Ni una más, ni una menos (Primera parte)

Psic. Juan José Alvarado
Psic. Juan José Alvarado

Nadie puede negar que todas y todos debemos de contar con garantías para transitar libremente y con seguridad por las calle, carretas o caminos de nuestro país y en general en el mundo.

Hay que construir todo un sistema que nos proporcione dicha garantía, educar a las autoridades para que vigilen y no sean omisas. Capacitar a las corporaciones policiacas para que cuiden las ciudades, a sus elementos que andan en las calles y a quienes están atrás de cientos de cámaras de vigilancia. Que los Ministerios Públicos hagan bien su trabajo. Que los tres niveles de gobierno -Federal, Estatal y Municipal- actúen adecuadamente antes, durante y después.

Vamos, que toda la sociedad trabaje adecuadamente. Que los amigos y las amigas cuiden a sus amigos y a sus amigas. Que se investigue adecuadamente los casos de las desaparecidas y se castigue a las y los culpables. Que los servicios de transporte sean seguros, con conductores verdaderamente confiables.

Yo también tengo un sueño, con una sociedad justa, pacífica… segura, pues todos y todas cada día escuchamos historias más cercanas de personas y particularmente mujeres que son acosadas, agredidas, violadas, asesinadas. Antes eran historias aisladas que se contaban una y otra vez, pero ahora, a diario escuchamos una y otra historia y la indignación dura en tanto llega otra historia más.

No se han resuelto los casos de cientos de mujeres encarceladas por ejercer su derecho a abortar, el Estado se les fue verdaderamente encima. Pero tampoco se han resuelto los cientos de casos de mujeres que denuncian golpes, vejaciones, ataques sexuales aún dentro de la casa por familiares e incluso por su esposo o pareja. Las mismas familias hacen todo para que sea un “secreto familiar” y cientos de niñas viven un infierno con el agresor en casa.

Aún no se han resuelto los cientos de casos de abusos sexuales de curas católicos en contra de niños en todo México y en muchos países de los cinco continentes. Ni las autoridades religiosas ni las civiles le entran de lleno y dichos agresores viven y mueren en la total impunidad.

Seguiremos propugnando por que haya seguridad para todos y particularmente para las mujeres. Esa es una vía. Pero mientras tanto… ¿Qué debemos de hacer?