Hace un rato buscando algún tema que me llevara a escribir esta columna que me permite comunicarme con ustedes cada semana, porque deben saber que la inspiración llega de diversos lados, a veces notas periodísticas o alguna opinión de algún periodista que yo admire de manera personal o de algún amigo o colega que escriba para otro medio de comunicación. Quiero compartirles que no se si se sea inspiración para escribir o bien el sentido de responsabilidad que representa para mi esta actividad, o ambas cosas.
Así pensando y buscando algún tema vi una publicación de mi amigo Jorge Aquino, supongo que estaba hoy de paseo en la Ciudad de México, en la hermosa, prospera, brillante, glamorosa zona de Polanco.
Generalmente cuando veo fotos de esa hermosa ciudad donde nací, me asaltan recuerdos de mi infancia hasta los años gloriosos de mi juventud, recuerdos que pasan desde que mi tío Jesús me llevaba de niño a la plaza de toros México en donde me prendió la hermosa y fascinante fiesta brava, que si bien es cierto es discutible si en si misma es arte, pero lo que no tiene discusión es que es tan bella que es generadora de arte.
Así empezaron mis recuerdos, pasando por el nacimiento de mi hija mayor en donde a mi amigo del alma Luis Ernesto Tapia, lo saqué de una fiesta porque ya venía mi niña en camino y yo no podía manejar por los nervios de un joven de escasos 19 añitos, que estaba a punto de estrenarse como papá.
También asalto a mi memoria ese atole de guayaba tan delicioso, o así me parecía, quizá por el ambiente de amor que se respiraba en mi alma mater, la gloriosa Escuela Superior de Comercio y Administración del Politécnico que se encuentra en el Casco de Santo Tomás, y así pensando en eso, volví a la mencionada publicación de mi amigo y en ese momento sentí una cubetazo de agua helada al ver que en esas fotos de Polanco, había muchos, no pocos, locales comerciales en renta, y no cualquier local comercial, sino aquellos en donde todavía hace apenas un año estaban llenos de mercancías y clientes.
Por mencionar algunos ejemplos, el local comercial que en algún momento fue la casa de la empresa Salvatore Ferragamo, que ocupaba 2 pisos y aproximadamente unos 300 m de construcción, otro local comercial de UTERQÜE, empresa española dedicada a la venta de accesorios de moda y prendas de vestir, también de 2 pisos y unos 250 m de construcción, también vacío y en renta el edificio de nombre BERGER que albergó hasta hace un año al distribuidor oficial de Rolex, ubicado, nada más y nada menos en la Av. Presidente Masaryk una de las avenidas vivas no solo de la Ciudad de México, sino de todo el país.
Todo esto no es poca cosa, he de decirle con mucha pena, horror y preocupación que estamos en guerra. Si mexicanos, estamos en guerra y es mundial, tenemos un enemigo invisible que se esta llevando no solo a amigos, familiares que son parte de nuestros tesoros mas queridos, sino también parte de la riqueza económica de este país que tanto queremos, así que estimados lectores, si no hacemos la parte que nos toca -desconozco las heridas, pérdidas humanas y económicas que nos va a dejar esta espantosa, real e increíble guerra-, de lo que si estoy seguro es que los daños van a ser incalculables y crueles, al grado de que nadie, absolutamente nadie podrá negar que serán mucho más dolorosos de los que dejó la segunda guerra mundial, más rudos que la bomba atómica, más aniquilante que el terremoto de 1985, nada que ver con la inundación del 18 de junio de 1888 en León Guanajuato de la cual nos platicaban con horror nuestros abuelos.
Todo esto me lleva a compartir con ustedes estimados lectores, las siguientes reflexiones:
Podemos evitar esta hecatombe de una manera en extremo sencilla y que resumiré en los siguientes puntos:
- No importa lo que hagan nuestros gobernantes ya sean del gobierno federal, estatal o municipal, ellos están preparándose para las elecciones de este año, a ellos no les importamos, independientemente en que estado o ciudad vivamos, total a muchos ni siquiera les interesa su familia. Dado lo anterior, lo que debemos hacer es a título personal y no esperar a que hagan algo por nosotros.
- Sabemos que a los mexicanos nos caracteriza el que somos solidarios y muy buenas personas. Con recordar y aplicar lo que somos, tenemos resuelto la mayor parte del problema, de manera muy sencilla.
- Si sospechamos que ya nos atrapó el virus, encerrémonos para no contagiar a las personas con las que interactuamos.
- Si tenemos en nuestro trabajo personas a nuestro cargo y sospechamos que tienen síntomas, no lo detengamos, mandémoslos a su casa para que inicie tratamiento médico. Por muy importante que sean sus actividades, no los hagas ir a trabajar.
- Lo demás ya lo sabes, nos lo han repetido hasta el cansancio: Sana distancia, lavado continuo de manos, USA DE MANERA CORRECTA EL CUBRE BOCAS, y si no es necesario no salgas, menos a restaurantes ni a plazas comerciales, QUÉDATE EN CASA, no asistas ni organices fiestas.
- Ayuda a crear conciencia en los jóvenes para que no cometan errores como los que he señalado, platica con ellos más de una vez. Recuerda que así como tú cuando eras joven, hoy ellos requieren que generes conciencia y los incites a que hagan lo correcto.
- COMPARTE ESTA COLUMNA SI CONSIDERAS QUE PUEDE CREAR CONCIENCIA EN OTRAS PERSONAS.
¡Esta guerra la tenemos ganada mexicanos! depende de nosotros mantenernos con vida y no ser parte de los mas de 130,000 muertos, leíste bien: ¡MUERTOS!