Por: David Saucedo (*)
León Guanajuato a 11 de enero de 2021.- La estrategia de “tierra quemada” instrumentada por la jefatura regional del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la zona de los Apaseos es, a todas luces, un grave error táctico de los generales de “El Mencho”. Luego de la captura de “El Marro”, la base social del Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL) se fue debilitando, pues varios de sus líderes comunitarios han sido detenidos o asesinados y las transferencias de recursos hacia los pobladores menguaron. Los apoyos económicos, despensas, medicinas y suministros con los que José Antonio Yépez alimentaba a sus simpatizantes dejaron de fluir. Por otro lado, varios jefes de plaza del CSRL empezaron a realizar actividades delictivas en los propios barrios y comunidades de donde son originarios. Es decir, empezaron a cobrar un impuesto de guerra (vía el secuestro y cobro de derecho de piso) entre los propios núcleos poblacionales que protegieron en el pasado.
Por ello, la envidiable base social de apoyo que el CSRL consolidó en el así llamado triángulo del huachicol empezó a diluirse. Los bloqueos carreteros, barricadas para detener a las fuerzas estatales, las brigadas de hombres, mujeres y niños haciendo valla y cubriendo la retirada de células de sicarios y de la propia dirigencia del cártel, constituía uno de los tres pilares del CSRL. Los otros dos eran (son) los anillos de protección política y policial.
Era solo cuestión de tiempo para que el CSRL perdiera por completo a poblaciones afines. Pero la desesperación del CJNG para conquistar territorio Apache en el menor tiempo posible les hizo cometer el error de forzar el desplazamiento de comunidades enteras identificadas con el enemigo. En efecto, hay colonias y pueblos que aún protegen, alimentan y esconden a las células del CSRL. Por ende, los mandos regionales del CJNG ordenaron atacar a dichas comunidades rurales forzando su desplazamiento y el abandono de sus casas, bajo términos de amenaza.
Es probable que esta estrategia de “tierra quemada” fue instrumentada por el CJNG por recomendación de los Kaibiles (ex soldados de élite del cuerpo de élite de Guatemala) que colaboran con dicho cártel y que a su vez es producto de sus experiencias de combate contra la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), la mítica guerrilla guatemalteca. Desde hace tiempo asesores colombianos, guatemaltecos y norteamericanos han hecho de Guanajuato un laboratorio para sus tesis y juegos de guerra.
Sobra decir que las simpatías hacia el CSRL, en las comunidades desplazadas, resurgió. No es lo mismo pagar una “renta” por seguir viviendo en sus casas (que les impone el CSRL), que enfrentar la perspectiva del desalojo (ultimátum del CJNG). Con un paso en falso, en algunas zonas de Guanajuato, los jaliscienses perdieron parte del terreno que ya habían ganado en su lucha con un enemigo duro de roer, como han resultado ser el Marro y sus feroces herederos.
La paz narca del CJNG
La tragedia que envolvió a la muerte de Karen Harvey Ruiz y Lorenzo Ríos Esquivias, demuestra palpablemente que las promesas de paz, estabilidad y combate a la delincuencia que enarbola el CJNG como justificación de su guerra de conquista en varios estados del país, son completamente falsas. Aun así, parece evidente que ni la jefatura de plaza, ni el mando regional del CJNG ordenaros estos atroces asesinatos, cuyos detalles de crueldad extrema han sido omitidos por parte de las autoridades. Se trató de homicidios cometidos con saña y perversidad fuera de toda proporción.
Las autoridades estatales suelen presumir que el gobierno “recuperó zonas de Guanajuato en donde las FSPE no podían entrar” en clara alusión a la ocupación de la emblemática comunidad de Santa Rosa en Villagrán, durante muchos años la capital política del cártel (la capital económica sigue siendo Celaya). Pero omiten decir, convenientemente, que en contraparte perdieron el control de bastas zonas del estado que son dominadas por células de sicarios de los dos cárteles en disputa. Bandas de sicarios deambulan con patente de corso por colonias y pueblos de Guanajuato. Se trata de hombres armados que tienen el control de las policías municipales, que saben que no serán detenidos y que pueden actuar con total impunidad. Roban, matan y secuestran sabedores que nadie les perseguirá.
