Navidad y Año Nuevo 2025

“Solo buscaba un lugar más o menos propicio para vivir, quiero decir: un sitio pequeño donde cantar y poder llorar tranquila a veces. En verdad no quería una casa”. Alejandra Pizarnik
“La locura es como el paraíso, cuando llegas al punto en el que ya no te importa nada de los que otros puedan decir, estás cerca del cielo.” Jimi Hendrix
“Lo único que sé es que he desperdiciado todos estos años buscando algo, una especie de trofeo que sólo obtendría si realmente hiciera lo suficiente para merecerlo. Pero ya no lo quiero, quiero algo más ahora, algo cálido y protector, algo a lo que pueda recurrir, sin importar lo que haga, sin importar en quién me convierta. Algo que estará ahí, siempre, como el cielo azul de la mañana”. Kazuo Ishiguro
“Las heridas que aún no han sanado suelen mantenernos en un estado de limitación. Son grietas por donde se escapa la luz, el oxígeno, nuestros años. Y aunque las heridas sean imaginarias, la luz que perdemos es real”. Gian Franco Huacache
“Tengo el corazón grande, pero con pocas habitaciones y pocos invitados. Lo prefiero así. El que entra no se siente asfixiado, se siente cómodo, se siente en casa”. Edvania Pablo
“Queríamos las mismas cosas, necesitábamos las mismas cosas, y nunca nos lo dijimos”. Federico Gungui

Año de 2024 que fue arrasado por la prisa y la tensión de un futuro que se alcanza al instante para los espíritus que buscan la recompensa inmediata, sin esfuerzo, dejándose llevar por las corrientes de la moda y por las demandas del mercado que rayan en lo superficial, lo insignificante e inocuo.

Se va un año de muchos cambios que hacen la ilusión de que nada cambió. Cambios en la geopolítica, nuevos gobernantes, nueva presidenta y nuevas políticas, y también nuevas posibilidades de rectificar el rumbo de la civilización o de confirmar la hecatombe que vendrá.

La Navidad tiene un significado en el pensar la imagen de ver en un pesebre la fragilidad de un niño desnudo, en la pobreza y que no tiene más que el porvenir de la esperanza, ingenua, de la nueva buena y aunque no lo comprendamos aún, esta es, posibilidad de actuar humanamente desde la solidaridad entre los hombres y mujeres, desde el amor. Esa solidaridad que es a su vez fraternidad y sororidad que se traduce en justicia social.

En 2023, Joaquín Sabina escribió esto, que lo hago ahora mío y lo comparto, junto otros textos que me vienen a bien esta semana previa a la Navidad y al Año Nuevo 2025:

Pues no…No te voy a desear feliz Navidad ni feliz año…

Yo te deseo coraje para decir basta, te deseo que olvides a quien se olvidó de ti, te deseo que puedas cerrar puertas y abrir ventanas, te deseo que no te conformes, que no te quedes con la culpa, te deseo que te atrevas, te deseo que te quieras, te deseo ojeras y risas, te deseo locura y magia, también te deseo errores para aprender, te deseo viento, para dejarte llevar, te deseo chispas en la mirada, colores para los días grises, paraguas para las malas tormentas y lluvia para calarte, te deseo “te echo de menos”, te deseo abrazos de los que duran toda la vida cuando cierras los ojos, te deseo viajes y nuevos recuerdos, te deseo huracanes de emociones, que te hagan sentir, te deseo que te quieran sin que te necesiten, te deseo una nueva canción favorita y nueva fecha que te haga sonreír, te deseo besos bonitos, brindis con los labios y te deseo ganas… Las de seguir. Y … tiempo, mucho tiempo para disfrutar de tu vida”.

Tomo las palabras de Germana Martín que plasmo para nombrar desde ella misma a las mujeres de estos tiempos, para dar voz y rostro a millones de ellas que todavía están en la lucha por ser ellas, mujeres completas, que pese a todo y ante todo a cuestionar sin reserva, y desde la sabiduría del sufrimiento y el dolor, pero amorosamente, la urgente necesidad de ser oídas, vista y reconocidas  y de poder a su vez actuar a contra corriente de la imposición de mandatos absurdos, obsoletos y profundamente injustos.

