Los siete pecados capitales: soberbia

Juan José Alvarado, columnista en Platino News

Según la Real Academia Española de la Lengua RAE, la soberbia es: 1.- Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros. 2.- Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás. 3.- Exceso en la magnificencia, suntuosidad o pompa, especialmente en un edificio. 4.- Cólera o ira expresadas en acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas.

Sé el mejor, sé diferente, sé el número uno, sé el primero, sé más alto, sé más fuerte, sé más rápido y toda esa sarta de tonterías que nos ha hecho estar constantemente en una competencia irracional.

Hay que ganar, aunque esto implique aplastar al otro. Dejarlo fuera de la jugada y en ocasiones de la vida. Es lo que parece se ha inculcado.

Seamos sensatos, se ve a los demás por debajo del hombro, como seres inferiores, no diferentes, inferiores y cada uno pondera más lo personal (aunque Freud no diría que es muy personal). La gente se envanece de lo que tiene, de lo que es, de lo que logra, menospreciando al prójimo, que constantemente se le ve no próximo, sino lejano.

El soberbio es difícil de curar, pues no es consciente de su malestar. Considera que no tiene nada que corregir, nada que componer, considera que nadie le puede aconsejar, dirigir, guiar.

Las opiniones del soberbio, dice, están por encima de los demás, su punto de vista es el que debe imperar, prevalecer, pues él y sólo él tiene la razón, vamos… dice que la razón le asiste y acomoda los hechos, los acontecimientos, las ideas, todo para imponerse, pues él considera que es más que los demás.

El soberbio está vacío, pero es insaciable, pero es ajeno a su vaciedad, a sus limitaciones, a su ignorancia, a su soledad, está aislado porque nadie le merece, esta embriagado de sí y esto le nubla la razón para ver lo limitado de su existencia, de sus interacciones psicosociales, de su quehacer profesional y laboral. De su dinámica familiar y su actuación con los demás.

Busca gente como él, pero los soberbios no pueden convivir, pues son celosos de todo y de todos. Ven a sus pares como menos, nada merecedores de ellos, así que no es posible la relación sana entre los soberbios.

Sufren intensamente, pero ocultan todo, pues un soberbio no se quiebra ante los demás, ni con su familia, ni con sus amigos, ni con su pareja, qué, si bien tiene todo, no tiene en realidad nada ni a nadie.