mi cuerpo, no por vanidad sino por su infinita y variada imperfección; montañas, valles, ríos, lagos, y hasta un volcán en erupción”.

     Maria Cecilia Saa Gerbier

“Donde no eres nada, quédate contigo, y eres todo”.  Antonio Porchia

“Lo que importa no es la habilidad para evitar los problemas, sino la manera en que se enfrenta uno a ellos cuando se presentan”.

    Paul Auster

La masificación de la vida es como un aluvión intempestivo e imprevisto. De pronto somos masa indiferenciada que se pierde en la analítica de datos que recopila la información y las interacciones en las redes sociales que vamos teniendo.

El algoritmo intangible que nos atrapa intenta convencernos que somos especiales y hasta únicos. Nos llegan invitaciones para contactar a personas que “quizás conozcas” y una cascada virtual de páginas, de notificaciones, de avisos, y memes compartidos, un mundo digital de frases positivas, de poemas, de charadas, algunas caricaturas y cada vez más videos compartidos, reels, tiktoks, y demás presentaciones dinámicas que nos entretienen, nos divierten, nos distraen, en resumen, nos enajenan y nos someten y hacen paradójicamente que huyamos de la realidad y de la soledad.

Hoy la soledad humana es algo diferente a lo que poetas, filósofos, literatos, y hasta teólogos han intentado definir, describir, al poner en palabras la experiencia de la soledad.

Hoy hay una soledad arropada por la tecnología, no podemos estar “solos”, estamos invadidos de ruidos, de imágenes, y salvo que nos fuéramos lejos del mundo, cosa cada vez más difícil de hacer, cuando se ha privatizado el planeta, e ir a los confines del mundo, solo es accesibles para los que pueden pagar el poder llegar esos sitios aislados, sin presencia humana, va más allá de la voluntad y del esfuerzo persona de querer experimentar estar “solos”. Henry David Thoreau dijo:

“Me resulta saludable estar solo la mayor parte del tiempo. Estar en compañía, incluso de los mejores, pronto resulta agotador y disipador. Me encanta estar solo. Nunca encontré una compañera tan sociable como la soledad.”

Tener momentos de aislamiento, de poder tener la experiencia de “sentir” estar solos, no requiere ir lejos. Muchas personas, cada vez más, están y se sienten solas.

Las habilidades socioemocionales esta apenas desarrollándose, y en otros casos, las capacidades de socialización, aun en los núcleos familiares están siendo afectadas por el tipo y calidad de las interacciones emocionales y por el contexto de realidad material y económica que transgreden las condiciones de vida de las personas.

Las situaciones asociadas al estrés, a la ansiedad, a las adicciones, a la dependencia emocional, al burnout, al acoso sexual, al hostigamiento laboral, las violencias que viven y sufren las personas modifica nuestra relación con los otros, y con uno mismo.

El tema del autoconocimiento pasa por saber estar solos, haciéndonos cargo de nuestra historia y nuestra existencia. El nivel de crecimiento que se puede alcanzar, es directamente proporcional al nivel de verdad que puedes aceptar sobre uno mismo sin enojarse o huir”. Nacemos en sentido simbólico solos, y nos morimos solos también, porque asumir la singularidad de la existencia incluye la noción de pensarnos únicos, irrepetibles y solos, pero, siempre en compañía, lo humano es colectividad, grupo, familia, clan.

Estar solo es nostalgia del presente. Se puede estar solo, pero también dar sentido a la soledad. Nadie esta solo. Somos esa construcción humana y social, que nos constituye desde el otro, que va entre el yo y los otros para ser un nosotros, y como anotó Irene Vallejo, el nos(otros), están contenidos los otros, sin embargo, recuperando algunas experiencias de vida y la mirada de “otros” la idea de estar solos, de experimentar la soledad es un desafío para cada quien.

Octavio Paz escribió:

“Todos los hombres, en algún momento de su vida, se sienten solos; y más: todos los hombres están solos. Vivir, es separarnos del que fuimos para internarnos en el que vamos a ser, futuro extraño siempre. La soledad es el fondo último de la condición humana. El hombre es el único ser que se siente solo y el único que es búsqueda de otro. Su naturaleza (…) consiste en un aspirar a realizarse en otro. El hombre es nostalgia y búsqueda de comunión. Por eso cada vez que se siente a sí mismo se siente como carencia de otro, como soledad.”

