El próximo año que por cierto será también eminentemente electoral se cumplirán 30 años del arribo del PAN al Gobierno de Guanajuato, uno de los episodios más vergonzosos de la política nacional que se conoció con un descaro enorme como la “Concertación Salinista”:
Corría el año de 1991 y se disputaría la Gubernatura en Guanajuato, previamente en 1989 el PAN accedería a su primera Gubernatura con Ernesto Ruffo Appelt en Baja California, estamos también en las postrimerías de la firma del Tratado de Libre Comercio y una de las exigencias del gobierno estadounidense era una mayor democratización del Estado Mexicano, se requería entonces una segunda entidad que luciera en alternancia, El Bajío Guanajuatense era la ofrenda perfecta para tal encomienda por sus antecedentes conservadores, pues recordemos que fue cuna de un sinarquismo que se alimentó desde la lamentable matanza del 2 de enero de 1946, promovido según algunas investigaciones desde los resabios de un nazismo en decadencia.
En aquel entonces era Presidente Municipal Carlos Medina Plascencia, un rostro joven que oxigenaba la política de la ciudad zapatera desde la trinchera empresarial, sería elegido incluso por sus relaciones personales (se rumora) con la familia del Presidente George W. Bush.
Vicente Fox fue el encargado de polarizar la elección a Gobernador, con un perfil disruptivo en donde enfrentaba principalmente a Ramón Aguirre (PRI) Y Porfirio Muñoz Ledo (PPS – PRD), las protestas y marchas encabezadas por las botas más conocidas de la política, lograron su objetivo en donde pusieron en entredicho el claro resultado que daba como ganador al Ex Regente del Distrito Federal y Priista Ramón Aguirre Muñoz, lo que obligó a la intervención salinista organizada premeditadamente para orillar al Congreso del Estado (de mayoría Priista) a ceder un interinato de 4 años del Gobierno del Estado al nobel Carlos Medina.
A la postre Vicente Fox lograría el cometido de ser Gobernador en 1995 y desde ahí proyectaría la Presidencia de la Republica en el año 2000.
Es entonces la globalización en la que se insertó nuestro país la causante del cambio de poder político en Guanajuato y paradójicamente fue la misma que trajo pujanza y desarrollo a esta región del bajío (mucho por su ubicación geográfica estratégica) y que ha sido hábilmente explotado por el conservadurismo albiazul incluso derivando en algún momento en una ultraderecha reaccionaria llamada YUNQUE.
¿Por qué el Priismo Guanajuatense (Diputados y Dirigencia) permitieron semejante atropello?
La respuesta la encontramos en la naturaleza del gen priista: la “institucionalidad” que es la respuesta favorita para este y muchos casos de imposición; Recordemos que la estabilidad y prosperidad de este país se dio bajo un régimen de disciplina y desarrollo que se apoyó en un andamiaje institucional que se mantenía alineado al designio presidencial muchas veces criticado pero nadie podrá dudar de su efectividad, amén del desgaste político y la consecuente corrupción como cáncer del ejercicio de gobierno.
Dicho por muchos de los actores de ese momento que se resistieron a la polémica decisión presidencial de aprovechar las lagunas legales para ceder ignominiosamente el poder al Partido Acción Nacional, la intromisión solo podría ser entendida desde la máxima amenazante de “plata o plomo”, muchos fueron literalmente secuestrados en el mismo palacio legislativo y que decir del viacrucis personal que tuvo que vivir Don Ramón Aguirre que como buen hombre del sistema se tuvo que someter a una decisión traidora, pero que en la lógica del bien superior era necesaria para la estabilidad y desarrollo de nuestro país.
Desde entonces la militancia revolucionaria resistió (a veces más, a veces menos) un abandono fraguado desde la política nacional que siempre ha visualizado a Guanajuato en el tablero de ajedrez nacional como un territorio de pertenencia azul, en el camino hubo actores (algunos todavía vigentes) que vieron como una ventaja ser la segunda fuerza del estado, amagando con serios activismos que el PAN – Gobierno desactiva con posiciones y beneficios para el liderazgo político del revolucionario en turno.
Hay entonces quienes perdiendo ganan, ganan en lo personal, en las componendas, en lo que durante mucho tiempo se le conoce como “administrar la derrota”, convirtiéndose por lo regular en experimentados paladines parlamentarios (expertos en brincar de posición en posición) que regentean los espacios plurinominales (vendiendo al interior del partido las posiciones seguras que cada vez son menos), pero el negocio continúa: oponiéndose a iniciativas o acompañando con votos indefendibles al Gobierno del PAN para sacar aun mayor raja logrando magistraturas, puestos en el gobierno y hasta notarías para los familiares.
Todo ello mientras una militancia fiel resiste estoica el abandono de todos sus dirigentes para seguirle dando valor a la marca, es la militancia con sus liderazgos locales la que permitió resistir estas 3 décadas de constante entreguismo disfrazado de oposición, una militancia que ha sido más de una vez traicionada y que pareciera haberse acostumbrado al punto de que se ha normalizado la mezquindad y pragmatismo que se dispensa desde insurgentes norte en las oficinas centrales del PRI nacional.
En 1973, Jan-Erik “Janne” Olsson intentó asaltar un Banco de Crédito de Estocolmo, Suecia. Tras verse acorralado tomó de rehenes a cuatro empleados del banco obligándolos a ponerse de pie con sogas alrededor de sus cuellos, los rehenes terminaron protegiendo al raptor para evitar que fueran atacados por la Policía de Estocolmo. Durante su cautiverio, una de las rehenes Kristin Enmark declaró: «Confío plenamente en él, viajaría por todo el mundo con él». El psiquiatra Nils Bejerot, asesor de la policía sueca durante el asalto, acuñó el término de «síndrome de Estocolmo» para referirse a la reacción de los rehenes ante su cautiverio.
Después de 30 años de cautiverio el PRI de Guanajuato ha dejado de resistirse a su captor, entregándose aspiracionalmente a sus designios en una alianza que resulta más vergonzosa para los albiazules que para los tricolores, renunciando a su compromiso de justicia social y bajo el mote de “VA X MEXÍCO” se celebra una coalición de 150 distritos para las curules federales y de 24 municipios y 12 distritos con el PRD para lo estatal con una complacencia de facto por el Gobierno Estatal, todo bajo la promesa de no estorbarse y enfrentar a la Izquierda para arrebatarle el mayor número de espacios posibles.
Es así que hay quien celebra que militantes priistas vayan a una contienda bajo las siglas del Partido Acción Nacional, o lo mismo presumen ufanamente fotografías en apoyo al mandatario estatal en respaldo ante la polarización nacional, se normalizó que se nombren magistrados y funcionarios estatales sin que se despierte la mayor suspicacia por ello.
Lejos quedan aquellos tiempos en que el revolucionario tenía que definirse como verde o rojo al interior de las filas priistas, hoy en plena polarización política solo puede definirse como chairo de izquierda o conservador de derecha, no hay puntos medios, le han robado la identidad a uno de los institutos políticos más trascendentes de la historia moderna.
Lo triste es que el captor se alimenta del miedo que se convierte en anhelo del que se supone algún día fue su más serio adversario, lo más triste es que el sometido aun dándose cuenta prefiera inscribirse en los participantes de una remota victoria que no le representa, que no le identifica y sigue siendo parte de su larga condena.
“El que se humilla para evitar la guerra,
Tendrá la humillación y tendrá también la guerra”
WINSTON CHURCHILL