Los comienzos

“Bienaventurados los que saben que detrás de todos los lenguajes se halla lo inexpresable”. Rainer María Rilke
“Ojalá que cuando llegue el día, alguien me sostenga en su cariño, me perpetúe a través del afecto; será la prueba más honda de que no habré vivido en vano”. Julio Cortázar 
“Hay una vela en tu corazón, lista para encenderse. Hay un vacío en tu alma, listo para ser llenado”. Rumi
“No sé si soy una persona triste con vocación de alegre, o viceversa, o al revés. Lo que sí sé es que siempre hay algo de tristeza en mis momentos más felices, al igual que siempre hay un poco de alegría en mis peores días”. Mario Benedetti
Dicen:
“Todos somos iguales. Todos merecemos respeto”
Digo:
“Todos somos distintos. Todos merecemos respeto”
Juan Gervás
“Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas”.  Charles Dickens

 

“Justo cuando me rendí y pensaba que la oscuridad iba a devorarme, encendiste una cerilla…” Nerea Delgado
Vivo para seguir a mi corazón. ¡Más no sé! Lía Risco

 Iniciar cualquier cosa, proyecto, tarea, reto, hábito o relación implica cierto nivel de compromiso. Ubicar las razones para comenzar algo se contraponen con todas las que hacen que no suceda, que aun sabiendo que será algo bueno, un bien, preferimos posponer, procrastinar, que pareciera que la realidad, la prisa, lo importante o una exigencia externa tenga la fuerza necesaria para impulsarnos a efectuar lo que sabíamos que teníamos que iniciar y con ello hacer lo necesario para que las cosas sucedan. Somos seres complejos y por demás contradictorios.

Nos gusta hablar inicios y términos, porque eso es la vida misma. Ciclos que se completan, procesos que implican arrancar con acciones y cambios, y tener resultados y consecuencias. Pero también es cierto que no queremos aceptar que las cosas terminan, se acaban. Sobre todo, en la parte afectiva, no aceptamos tan fácilmente que el amor se acaba, las relaciones afectivas se quiebran, que la vida tiene en la muerte la única certeza al nacer, que es la de morir.

Los nuevos inicios como los del calendario, con el cierre del Año Viejo y el anuncio del Año Nuevo, son artilugios que hemos usado para dar sentido al tiempo y a nuestra vida, y hemos creado calendarios desde la observación de los astros, del sistema solar y con ello hemos querido dar sentido al tiempo, como un vector que organiza nuestra existencia.

Todas y todas sabemos que, entre aniversarios, cumpleaños y demás conmemoraciones vamos pasando la vida, no solo es la medición del tiempo con el reloj, sino la llegada de las fechas especiales, la vida se mueve el tiempo, que incluye fechas difíciles, no solo son celebraciones de alegría, sino también de remembranzas y recuerdos, de esas que duele en el alma.

Martha Pardo Sánchez escribió:

“He aprendido que la vida es un momento, un pequeño instante. Vivimos pensando en el mañana, intentando comprender el ayer, y mientras, dejamos escapar el día de hoy. Vivimos buscando el momento perfecto, la vida perfecta, el sueño perfecto, la persona perfecta… pero no hay momentos, ni vidas, ni sueños, ni personas perfectas. Crea el momento, vive la vida, desea tus sueños; no serán perfectos, pero serán nuestros, serán vidas vividas… no leídas...”

Vivir los comienzos cada mañana con una alegría vibrante sería una forma de aceptar la finitud, la fragilidad y las sorpresas de la vida. Despertar y sentir la sangre correr en nuestra venas y arterias, sentir los latidos del corazón, llenar nuestros pulmones de aire y sentir el primer sorbo de café, de jugo o de agua como un renovado rito de iniciación a la vida, debería ser lo ideal, sin dejar de reconocer que la vida tiene sus recovecos, con todos los problemas reales a los que nos enfrentamos cada día. Sin ingenuidad, pero si con buenos propósitos podríamos tener comienzos que nos ayuden a cumplir sueños, metas y deseos.

Es un año nuevo, que también nos permite aceptar que no es fácil la vida. Lola Ortiz le puso palabras:

A veces no es tan fácil como dicen.
No es caerse, levantarse, limpiarse las rodillas, y ya está.
No, a veces no…
 
A veces te quedas en el suelo un ratito, porque no sabes cómo levantarte. Porque te duele todo.
A veces te levantas, pero te cuesta lo suyo, y sufres en ello.
A veces te limpias las rodillas y sigues teniendo marca.
Te curas las heridas y siguen doliendo.
Y se queda la cicatriz.
A veces no se vuelve a caminar igual, o no enseguida.
El camino se vuelve complicado. Y nada parece fácil.
A veces se necesita tiempo, simplemente, para reconstruirte.
Tómate el que necesites

Los comienzos en el Año Nuevo, se han contagiado por el declarar propósitos, metas, compromisos personales especialmente, más allá de rituales y mitos, calzones de colores, maletas dando recorridos en las calles, escobas barriendo entradas de casas entre otros. Muchos de esos propósitos son deseos, que quienes pueden, los ponen en sus mentes y corazones mientras se escuchan las doce campanadas -metafóricas- y comen las doce uvas y luego se brinda. Otros los hacen desde antes y los escriben en una hoja, algunos, cada vez más, los registran en su block de notas de sus celulares, y que más allá de lo que son en sí mismos, esos propósitos, nos permite imaginar e idealizar nuestros deseos, nuestros sueños, como escribió Hyera Maze y que viene a propósito del Nuevo Año 2025:

“Cuando ya no persigamos nuestros sueños, ¿qué viene después? Cuando dejemos de buscar el amor, ¿qué más podemos hacer para que esta vida tenga sentido? Tal vez, aprovechemos este tiempo para descansar, para sanar nuestros corazones de los sueños y las promesas rotas. Que este sea el momento adecuado para ver y descubrir finalmente qué cosas nos quedan por perseguir aparte de nuestros sueños y el amor. Esta vez, quiero que sea yo misma: un corazón sanado, un sistema nervioso bien regulado, mi autoestima. De todas las batallas que pierdo al perseguir mis sueños, deseo que esta vez gane para recuperarme. De todos los dolores de corazón que gané al amar, me aseguraré de curar todas las heridas que quedaron y tratar mis cicatrices de manera especial. Puede que lleve años, no importa. Solo quiero que esta sea mi temporada, toda sobre mí.  

Y tal vez, solo tal vez para algunos las palabras Jorge Luis Borges pueden ser significativas en un mundo donde el mal existe y en donde la banalidad del mal se expresa en desinterés y desdén y la injusticia hace de las suyas y que de manera pacífica y simbólica podemos integrar, -comprender-, más nunca reconocer el dolor y el daño que a veces las personas nos causan:

“Yo no hablo de perdones ni de venganzas. Lo mío es mucho menos complejo que eso. Las personas que me lastiman o me defraudan, dejan de existir para mí y no me ocupo nunca más de ellas. Yo hablo de olvido. “El olvido” es la única venganza y el único perdón.”

Venga el Nuevo Año, con las incertidumbres y las pocas certezas. Venga el nuevo comienzo y con ello la esperanza de la prosperidad y la justicia social para todas y todos. Venga el Nuevo Año 2025 que seamos capaces de demostrar que la vida es una y que de lo que se trata como lo dijo Rosa Montero, que es la muerte nos sorprenda viviendo.