Llama diputado Pepe Huerta a rendir cuentas por vacunas anti COVID19

Diputado José Huerta Aboytes, integrante del Grupo Parlamentario del PRI. Foto: Especial

Guanajuato, Gto., 19 de agosto de 2021.- Ante la opacidad en el ejercicio de recursos públicos para la adquisición de vacunas contra el Covid-19 y las cifras que no cuadran sobre su aplicación, el diputado José Huerta Aboytes urgió a practicar una auditoría minuciosa e integral, y que una vez que haya resultados, se informe con amplitud a la ciudadanía sobre el origen, estado actual y destino de los biológicos.

En la diputación permanente, el legislador del PRI señaló que en estricto sentido, si llega una cantidad determinada de vacunas y en los siguientes ocho días se aplican, el resultado es un número de vacunas igual a la cantidad de dosis recibidas y quedar un saldo de cero.

No obstante, parece que a los responsables de la aplicación del Plan Nacional de Vacunación las cuentas no les cuadran.

El legislador citó que de acuerdo a una investigación periodística llevada a cabo por un equipo de reporteros del diario ¨El Financiero¨, a la tercera semana de julio de este año: “se había recibido un total de 73 millones 700 dosis de los biológicos de Pfizer, Astrazeneca, Sinovac, Sputnik V, Cansino y Janssen, pero a la fecha de la publicación del reportaje, se habían aplicado 54 millones 283 mil inyecciones, por lo que, en una operación de sumas y restas, 19 millones 417 mil dosis no se habían aplicado”.

En seguimiento a los datos anteriores, la semana pasada, Raymundo Riva Palacio, director de ese cotidiano, en su columna diaria publicó una entrega que tituló “¿Para qué quieren tantas vacunas”? donde se hacía la consideración que “hasta el 9 de agosto, según las cifras oficiales, se había aplicado, por todo el país, un total de 72 millones 489 mil dosis, repartidas de diferente manera; y que en la misma fecha, en los almacenes de la Secretaría de Salud, se tenían 18 millones de dosis listas para utilizarse”.

Lo que significaría que, de cuadrar las operaciones aritméticas, “se tendrían, en México, 90 millones de vacunas, aplicadas o listas para usarse, mientras que, como ha repetido el Secretario de Relaciones Exteriores, seguirán llegando de manera escalonada las que se han contratado.”

Agregó que según declaraciones oficiales, se compró un total de 180 millones de vacunas, pero si somos 124 millones de habitantes y sólo serán inmunizados 85.6 millones de personas, porque los menores de 18 años no serán vacunados, debemos concluir, que las dosis requeridas, serán 171.5 millones.

De ahí la cuestión editorial que animó la redacción de la columna del señor Riva Palacio, “¿Para qué quieren tantas vacunas?” “¿para qué, si una vez vacunados todos los que se habían previsto nos sobrarían ocho y medio millones de las que se compraron?”.

El diputado José Huerta cuestionó que si esas cifras no incluyen a los más de 3 millones de mexicanos que se vacunaron en Estados Unidos, ni a las 2 millones y medio de vacunas que le regaló Joe Biden a López Obrador en marzo pasado: ¿por qué cada que se presenta la oportunidad, seguirle pasando la charola al gobierno americano para que nos sigan regalando vacunas?.

La respuesta parece haberla encontrado el propio periodista mencionado, el cual, en su columna del pasado lunes nos contesta con el propio encabezado de su artículo: “Las vacunas… Se perdieron”.

Apuntó que resultan inquietantes las cuestiones que se plantea: ¿Cuántas vacunas se han perdido y por qué? ¿las compras del Canciller han sido ilusorias? ¿los proveedores envían embalajes vacíos?  ¿le falló la logística al Zar de la pandemia? ¿se les echaron a perder los biológicos a los ayudantes de López Gattel?.

Para saber con exactitud ¿qué está pasando? Lo más saludable, lo más importante y hasta lo más urgente, es que se practique una auditoría minuciosa e integral; y que una vez que haya resultados, se le informe con amplitud a la ciudadanía sobre el origen, estado actual y destino de las vacunas.

Si haber utilizado la vacunación como bandera electoral fue una medida de ruindad moral y de miseria política, la disposición indebida de las vacunas con fines patrimoniales sería un crimen de una bajeza sin nombre, acotó el legislador