Mis buenas intenciones:

Me niego a presionarme y dejarme llevar por la insistencia de ser mejor cada día, de rendir mucho, de permanecer inalterable al paso de los años y agradar siempre.

Procuraré ser más amable y bondadosa conmigo misma. Seré paciente con mis miedos y no lucharé contra ellos: les haré un nido de ternura en el pecho.

Me daré todo el tiempo que necesito para mis tristezas, mis duelos, mis nostalgias. Cobijaré mi vulnerabilidad como un tesoro.

Me regalaré días de ocio y de silencio, de vagar y reír.

Escucharé mucho más a mi cuerpo y descansaré todo lo necesario.

Me valoraré por haber llegado hasta aquí. Sobreviviente y extraña.

Perseverante en mis intuiciones. Dramática, obstinada, solitaria y rebelde.

Bailaré, contaré historias, me volveré a caer, me repondré sin prisa.

Limpiaré mis heridas, pediré ayuda, seré manada.

Protegeré mis espacios de los depredadores. Seré compasiva con mi alta sensibilidad y no encajaré en ninguno de los moldes esperados.

Me detendré instantes en todo lo efímero del mundo: mariposas y besos.

Fecundaré poemas.

Dejaré de buscar lo que nunca me encuentra.

No me culparé.

Me regalaré todo aquello que me haga bien y aceptaré con conciencia todas mis sombras.

Me amaré imperfecta, libre, mía.

 

Bienvenido cada día, bienvenida vida.

Y que llegue la PAZ”

Sigo tomando prestadas las palabras, las intenciones y los deseos Gianni Rodari, que comparto, con la ilusión, esa sí, de poder un día cambiar el mundo.

“Este año quiero hacer

Un árbol de Navidad

de un tipo especial,

verdaderamente hermoso.

No lo haré en la salita,

lo haré en mi mente,

con cien mil ramas

y mil millones de bombillas,

y todos los regalos

que no están en las vitrinas.

Un rayo de sol

para el pájaro tembloroso,

una ráfaga de violetas

para el césped helado,

un aumento de la pensión

para el viejo jubilado.

Y luego juegos,

juguetes, balones

Cuántos puedas contar

para abrir de par en par los ojos:

Un millón, cien millones

de hermosos regalos

para esos niños

que nunca tuvieron

Un regalo de Navidad,

y para ellos todos los días

es lo mismo,

y nunca es una fiesta…”

 

El mundo esta para volverse loco ante la contradicción y ante las traiciones, ante el dolor y el desamor por el prójimo, ante la desesperanza y la crueldad. Toca muchas veces partir de uno mismo y empezar a crear el cambio, para poder ser con las y los demás. Pasa por verse uno mismo ante el espejo aceptar lo que somos y darnos el valor de vernos y de aceptar ayuda cuando se necesite Nadie puede llegar ser si no es a través de los otros, de las otras personas que nos constituyen, que nos permiten definirnos y nos dan la posibilidad de reconocer que nada es fácil y que nada nos es ajeno en la vida.

Lía Risco escribió estas palabras que hago mías:

“Si algún día el cielo al que perteneces te aburre, recuerda que puedes volar en el mío. Te espero con atardeceres de abril, con un sol de verano en la playa, con una lluvia fresca de agosto y con un beso frío de diciembre. Té espero sentado cerca de una fogata escribiendo tu nombre en la tierra. Te espero con “veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda. Te espero con ansias como se espera un eclipse de luna. Te espero con sonrisas sinceras porque de esas tendremos un montón. Tú, Yo y la Luna…”

Venga la Navidad y el Ano nuevo con la apuesta de que vivir vale la vida, que morir viviendo vale el riesgo. Sentir lo que se siente por la gente que amamos, que queremos, con las personas que convivimos, con las que trabajamos, con las que estudiamos, con las que nos acompañamos día a día y que tenemos que tener la audacia, el arrojo y la valentía de ser constructores y recolectores de buenos recueros, de ser compasivos y de amar sin prejuicios, sin reservas y sin ataduras, la vida a flor de piel y con el corazón en la mano.