No des ejemplo, sé un ejemplo

Psic. Juan José Alvarado
Psic. Juan José Alvarado

Hace muchos años, leí en un libro de los scouts dirigido al guía de patrulla, ese adolescente que está al frente de 7 adolescentes, al frente de eso que se le llama patrulla: si la palabra convence, el ejemplo arrastra.

Por más de un año, nos han dicho los dirigentes de los países, los encargados de las políticas referente a la pandemia, que hay dos cosas básicas que debe de atender la sociedad: la distancia entre los ciudadanos y el uso de cubrebocas.

La distancia está marcada en todos los países como algo prioritario para evitar contagios y está ha sido determinada de 1.5 a 2 metros.

El uso de cubrebocas se ha instruido que cubra la nariz el debajo de la barbilla, se le ha dado preferencia a los de uso quirúrgico.

Pero tenemos que, a lo largo de más de un año, muchos de los líderes mundiales, no cumplen estas recomendaciones. Ahí están las fotos que se les ha tomado a Joe Biden, presidente de Estados unidos, Boris Johnson, Primer ministros de Gran Bretaña, la reina Isabel II de Inglaterra, Emmanuel Macron, presidente de Francia, López obrador, presidente de México, el papa Francisco, dirigente del vaticano, los dirigentes de India, Corea del Sur, Australia y Sudáfrica, Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, Angela Merkel, canciller de Alemania, por citar a unos cuantos. Todos, en múltiples eventos sin cubrebocas y sin guardar la sana distancia.

Algunos de los citados, ya han contraído la enfermedad y siguen sin ser un ejemplo para la sociedad. Quizá son inmunes o al menos así se creen.

Lo mismo ha pasado con los actos políticos derivados de campañas electorales alrededor del mundo, en las manifestaciones de infinidad de eventos sociales. No sólo la masa se manifestantes, sino los líderes y dirigentes, en muchas de esos eventos de cientos de gentes, sin guardar la distancia y sin el cubrebocas.

En tanto que los ciudadanos de a pie, la perrada, los sin nombre, tenemos que seguir esforzándonos por los cuidados, limitándonos en nuestras actividades económicas, académicas, sociales, familiares.

Todos esos “personajes” que he mencionado y más, son los que debieran de respaldar, con sus actos, las políticas de salud que tanto han pregonado. Cabe siempre la pregunta, ¿si así se comportan en público, como lo hacen en privado?

Seguro habrá voces que los disculpen o los justifiquen, pero en todos y lo subrayo, en todos hay un doble discurso, una doble moral. Se dicen conductores de sus seguidores, sus ciudadanos y no respaldan con hechos sus acciones.

¿Qué pasaría si nosotros, todos, los ciudadanos de a pie, asumimos esas actitudes? Pues muy sencillo, el mundo se vuelve un caos, por esto, no es cierto que tenemos que seguir a ciegas lo que dichos “personajes” nos dicen que hagamos.

Nos cuidamos porque sabemos que es importante hacerlo, pero duele que los líderes, los dirigentes, no se cuiden y no sean, como ya lo he dicho, un ejemplo.