El único delito de Karen y Lorenzo fue toparse con una célula desbocada y sanguinaria del CJNG. Dicho cártel tiene por norma no cometer ese tipo de actos de barbarie en contra de la población civil. De acuerdo con los avances de la investigación los sicarios no tenían ninguna directriz para actuar de ese modo, es decir, actuaron por su cuenta y riesgo. Pero las consecuencias de sus actos sí son responsabilidad del mando regional del CJNG.
Este caso provocó protestas del gobierno del estado de Querétaro, de integrantes de la élite empresarial de Guanajuato, del ex gobernador Miguel Márquez y una reacción en cadena de medios de comunicación estatales y nacionales. De manera innecesaria el CJNG se colocó en una posición de vulnerabilidad por un grave error de una de sus células.
Las respuestas que podrían dar para aplacar las aguas son bien conocidas. De acuerdo con las normas de la casa, que el CJNG ya ha aplicado en otras coyunturas similares, solo hay tres opciones a la mano para reparar la falta. Seguramente a estas alturas ya instrumentaron alguna de las siguientes soluciones: reubicación de los autores materiales de los asesinatos de Karen y Lorenzo (que aún no han sido capturados) en otra región del país, entregarlos a las autoridades, o (lo más probable) que el propio cártel se haga cargo de ellos. Si la Fiscalía General del Estado (FGE) no logra dar con su paradero, sin duda es porque los líderes del CJNG decidieron aplicar una solución ejemplar. Pero el daño está hecho y es irreversible.
El fin de los chapulines
Una de las estrategias más redituables del CJNG para ganar territorios ha sido reclutar e incorporar a sus ejércitos a los comandantes de cárteles enemigos. Mediante jugosos ofrecimientos y aplicando un borrón y cuenta nueva, varios jefes del CSRL aceptaron el esquema de “franquicia” de “El Mencho”. De hecho, cuando aún estaba libre, “El Marro” se quejaba amargamente de los “vende ranchos”, es decir, de los ex jefes de plaza del CSRL que habían cambiado de bando y que se habían incorporado al CJNG.
La mayoría de los comandantes del CSRL que “chapulinearon” fueron ratificados como jefes en los mismos territorios que regenteaban bajo las órdenes del Marro. Pero algunos líderes regionales de mayor nivel como Noe Lara Belman (a) El Puma y José Alfredo Sánchez (a) El Yeyo, fueron reubicados en otras plazas fuera de Guanajuato, en el basto narcoimperio que Nemesio Oseguera tiene en varios estados del país.
De este modo, El Puma fue capturado en San Luis Potosí y el Yeyo en el estado de Veracruz. Aunque no se dieron mayores detalles, ambas detenciones las realizaron autoridades federales sin disparar una sola bala, sin que fueran detenidos otros integrantes de alto nivel del CJNG y en operativos realizados sin daños colaterales. En suma, con una sospechosa precisión quirúrgica.
Por ende, cabe la sospecha, aunque algunos tienen la certeza, que el propio CJNG los entregó a las autoridades. Es decir, que mediante engaños los jaliscienses atraen a sus filas a líderes criminales enemigos, de alto perfil, para después deshacerse de ellos, ofreciendo datos para su localización al gobierno federal, que de mil amores acepta el regalo. Gracias a Anabel Hernández sabemos que el Cártel de Sinaloa utilizó este esquema de delación durante mucho tiempo para obtener concesiones por parte de las autoridades federales, para realizar purgas internas y para mantener la operatividad del negocio. Y sobre todo para darle a las autoridades la satisfacción de presentar ante la opinión pública trofeos con los cuales legitimarse. Todos salían ganando con este intercambio.
