México atraviesa por un periodo muy complicado en múltiples aspectos, entre los que destaca el económico. La semana que recién concluye el INEGI dio a conocer diversos indicadores que dan cuenta de la debilidad de la recuperación de la producción, además de que hubo un deterioro significativo de las variables financieras. En esta entrega hacemos un recuento de la situación por la que atraviesa en país, analizando primero las variables de la economía real y posteriormente las financieras.
Economía real
En este apartado analizamos la evolución reciente del Producto Interno Bruto (PIB), el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), los resultados de la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras (ENEC) y la balanza comercial. Todo con datos del INEGI.
Producto Interno Bruto (PIB)
Utilizando cifras desestacionalizadas vemos que entre el tercer trimestre de 2020 y el mismo trimestre de 2021, el PIB total aumentó en 4.7%, producto de que las actividades primarias crecieron 0.3%, las secundarias 5.1% y las terciarias 4.4%. Cabe señalar que dentro de las actividades secundarias, destaca que el PIB de la industria manufacturera creció 4.7%. Estos datos denotarían un magnífico desempeño, si no fuera por el hecho de que un año antes, el PIB total se había colapsado -8.4% en el comparativo del tercer trimestre de 2020 y el mismo trimestre de 2019. Es así que con los datos del tercer trimestre de 2021, el PIB está 4.1% por debajo del nivel que tenía en el tercer trimestre de 2019.
Otro problema que surge es el desempeño del PIB en el comparativo del segundo al tercer trimestre de este año, ya que éste disminuyó -0.4%. Este mal desempeño ocurrió porque las actividades terciarias retrocedieron -0.9%, y no obstante que las actividades primarias y secundarias crecieron 1.3% y 0.3% respectivamente. Además de que las manufacturas también se incrementaron 0.4%.
Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE)
El IGAE es una muy buena aproximación a lo que sería un PIB mensual en la forma de un índice. En este sentido, es relevante mencionar que con cifras desestacionalizadas hay una clara tendencia de desaceleración ya que la economía pasó de crecer, en términos anualizados, de 25.8% en mayo, a 13.4% en junio, 7.9% en julio, 3.9% en agosto y sólo 1.3% en septiembre. La situación se ve más complicada cuando analizamos los datos mensuales, ya que el IGAE disminuyó -1.2% entre julio y agosto, y cayó otro -0.4% entre agosto y septiembre.
Al analizar la evolución por actividad, vemos que en términos anualizados, en septiembre las actividades primarias disminuyeron -1.7%, las secundarias avanzaron sólo 1.7% (después de haber crecido 5.0% en el mes inmediato anterior), mientras que las terciarias crecieron 1.2%. Ahora, en su comparación de agosto a septiembre de este año, las actividades primarias cayeron -1.4%, las secundarias disminuyeron -1.4%, mientras que las terciarias bajaron -0.3%. Las manufacturas hicieron lo propio con una contracción mensual de -1.3%.
La debilidad del PIB y del IGAE en el tercer trimestre de 2021 se debe en parte al surgimiento de la variable Delta del Covid, misma que causó nuevas disrupciones en las cadenas globales de valor, la fabricación de ciertos componentes, además de que impactó negativamente el turismo y otros tantos servicios.
Construcción
De acuerdo con la Encuesta nacional de empresas constructoras (ENEC), el valor de la producción de este tipo de empresas sumó 331.632 miles de millones de pesos en 2021, cifra que en términos nominales es 10.1% superior a la observada en 2020, pero 11.1% más baja comparada con la observada en los mismos meses de 2019. Esta información es bastante más grave cuando consideramos los datos en pesos constantes de 2013, ya que denotan una caída de 2.0% entre 2020 y 2021 y una disminución de -22.0% en el comparativo de 2019 a 2021.
Desde luego que es preocupante que este sector de actividad se encuentre en 2021 en un nivel de producción, en términos reales, inferior al que tenía en 2020, año que de por si ya había sido bastante malo para el sector. La construcción es un elemento clave de la inversión fija bruta, por lo que parte de su caída obedece a la desconfianza de los empresarios en las políticas públicas llevadas a cabo por el gobierno federal.
Balanza comercial
En cuanto a la balanza comercial, vemos que en el acumulado de los primeros 10 meses de 2021, las exportaciones muestran un alza anualizada de 19.43% respecto a 2020 y un incremento de 4.29% comparado con los mismos meses de 2019. Sin duda que esto puede verse como buenas noticias, pero el problema es que las importaciones crecen a una tasa más alta que las exportaciones. En el comparativo de los primeros 10 meses de 2021 respecto a 2020, las importaciones han aumentado 32.83% y en el periodo de 2019 a 2021 las importaciones muestran un crecimiento de 7.82%. Todo esto ha provocado que pasáramos de un superávit comercial de 1.508 miles de millones de dólares (mmdd) en los primeros 10 meses de 2019 a uno de 24.853 mmdd en 2020 a un déficit de -11.969 mmdd en los mismos meses de 2021.
El hecho de que crezcan más las importaciones que las exportaciones y tengamos un creciente déficit comercial debilita la recuperación económica en la medida en que la producción nacional es desplazada por insumos o productos terminados extranjeros.
Variables financieras
Aunado al mal desempeño de la economía real, recientemente hemos visto un deterioro de importantes variables financieras, mismas que se describen a continuación.
