Los informes presidenciales son sintomáticos de la vida política de nuestro país porque manifiestan, la mayoría de las veces, los pendientes de nuestra democracia. Por esa razón, le proponemos revisar las principales características de los informes en las diferentes etapas políticas de México.
EL DÍA DEL PRESIDENTE
Durante la época de hegemonía del PRI que abarcó aproximadamente hasta 1999, el día del informe era todo un acontecimiento político, a tal grado que se le llegaba a nombrar “El Día del Presidente”. Con diferentes modificaciones a la Ley Orgánica del Congreso, el presidente acudía a la apertura de sesiones del Congreso y presentaba un informe por escrito. Era un día de asueto y todas las televisoras transmitían simultáneamente el discurso del presidente en el Congreso de la Unión.
Dicho discurso duraba horas y era interrumpido cada cierto tiempo porque los diputados de su partido se levantaban para aplaudir y gritar vivas al presidente por los logros obtenidos. Posteriormente, el presidente hacía un recorrido por las principales avenidas de la Ciudad de México y en el Palacio Nacional se realizaba lo que se denominaba el “besa manos” en donde secretarios de Estado y altos funcionarios pasaban a saludar de mano al propio presidente.
En esta época, la reducida oposición interrumpía el discurso para expresar protestas, pero la transmisión oficial evitaba enfocarlos. Se consideró como uno de los grandes logros de la democracia mexicana cuando Porfirio Muñoz Ledo dio respuesta al informe de presidente, Ernesto Zedillo en 1997.
Una de las principales demandas de los partidos de oposición fue que el presidente pudiera establecer un diálogo con los legisladores para que se acercará realmente a un informe de la situación del país.
AL INFORME POR ESCRITO
Después de 1997 cuando la pluralidad política se manifestó en la composición del Congreso, algunas condiciones cambiaron y se vio reflejado en el informe presidencial. Primero, las protestas y manifestaciones se hicieron más notorias; por lo que, la presentación del presidente llegaba alcanzar más notoriedad por las distintas protestas que por su mismo contenido.
Los incidentes que le dieron un giro por completo al informe presidencial se dieron ya en los gobiernos de la alternancia. El primero de ellos, fue con el presidente Fox al que le impidieron ingresar al recinto de San Lázaro en el 2006. Solamente pudo entregarlo en el vestíbulo a una pequeña comitiva y se retiró sin pronunciar su discurso. Al año siguiente, también se intentó evitar que se presentara el presidente Calderón por parte de legisladores del PRD y solamente pudo expresar un breve mensaje.
De esta forma, en 2008 se eliminó del artículo 69 de la constitución la obligación de que el presidente se presente a la apertura de sesiones y solamente permaneció la entrega por escrito del informe sobre el estado que guarda la administración pública del país. Desde esa fecha es el secretario de gobernación quien hace entrega.
El giro que dio el informe es que ahora la presidencia organiza un evento en donde pronuncia un discurso para todos los mexicanos acompañado de los integrantes de su gabinete e invitados especiales. Este discurso es transmitido por diferentes medios y suele ser retomado para evaluar la situación de país.
Tampoco durante esta época fue posible conseguir que existiera un diálogo o en el mejor de los casos un debate entre el presidente y los legisladores sobre los logros y pendientes del país. Lo más que se ha podido conseguir es que los secretarios de estado puedan ser llamados a comparecer y responder a los cuestionamientos.
El presidente Peña Nieto trató de darle un giro en su Cuarto Informe cuando realizó un evento en donde participaron distintos ciudadanos que le pudieron hacer preguntas. Un formato que no está establecido en la ley y que intentó mostrar al presidente atento a las inquietudes de los ciudadanos.
COMUNICACIÓN PERMANENTE
Con la llegada del presidente López Obrador varias circunstancias han vuelto a cambiar, pero poco se ha avanzado en el tema de los informes.
El presidente al inicio contó con la mayoría calificada para realizar cambios en el tema del informe y rendición de cuentas, pero continúo de la misma forma. Lo que más bien realizó fue seguir una política de comunicación permanente a través de las conferencias a primera hora del día y pronunciamiento de discursos a los 100 días y cada aniversario de su victoria electoral.
En este sentido, el presidente concentra la comunicación política de su gobierno y aprovecha cada oportunidad para destacar los logros de su administración y realizar pronunciamientos políticos sobre los principales temas del país.
Ha dado un giro notable, pero tampoco ha abierto la posibilidad de un diálogo con el congreso para una posible rendición de cuentas. Por el contrario, su discurso es incuestionable y no es posible hacer notar los aspectos descuidados de su administración.
HACIA EL CUARTO INFORME
De esta forma, el próximo Cuarto Informe de Gobierno continuará en la misma tesitura y seguiremos deseando que en nuestro país exista la suficiente madurez política para poder discutir sobre logros del gobierno en turno, pero también sobre los pendientes.
La política continuará en la polarización y estos aspectos que mostrarían mayor civilidad permanecerán relegados esperando mejores épocas.