Pero hay un pequeño problema. Ya nadie cree en los ofrecimientos y posibles alianzas con el CJNG. Se les acabó el veinte. Pasarse al bando de los jaliscienses dejó de ser una garantía. Nadie en el CSRL, ni en los Cárteles Unidos de Michoacán quiere cambiar de bando, pues saben que después de unos meses de fama y fortuna pueden acabar en la cárcel. Proteger a los conversos, permitía mostrar que había un futuro al sumarse a las tropas del Mencho. El CJNG debió blindar y hacer lo posible por mantener en libertad a líderes como El Puma y el Yeyo, pues ellos eran el mejor ejemplo de que su palabra valía. Con ellos en prisión su palabra, así como la vida en Guanajuato, no vale nada.
Narcopolítica en Manuel Doblado
Finalmente, en esta cadena de excesos y errores cometidos por el CJNG en Guanajuato, requiere una mención especial lo ocurrido en el municipio de Ciudad Manuel Doblado.
En la elección del 2018 el CJNG desempeñó un papel muy importante en la victoria del PRI por la presidencia municipal. Al igual que en otros municipios como Villagrán y Juventino Rosas (aunque de la mano de un cártel diferente), la narcopolítica hizo acto de presencia en la vida democrática de la entidad, sin que las autoridades aplicaran las medidas necesarias para impedirlo.
Manuel Doblado se convirtió una especie de vitrina o ensayo de lo que sería un municipio bajo el control del CJNG. Abatimiento de los índices de inseguridad, entrega masiva de narcodespensas a poblaciones vulnerables, bailes regionales financiados por el cártel, una policía municipal a las órdenes de los jaliscienses, etc. Incluso miembros destacados de la organización echaron raíces en el municipio. Era un secreto a voces que todos conocían. El cártel empezó a tener el control de áreas específicas de la administración municipal. Algunos de sus sicarios estaban en la nómina del gobierno, tal y como ocurre en los municipios de Villagrán y Juventino Rosas.
Pero el abatimiento del jefe de plaza del CJNG en Manuel Doblado, a manos de una unidad del Grupo Especial de Reacción Inmediata (GERI) de la FGE cambió radicalmente el escenario. De entrada, aceleró una decisión aparentemente tomada con antelación. Adolfo Alfaro, presidente municipal de Manuel Doblado, declinó en sus intenciones de reelección y prefirió contender por una diputación, en una misión casi imposible: derrotar a Mimí Márquez, hermana del ex gobernador Miguel Márquez, en la pelea por el distrito X local.
Es un hecho que el CJNG se reestructurará. No pasará mucho tiempo antes de que vuelvan a ocupar la zona ya que no hay ningún otro cártel u organización delictiva que rivalice con ellos en Doblado. La labor de “limpia” de células de cárteles michoacanos, la realizaron en su momento con la eficacia y minuciosidad necesarias. Además, la pérdida de un jefe de plaza es algo que el CJNG da por descontado cada cierto tiempo en muchos puntos de la geografía de su narcoimperio.
Pero lo que no puede hacer el CJNG es incurrir en excesos como los que provocaron la intervención del GERI en Manuel Doblado. Los propios sicarios subían videos a Youtube patrullando la cabecera municipal a plena luz del día. El director de policía fue detenido por cumplir un encargo menor del cártel. Narcomenudistas organizaban fiestas COVID, cerrando calles principales, con videos que se podían ver en transmisiones de Facebook live. “Tablear” y aplicar castigos físicos a elementos de las FSPE. Ni el gobierno del estado, tan débil en muchos otros ámbitos, iba a permitir que se llegara a estos extremos.
Como cualquier ejército de ocupación, el CJNG comete errores, atropellos y atrocidades. Todos ellos forman parte del paisaje cotidiano de la violencia que se vive en tierras de José Alfredo. Para todos los fines prácticos el CJNG se comporta como el dueño de Guanajuato. Es probable que tal vez lo sea.
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David Saucedo es especialista en temas de seguridad pública