Haruki Murakami escribió:

“La soledad no es sólo la ausencia de personas. Es la ausencia de un propósito, la ausencia de significado. Cuando te encuentras en un mundo donde todo parece ajeno y distante, donde cada conexión es superficial y cada intento de comprensión se encuentra con indiferencia, te das cuenta de que la verdadera soledad no es estar solo, sino sentirse solo en un mundo que ya no tiene sentido”.

Hay una nostalgia del presente, que precisamente es un oxímoron que nos ponen en el lugar la demanda de aceptarnos en la sincronicidad de vivir el aquí y el ahora con todo lo que somos y con lo han hecho con nosotros, evocando y convocando nuestras escenas deseadas y temidas.

Oscar Wilde escribió:

“Fácil es juzgar los errores de otros, difícil reconocer los propios. Fácil es hablar sin pensar, lo difícil es pensar antes de hablar. Fácil es herir a quien nos ama, lo difícil es curar esa herida. Fácil es prometer, lo difícil es cumplirlo. Fácil es dictar reglas, lo difícil es seguirlas. Fácil es decir ‘te amo’, lo difícil es demostrarlo cada día. Fácil es criticar a los demás, lo difícil es mejorar uno mismo. Fácil es llorar por lo perdido, lo difícil es cuidarlo.”

En “Los miserables”, Víctor Hugo plasmó:

“Intentar, desafiar, persistir, perseverar, ser fiel a sí mismo, pelear a brazo partido con el destino, dejar asombrada a la catástrofe cuando ve qué poco miedo nos da, resistir, plantar cara.”

Haruki Murakami escribió:

“Los ojos no pueden cerrarse. Cerrarlos no soluciona nada. Por más que los cierres no desaparecerá el problema. Al contrario, cuando vuelvas a abrirlos, las cosas habrán empeorado aún más. Así es el mundo en que vivimos…”

Virginia Woolf expresó:

“Hay un tipo de tristeza que viene de saber demasiado, de ver el mundo como realmente es. Es la tristeza de entender que la vida no es una gran aventura, sino una serie de pequeños, insignificantes momentos, que el amor no es un cuento de hadas, sino una emoción frágil y fugaz, que la felicidad no es un estado permanente, sino una rara y fugaz vista de algo que nunca podremos sostener. Y en ese entendimiento, hay una profunda soledad, una sensación de estar aislado del mundo, de otras personas, de uno mismo. “

En la nostalgia de presente, nos cuesta trabajo ver y sentir la realidad, en la introspección nos penemos en el filo de la navaja para conocernos y para asumir lo real, que pasa por valorar la compañía, las personas que están presentes en nuestra vida, aun en la ausencia, para interactuar y arriesgarnos a ser nosotros mismos desde la realidad compartida con los demás. Darse cuenta no es lo mismo que hacerse cargo. La conciencia lo que nos permite transitar también a los sueños y al inconsciente. A sabernos profundamente solos y a sabernos profundamente acompañados.

Marisina Vescio escribió esta reflexión:

“Uno no piensa que las hojas caen. Lo sabe porque es otoño, pero mientras camina por la calle no piensa que en ese momento hay al menos una hoja que está a punto de separarse de la rama y caer en alguna parte. Hasta que uno se sienta en un banco y mientras está absorto en sus pensamientos, una hoja se asienta en su canto. Entonces sonríe. Y sonríe porque se dio cuenta de algo que hasta un momento antes conocía, pero ignoraba. Y por un fragmento de segundo se sintió feliz con sus pensamientos. Tal vez está en ello el secreto de la felicidad: darse cuenta de todas esas cosas que conocemos, pero ignoramos”.

La nostalgia del presente nos lleva a pensar, a sentir y a encontrar nuestra identidad, esa nostalgia presente, pasa por asumir el saber estar solo, o sola, es además la posibilidad de vernos en el espejo y en la mirada del otro, de la otra, de los otros, la soledad es atractiva y seductora, y al contrario de lo que se piensa nos llena también el corazón y nos lleva de la mano a la solidaridad, a la compañía amorosa, a la ternura, al cariño, a la amistad y sin duda al amor.