La muerte del papa Francisco ha dejado, como es natural, una serie de reflexiones sobre su trabajo al frente de la Iglesia católica, sobre su persona y su legado.
En este espacio le proponemos retomar algunas de las principales características del papa Francisco en el contexto de la propia Iglesia y del mundo que le tocó vivir.
Antes de entrar a enumerar estos rasgos políticos es necesario hacer dos observaciones. La primera, es inevitable abordar el aspecto político del papa porque recordemos que también es jefe de Estado e influye de manera importante en la evolución de los acontecimientos que marcan al mundo como vamos a ver más adelante. La segunda, al entrar a revisar el aspecto político de cualquier figura pública nadie sale bien librado, siempre habrá elementos cuestionables. No sería raro que alguien pudiera contradecir las características que aquí vamos a señalar. Pongamos un ejemplo de lo anterior del mismo papa: para muchos Jorge Bergoglio es peronista y eso significa una enorme controversia en Argentina. Para unos sería un rasgo a destacar; para otros, parte de los problemas en Argentina.
Sin pretender ser exhaustivos destacaremos los siguientes aspectos políticos del papa Francisco: su preferencia por los marginados, su innovación fuera de los radicalismos, su congruencia y su actitud dialogante.
PREFERENCIA POR LOS MARGINADOS
Desde antes y desde el inicio de su Pontificado, Francisco señaló su preferencia por los marginados: migrantes, pobres, víctimas de las guerras, enfermos, presos, grupos de la diversidad sexual, entre otros.
Esta posición naturalmente le trajo reconocimiento, pero también cuestionamientos. Basta recordar que se opuso a las políticas migratorias del presidente Trump, habló a favor de los palestinos a pesar de los líderes de Israel, intercedió a favor de los migrantes en Europa y tuvo apertura a las parejas homosexuales a contracorriente de los grupos más conservadores al interior de la propia Iglesia.
Se podría considerar una posición esperada de un papa, pero al momento de las definiciones puede venir una timidez; sin embargo, fue claro a pesar de los cuestionamientos de comunista o de izquierda.
SIN RADICALISMOS
En una época caracterizada por esa falsa disyuntiva de ser de derecha o izquierda, el papa supo sortear ese radicalismo poniendo por delante siempre a las personas. Tampoco entró en discursos ideológicos interminables.
Criticó los excesos que afectan a las personas y la casa común como denominó a nuestro planeta para resaltar una visión integral del mundo en el que vivimos.
Este rasgo político contrasta con la forma de hacer política en la actualidad. Hay que parecer muy de derecha para ganar la simpatía de los diferentes sectores de centro derecha o al revés, hay que parecer muy de izquierda para hacerse notar entre los sectores populares.
CONGRUENTE
Francisco se distinguió por su coherencia entre lo que decía y hacía. Así lo demuestran sus formas austeras, su convivencia con las personas con las que vivía y algunas de sus decisiones como papa. Se podrá estar en desacuerdo con sus ideas y sus acciones, pero fue congruente y eso es algo que pocas veces encontramos en un político, dígase del país que sea.
No son pocas las experiencias de personas que dan testimonio de que el papa se comunicó con ellos para acompañarle en sus difíciles situaciones.
Esa congruencia le permitió solventar algunas situaciones complicadas. Para nadie es un secreto que vivió momentos complicados con los Kirchner y recibió a Cristina Kirchner en el Vaticano. Lo mismo le sucedió con Javier Milei quien le había espetado públicamente que era “representante del maligno” y después de visitarlo hasta le pregunto si lo podía abrazar. Otro ejemplo, fue la visita de Donald Trump en donde el papa aparecía en las fotos con rostro adusto, pero el presidente americano prácticamente le respetó siempre.
DIALOGANTE
La mayor parte de los políticos de la actualidad se asumen como dialogantes, pero en realidad les gusta monopolizar la plática porque consideran que pueden convencer a cualquiera o debatir con los más duros.
El caso del papa Francisco es diferente porque es de una actitud dialogante. Su comunicación personal, oficial e incluso de sus redes sociales fue por lo general cordial y abierta a la experiencia de sus interlocutores.
Uno de los ejemplos en este sentido es la plática que tuvo con jóvenes con diferentes realidades sobre temas de identidad sexual, aborto, feminismo, migración, etc. Hay que reconocer que se trató de una experiencia inimaginable para un ministro de la Iglesia en la actualidad.
Esa actitud se tradujo en la “sinodalidad” al interior de la Iglesia que se explica como el caminar juntos, la escucha mutua y la participación activa.
A nivel mundial se convirtió en una voz muy potente sobre los principales problemas de la humanidad y ser reconocido por líderes tan disímiles como Putin, Lula o Meloni.
DEJÓ EL LISTÓN MUY ALTO
La Iglesia elegirá un nuevo papa y vivirá nuevos procesos de diferentes maneras; sin embargo, hay que decir que en el plano político el papa Francisco ha dejado el listón muy alto para su sucesor.
No es solamente una cuestión de si es conservador o progresista sino de esa capacidad de comunicación y de autenticidad en un mundo fragmentado y distorsionado por tanta información.
En la política actual abundan los personajes controvertidos y contados de los que podemos aprender algo, por esa razón el papa Francisco ha dejado huella.