Micro traumas

Psicóloga Adriana Oliva, columnista en Platino News.

“No son formas de Ser, son traumas”.

Estamos en una época donde contamos con más acceso a investigaciones, estudios y en psicología no ha sido la excepción, seguimos buscando el porqué de nuestro comportamiento humano y el de nuestras relaciones.

Creemos que para hacer cambios en nuestra conducta ocupamos situaciones con demasiada carga afectiva o bien muy traumáticos, algo tan tangible que no haya duda del porqué.

Pero muchas veces, no vivimos el trauma de forma catastrófica, vamos viviendo situaciones de forma paulatina, tan pequeña que no vamos identificando cuanto nos está lastimando, ciertas circunstancias que dejamos pasar, porque justificamos el comportamiento de otros, porque no queremos “problemas”, porque nos cuesta poner límites, porque no queremos que piensen que exageramos, puff, un sinfín de justificaciones que podemos desarrollar, resignándonos a estos pequeños eslabones que van formando nuestros traumas.

Pero si son tan pequeños, ¿Por qué nos importan? Pues verás, la personalidad del ser humano se forma en los primeros años de vida, pero se va puliendo o desarrollando de acuerdo a las vivencias que tenemos con otros, los microtraumas son columnas de nuestra personalidad que apoyan nuestro comportamiento, que van guiando de manera silenciosa nuestro actuar.

Son tan pequeños y se han formado que a veces tumbarlos cuesta más trabajo, porque en ocasiones no sabemos en donde están ubicados, cuál fue su inicio, y porque están ahí, a veces haciéndonos dudar de nuestras capacidades, evadiendo el conflicto, no seleccionando buenas amistades o pareja, dejando que las personas decidan por mí, o bien, teniendo continuamente estado de ánimo depresivo.

Te ha pasado, que a veces escuchas una conversación y te sientes tan identificado, aunque no sabes el porqué, o bien, que hay días donde no está pasando algo en específico, pero te sientes triste, sin ánimos, o que en una conversación estallas, o evades rotundamente, no encuentras la forma de manejarla o no te parece lo que sucede, no hay una razón en específico, pero tu cuerpo siente la sensación de dolor o de huida. Y si te siente identificado con algo o se te viene a la mente otra situación que podamos agregar aquí, muy probablemente tengas un pequeño trauma que necesitamos trabajar.

La pregunta es cómo lo trabajamos, o como lo detectamos.

Si bien somos memoria, nuestro cuerpo, tiene muchos recuerdos de las situaciones dolorosas que vivimos, a veces el cerebro no quiere recordarlo y por eso no lo captamos, pero el cuerpo hace ese recuerdo, así que aprende a escucharlo, como te sientes antes ciertas circunstancias, que sucede, porque sientes dolor, temblor, agotamiento, porque quieres huir, que es lo que tu cuerpo siente familiar y que tu mente no quiere recordar. Este será el primer paso, escucharte a ti mismo, aceptar que estás sintiendo algo, que lo que sucede te está incomodando, que no te parece (aunque aún, no encuentres las palabras para expresarlo), acéptalo y podemos trabajar en sanarlo y por supuesto cambiarlo. Pues la felicidad no es una ilusión, es una verdadera experiencia que todos tenemos el derecho a experimentar.