Manifiesto del poeta integral

En ocasión de la entrega del Premio Princesa de Asturias 2024 en Poesía, concedido a la poeta Ana Blandiana (Rumania, 1942) llamó, de manera poderosa mi atención, aquello de: ¿cuál es el vínculo del poeta con la sociedad? Y si la poesía nos ayuda en el mundo, ¿por qué necesitamos al creador de poesía como también al lector y de paso a un mediador? Este último sabedor de la clave Morse para que nos ayude a cerrar el circuito virtuoso que nos salva (así pasó en la dictadura rumana) y ahora en tiempos de la Inteligencia Artificial, IA.

Es decir, ¿cómo identificaremos esa blancura sibilina que nos alimentará a todos? O aún más ¿cómo hará el poeta para que no cante la rosa sino la haga florecer? Porque,

“el gran instrumento del bien moral es la imaginación; y la poesía proporciona el efecto obrando sobre la causa. La poesía extiende el campo de la imaginación colmándola con pensamiento de siempre renovado deleite, los que poseen la virtud de atraer y asimilar a su propia naturaleza todos los otros pensamientos, formando nuevos intervalos e intersticios cuyo vacío reclama alimentos nuevos.

                La poesía vigoriza la facultad que es el órgano de la naturaleza moral del hombre, de igual manera que el ejercicio vigoriza un miembro. Por consiguiente, un poeta cometería un error si incorporara a sus propias concepciones del bien y del mal, que son por lo común las de su tiempo y lugar, a sus creaciones poéticas, que no participan de tales limitaciones”. (Percy Bysshe Shelley, Defensa de la poesía, 1946).

Esto significa que las formas, las acciones y el lenguaje que utiliza el poeta son fundamentales para la Memoria, lo mismo para la coexistencia con cualesquiera de las Artes que contribuyan a la felicidad y perfección del hombre (P. B. Shelley dixit). Entonces los fines poéticos hablan de la retención ya ni digamos de la gramática a la retórica sino más bien, recalar en la poética, donde su creador sugiere cierto universo.

De lo anterior trata el Manifiesto del poeta integral (Silao de la Victoria, 2024) de Ricardo Azuela Espinoza donde apunta:

“Como autor del poemario El perro del sol (1980; 2017) inicié este periplo en Silao de la Victoria, Guanajuato el pasado 15 de octubre del 2024. Pero habría que aclarar que, desde el libro del ochenta, desprendo mi poética y a su vez refrendo, por una parte, aquel Manifiesto Message D’ailleurs de la comunidad literaria Hora Zero Internacional, París 1978 y por otra, mi inquietud por viajar para el cultivo de las letras en Centroamérica y Europa.

                De vuelta a mi país y a mi tierra, ahora doy paso a exponer el perfil del poeta integral de los nuevos tiempos”.

Sin dejar de lado que, “el tiempo integral de los nuevos tiempos es un movimiento vanguardista que abre el Tiempo Kariós Internacional. Fue fundado por quien suscribe, recién galardonado como “Poeta de Oro” en el Quinto Internacional de versos y estrofas “El mar y sus leyendas” en Boca del Río, Veracruz, México”.

Es, de manera precisa, en este momento oportuno donde Kairós (kalpóç) aparece para dar cuenta no sólo de la función social de la poesía sino cómo se debe integrar su creador. Qué perfil debe tener, así como el deber ser y el compromiso que debe asumir con todos. Destacando por supuesto la buena generación de su trabajo que da placer, en primera instancia, para cumplir de manera directa con su lengua: conservarla primero, y ampliarla y perfeccionarla en segundo término (T. S. Elliot dixit).

El Manifiesto del poeta integral nos participa de cómo un individuo es diferente de los demás como también cómo hace que sus lectores conscientemente [tengan] nuevos sentimientos que hasta entonces no habían experimentado. Por eso, su único firmante Ricardo Azuela Espinoza es un poeta auténtico que, irá, de manera paulatina por algunas ciudades del Estado de Guanajuato dando a conocer que la poesía nace de la Memoria con la atadura de años.