Agencias, a 14 de septiembre de 2022.- Una valla humana que pareció extenderse de Edimburgo, en Escocia, hasta las puertas del Palacio de Buckingham. El cuerpo de la reina Isabel II llegó ayer a Londres, en una noche lluviosa, igual al día en que se anunció su fallecimiento, el jueves pasado.
La gente se formó a lo largo de la calle que conduce a Buckingham para saludar el paso de la carroza fúnebre, que tenía luces en su interior que iluminaban el ataúd envuelto en una bandera. En la ciudad, las personas se apretaban en la avenida y levantaban sus teléfonos mientras el cortejo pasaba frente a ellas.
Al exterior del palacio, miles de personas vitorearon y gritaron: “¡Dios salve a la reina!” y aplaudieron cuando la carroza fúnebre dio vuelta a una rotonda frente a la residencia oficial de la reina en Londres y atravesaba las puertas de hierro forjado. Su hijo, el rey Carlos III, y otros familiares directos esperaban dentro.
El ataúd viajó a Londres desde Edimburgo, donde 33 mil personas pasaron silenciosamente frente a él en las 24 horas que estuvo en la Catedral de San Gil, después de que fuera llevado allí desde su apreciado refugio de verano, el Castillo de Balmoral, donde la reina murió, a los 96 años de edad, 70 de ellos como monarca de Reino Unido.
“Escocia se ha despedido de nuestra reina de los escoceses con tristeza, pero con cariño”, dijo la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon. “No volveremos a ver a alguien como ella”.