Las respuestas a la pandemia

Francisco Meza
Francisco Meza pluma Platino News

La pandemia por Covid-19 ha sido un hecho histórico difícil y doloroso porque nos afectó en varios aspectos de nuestra vida personal y social, pero, sobre todo nos quitó a muchos de nuestros seres queridos. Ahora con el aumento de contagios en México nos llevamos las manos a la cabeza y revivimos momentos difíciles a los que no queremos regresar.

Responder al desafío de la pandemia no fue una opción para la humanidad sino una obligación que se tradujo en ideas y acciones concretas que es lo que nos proponemos retomar para tratar de entender en dónde estamos. Estas respuestas provinieron desde el ámbito personal, a nivel de instituciones y de gobiernos. Algunas de ellas son las siguientes:

Individualmente

Como individuos hemos observado básicamente tres posiciones: de apatía, de responsabilidad y las personas que han fluctuado entre una y otra.

Todos hemos escuchado o conocido personas que mostraron total apatía porque desde el inicio negaron la existencia del virus y por lo general, hablaron más de conspiraciones. Más adelante, aparecieron los antivacunas que negaron todo posibilidad de que éstas pudieran traer un beneficio. Existen en todos los países y de todos los niveles.

También están las personas responsables que desde el primer momento hicieron caso a las indicaciones de prevención e incluso, las promovían en redes sociales señalando la importancia de tomar consciencia. No faltaron los que tomaron acciones más radicales, pero la intención era no propagar los contagios.

Las personas que fluctuaron entre una posición y otra, principalmente lo hicieron de la apatía a la responsabilidad después de conocer de cerca casos de personas contagiadas y las dificultades que tuvieron para atenderse, las secuelas que presentaron o en el peor de los casos, el fallecimiento de personas cercanas.

Organizaciones e instituciones

También exigió una respuesta a nivel de instituciones y organizaciones a las que todos pertenecemos por nuestro trabajo, por los estudios, la recreación, la convivencia o el crecimiento personal o espiritual. Instituciones y organizaciones resintieron enormemente la pandemia sobre todo por la parte económica que implicó el confinamiento. Algunas de las principales respuestas de estas organizaciones fueron: responsables e informadas o solamente de cumplimiento de requisitos.

Algunas instituciones y organizaciones actuaron con responsabilidad para mantener sus actividades y, sobre todo para ofrecer seguridad a sus integrantes al realizar sus funciones. Siguieron las recomendaciones y las fueron adecuando a sus circunstancias. Algo muy importante es que lo hicieron de manera informada. El conocimiento sobre el Covid-19 fue evolucionando y algunas medidas de prevención se fueron modificando porque se identificaron con más precisión cuáles eran principalmente las vías de transmisión.

Otras organizaciones también hicieron lo necesario para regresar a sus actividades, pero se olvidaron de las personas y se dedicaron a cumplir requisitos. Cumplieron con ciertas formalidades, volvieron a sus funciones, pero en el fondo no respetaron las medidas de prevención. Muchos no tomaron en consideración las más recientes recomendaciones. Un ejemplo muy claro de lo anterior, es que en varias partes todavía se usan los tapetes sanitizantes cuando expertos, como el Doctor Alejandro Macías, han dicho que no tienen utilidad. Algunas instituciones son tan inconscientes que les piden a sus colaboradores pruebas del IMSS o del ISSTE para justificar su ausencia sabiendo que la atención es limitada y en momentos de crisis, prácticamente imposible.

Gobiernos

Todas las respuestas son importantes, pero la respuesta de los gobiernos es fundamental porque repercute en toda la sociedad. Podemos tener a una sociedad consciente y responsable, pero si el gobierno responde inadecuadamente cuesta más trabajo. En algunos momentos de la pandemia se estuvieron examinando cómo los gobiernos estaban respondiendo a la crisis de la pandemia y varios de ellos se fueron clasificando de acuerdo a sus políticas y a sus resultados. Algunos fueron considerados de la siguiente manera:

Responsables, cuando no minimizaron el problema, diseñaron un plan de respuesta, destinaron los recursos necesarios para hacerle frente y emplearon su liderazgo para concientizar a la población a lo largo de toda la pandemia. Responden y dan cuenta de los resultados, acompañados de expertos en el tema. No fueron muchos, pero en los medios se destacan porque aparecen en los momentos críticos de la pandemia.

Obviamente también existieron los gobiernos irresponsables que minimizaron el problema señalando que sería pasajero o que no era como lo pintaban y se podía enfrentar sin ninguna dificultad. Los que no tuvieron en mente un plan para hacer frente a la tragedia sanitaria o a los problemas económicos y dejaron sola a la población con sus agobios. También están los que tuvieron un discurso prometedor y destinaron limitados recursos en salud para apoyar a las familias más afectadas. Los gobernantes que emplearon su liderazgo para desviar la atención y no para concientizar. Finalmente, los que decían una cosa dando recomendaciones a la población y ellos hacía todo lo contrario.

Nuestro presente

El cruce de todas estas opciones nos deja como resultado un coctel de escenarios en donde nos desenvolvemos. Ciertamente, un aumento vertiginoso de contagios que nos pone nerviosos a todos, pero afortunadamente, todavía sin llegar a una saturación en los hospitales, largas filas para conseguir oxígeno ni una escalada de fallecimientos.

Como no queremos regresar a eso, también sigue siendo una advertencia de manera individual, institucional y de gobiernos: mientras más responsabilidad mayor capacidad de respuesta. De forma individual e institucional tenemos que ser más conscientes y exigir a nuestros gobiernos que actúen con responsabilidad. De lo contrario, volveremos a tropezar con la misma piedra.