Nada que opinar

Juan José Alvarado, columnista en Platino News

Pondré un ejemplo de la comida, que además que me encanta y disfruto comer, son ejemplos que en general la gente los comprende mejor y se le hacen más apetitosos.

Para nosotros los mexicanos, hay alimentos que como los hemos tenido toda la vida, no causan mayor expectación, por ejemplo dicen que cuando se casó el príncipe Carlos de Inglaterra con Diana, el postre fue fresas con crema, vaya postre, dijimos en aquel entonces pues aquí lo hemos visto propiamente en cualquier mesa, cualquier día del año y no se diga de las fresas con crema que se vendían en la feria de León o de los múltiples puestos que hay, y ha habido, a la orilla de la carretera en Irapuato.

Pasa lo mismo con otros frutos, que para los japoneses son casi extraños, caros y nosotros, desde niños hemos comido plátanos, naranjas, uvas, papaya, aguacate, higos, mamey, melón, etc. Están tan a la mano y es tan frecuente su consumo que no le damos la importancia debida, pues en cualquier mercado tenemos todo eso a diario.

Algo así está pasando con la violencia que se tiene a diario, ya es parte de lo cotidiano, es parte del paisaje urbano y no nos conmueven los muertos, los asaltos, los robos, no de los que pasan en otras ciudades, sino de los vecinos que vemos y saludamos a diario.

Pasa algo así con los días en que se festeja algo, no el acostumbrado santoral o los días de fiestas patrios. Ahora festejamos el día del Psicólogo (este sí es importante, jajaja), el día del médico, de la enfermera, del ingeniero, del arquitecto, del veterinario, el del perro y del gato. Tanto así, que se resta importancia la lo importante y nos vamos por las banalidades.

Pasa algo así con las marchas y las manifestaciones, son tantas y por tan diversas causas que se diluye la importancia. Cierto que hay un derecho a manifestarse y siempre lo defenderé, pero cada vez que hay una marcha o una manifestación, o un plantón, los reporteros hacen su trabajo y preguntan y preguntan el objeto de dichas manifestaciones sociales y siempre nos reportan que mucha, pero mucha gente no sabe ni para que esta ahí, no saben ni que piden ni que quieren, no saben el verdadero espíritu de la lucha.

Todo esto, está haciendo que el sentido de la protesta de pervierta, de diluya, se contamine y vayan perdiendo sentido y fuerza las manifestaciones sociales, ahora, muchas carentes de contenido social, popular o ideológico.

No veo válido el protestar por protestar, manifestarse por manifestarse, con el montón de contradicciones, pues hay actores que critican exaltados en las marchas lo que defienden rabiosamente en privado. Transpiran su doble moral y son incongruentes.