Inflación
El INEGI informó que la inflación general anualizada fue de 7.05% en la primera quincena de noviembre, con lo que se acumulan 17 quincenas consecutivas en las que tenemos una inflación arriba de la meta máxima establecida por el Banco de México. Este nivel de inflación preocupa porque deteriora el poder adquisitivo de los salarios, lo que se traducirá en menores niveles de consumo real; pero también preocupa porque los analistas anticipamos que se mantendrá elevada durante lo que resta de este año y en todo 2022. Es verdad que el problema inflacionario no es exclusivo de México, pero sin duda somos de los países más afectados.
Si las cosas salen de acuerdo a lo previsto, estaremos cerrando el 2021 con una inflación de 7.5% y ésta sería de 5.0% en 2022. Estas elevadas perspectivas inflacionarias tendrán fuertes implicaciones en las decisiones de política monetaria que se tomen en las próximas reuniones de la Junta de Gobierno del Banco de México, lo que nos lleva al tema de tasas de interés.
Tasas de interés
En la medida en la que hemos estado con niveles inflacionarios persistentes por encima del 4%, el Banco de México ha ido ajustando su tasa de interés objetivo hasta llevarla al actual 5.00%. La mayoría de analistas da por un hecho que en la próxima reunión de la Junta de Gobierno del Banxico del mes de diciembre, el banco central volverá a aumentar la tasa para cerrar el año en 5.25%, aunque no se descarta que el alza de diciembre sea de medio punto porcentual.
De igual manera, dado que el problema inflacionario va para largo, se espera que los ajustes al alza en la tasa de interés objetivo continúen en 2022 hasta llegar a niveles de 6.00%. Sin embargo, el mercado está muy nervioso y muestra de ello es que la tasa de interés implícita para los Cetes a 28 días para dentro de un año es de 7.18%, nivel 2.13 puntos porcentuales superior al 5.05% que pagan los Cetes a 28 días actualmente.
El problema con subir tanto las tasas de interés es que difícilmente tendrán un impacto real para bajar la tasa de inflación, ya que las causas de la actual inflación son estructurales de oferta y no son por un problema de exceso de demanda. Lo he mencionado en anteriores entregas, el subir tasas de interés en México no hará que se resuelva el problema de escasez de chips para los autos y computadoras.
Tipo de cambio
La variable que más ruido hizo la semana que recién concluye fue el tipo de cambio, mismo que se encuentra en un nivel de 21.91 pesos por dólar al momento de escribir estas líneas. Mucho se ha dicho que la caída del peso está motivada en parte porque el dólar estadounidense se ha fortalecido tras la ratificación de Jerome Powell al frente del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), pero la realidad es que el peso mexicano se ha depreciado más que el resto de las monedas.
De acuerdo con el Pacific Exchange Rate Service, entre el 26 de noviembre de 2020 y el mismo día de 2021, este es el porcentaje que se ha depreciado o apreciado el dólar estadounidense respecto a las diferentes divisas (los datos están ordenados de mejor a peor desempeño): Yuan chino (-2.8%), Dólar canadiense (-1.9%); Rublo ruso (-0.1%); Rupia India (1.5%); Real brasileño (5.1%); Euro (5.3%); Rand de Sudáfrica (6.7%); Won de Corea del Sur (8.0%), Peso Chileno (8.2%), Peso Mexicano (8.8%) y Peso Colombiano (10.9%). La información deja en claro que de este grupo de 11 monedas, las más débiles son las Latinoamericanas, y de este subgrupo, México tiene el peor desempeño, sólo superado por Colombia.
Es evidente que el mal desempeño del peso mexicano se debe a las erráticas políticas económicas implementadas por el gobierno federal, mismas que han ocasionado una caída de la inversión productiva y fuga de capitales. En este sentido, el Banco de México acaba de informar que en el tercer trimestre de este 2021, nuestro país registró un déficit de cuenta corriente de 4,070 millones de dólares.
La Cuenta Corriente registró un déficit de 4,070 millones de dólares en tercer trimestre el año, tras el superávit que alcanzó entre abril y junio, informó el Banco de México. Este mal desempeño de la cuenta corriente de la balanza de pagos se debe a que en ese trimestre la fuga de fuga de capitales extranjeros ascendió a 7 mil 369 millones de dólares, mientras que la de mexicanos fue de 7 mil 227 millones. El total supone 1,147% más de la fuga de capitales con respecto a los 1 mil 170 millones de dólares del mismo periodo de 2020.
Conclusiones
Es posible que la reactivación económica prevista para los Estados Unidos en el cuarto trimestre de este año sirva para impulsar al sector exportador mexicano, pero la carestía que están viviendo las familias por el alza de precios supone un freno al crecimiento real del consumo privado. Es preocupante el impacto que causarán las mayores tasas de interés en la evolución del crédito y de la inversión productiva, por lo que el escenario de crecimiento para el año que entra tiene riesgos importantes a la baja que harían que no se logre un incremento del 2.0%. De esta manera, estaríamos recuperando el nivel de PIB que teníamos en 2019 hasta el 2023.
¿Es posible una crisis económica? Pues depende de nuestra definición de crisis económica, para muchos ya estamos en crisis porque la inflación se encuentra casi fuera de control, el dólar tiene pocas probabilidades de regresarse a niveles por debajo de 20 pesos, y las familias están enfrentando un proceso de empobrecimiento. ¿la situación puede empeorar? Lamentablemente el escenario se deterioró muy rápidamente y lo más seguro es que si, la situación económica va a empeorar.