Los siete pecados capitales: ira

Juan José Alvarado, columnista en Platino News

Según la Real Academia Española de la Lengua RAE, la ira es: 1.- Sentimiento de indignación que causa enojo. 2.- Apetito o deseo de venganza. 3.- Furia o violencia de los elementos de la naturaleza. 4.- Repetición de actos de saña, encono o venganza.

En los inicios de mis estudios de la licenciatura en Psicología, escuche hablar de la poca tolerancia a la frustración, concepto que me llamó mucho la atención y en aquellos años mozos y hermosos (aun hoy lo son, no mozos, pero sí hermosos) la literatura en general se refería a casos que, a mí, me parecían pocos y aislados.

No me explicaba el por qué la gente se enojaba tanto por algo que no obtenía, algo que le era adverso, algo que le resultaba mal. Desde una tarea, una cita, o una simple jugada en algún deporte.

Desavenencias por simples diferencias de conducción del automóvil, ganar a toda costa un lugar en el transporte público, nula cortesía en la calle, en el trabajo, en los comercios, en casi todos lados y reacciones superlativas con lenguaje, como decíamos antes, de carretonero, ahora usado indistintamente por hombres y por mujeres, por jóvenes y por viejos, por letrados y por iletrados, por ricos y por pobres. Ahí, si hay una característica homogénea: todos se comportan como peladitos.

Cada día tenemos que se pasa más fácil del equilibrio emocional (muchas veces disfrazado) el exabrupto irracional, de la agresión verbal a la agresión física, justificando todo y parafraseando a Hannah Arendt, tenemos que predomina la banalidad del mal.

La venganza está a flor de piel, aceptando y estando dispuestos mucho, pero muchos a hacer daño, a dejarse llevar o arrastrar por la ira, por la poca tolerancia a la frustración, en virtud de que, como coloquialmente de dice, ahora la gente se siente “bordada a mano” cuando en realidad, si bien les va los dejaron hilvanados y a muchos, solamente los cortaron y ni para retazo están.

Pero cargan sus múltiples frustraciones familiares, sociales, académicas, laborales y pretenden descargarse con quien se le pone enfrente, pasan del no sé quién me la debe, pero sé quién me la va a pagar.

Ni siquiera son Darwinianos, eso sería subirlos de nivel, son resentidos que al menor apretón sueltan el corcho y se vacían, cual adolescentes, al primer giño, pero eso no los satisface, así que buscarán con mayor ahínco con quien descargar sus limitaciones emocionales, pero son tan irracionales que se niegan a aceptar que requieren ayuda profesional.