Abro mi columna mostrando todo mi respeto y condolencias a los 67 muertos y los aproximadamente 76 heridos que causó la explosión en el municipio de Tlahuelipan del Estado de Hidalgo.
Sin embargo me siento profundamente consternado por la forma en que murieron incinerados y consumidos por el fuego, causado por uno de los fénomenos más lacerantes que ha tenido la historia en las últimas décadas de nuestro país y que poco a poco se fue apoderando de toda la mancha territorial de nuestro país a la que se le denominó como el “huachicoleo”, que no es otra cosa más que el robo de combustible (gasolina).
Retomo en esta parte como un hilo conductor las letras que escribí en la columna: “Pemex, barril sin fondo”, cuando aquí mismo escribía:
“Robo de este combustible y que analizaremos desde el punto de vista interno y externo. Este último es el que realizan los llamados “huachicoleros” que son cooptados por el crimen organizado para recolectar la gasolina que se extrae de las perforaciones de tuberías de los ductos de PEMEX, no importando el riesgo que corren porque ha habido accidentes en donde se han quemado estas personas y cuando han sido descubiertos por el ejército, utilizan a niños y mujeres de trinchera para no ser detenidos, pero llama mucho la atención que hasta el momento ningún Ingeniero ni especialista que, generalmente, son los asesores para poder hacer estas perforaciones, se han visto tras las rejas.”
Cuando escribí lo anterior solo tenía presente una de las catástrofes sucedidas en el Estado de Puebla en el año 2010, en donde murieron quemadas cerca de 29 personas, pero ahora, esta catástrofe probablemente sea recordada como una de las más devastadoras en donde han perdido la vida personas que probablemente era la primera vez que iban a robar combustible a pesar del riesgo corrido, que sabían se encontraba latente, al realizar esta conducta ilícita.
Por ende, se hace indispensable que las autoridades federales, estatales y locales realicen un máximo esfuerzo de cooperación para saber si esta explosión fue accidental o provocada. Habida cuenta que no pasa desapercibido que en estos momentos el gobierno de la República realiza una cruzada contra el robo del solvente conocido como gasolina.
Este infierno que se desató, pudo haber sido porque estas perforaciones que se realizaron en los ductos no se hicieron con el cuidado ni asesoría de personas expertas en esta materia, es decir, de generar válvulas clandestinas que por lo menos ocasionaran un menor riesgo para las personas que se acercaron a recolectar la gasolina, que ahí empezó a correr por dichas perforaciones, pero sucedió todo lo contrario.
Quiero hacer hincapié en que hace algunos años cuando se trataba o se mencionaba la posibilidad de vender a compañías extranjeras el petróleo mexicano, e inclusive en el sexenio pasado cuando se dio la Reforma Energética, se levantaron algunas voces que clamaban diciendo que el petróleo era de los mexicanos, pero la sociedad se mantuvo alejada porque la percepción ciudadana era de que la empresa paraestatal PEMEX, pertenecía al gobierno federal, pero no a la ciudadanía, por lo tanto, todos los derivados de la petroquímica, inclusive la gasolina se consideraban ajenas de la economía y del patrimonio de los mexicanos, pero ahora con los últimos acontecimientos que se han dado por parte del Gobierno de la República y debido a sus políticas se cerraron los ductos de gasolina de las refinerías para detener de una vez con el huachicol, los mexicanos y la sociedad entera al verse afectados por el desabasto de gasolina, ahora sí sentimos que PEMEX es de los mexicanos porque está siendo afectado nuestro patrimonio, tiempo y economía, y es de esta manera que queramos o no, los mexicanos tenemos que defender el petróleo porque como siempre, hasta que afecta nuestros intereses es cuando levantamos la voz, porque de lo contrario hacemos caso omiso a cualquier circunstancia.
Por último, quiero convocar y exhortar a todos los compatriotas a que no fomentemos ni compremos gasolina en el mercado negro, que exijamos apoyo y solidaridad cuando con motivo de ese desbasto lleguemos tarde a nuestro trabajo, que exijamos que haya flexibilidad para poder continuar con la vida rutinaria, económica, política y social de México, que antepongamos los intereses y hagamos un esfuerzo supremo para acabar de una vez y para siempre con el “huachicoleo”.
Y en caso de demostrarse que esta catástrofe fue un incendio provocado, cerremos filas para que no suceda más el robo de combustible e impedir poner en riesgo nuestra República porque muchos querrán provocar el caos, temor y anarquía. Actuemos con responsabilidad y unámonos a nuestro gobierno, dirigentes, organizaciones sociales y no gubernamentales, instituciones públicas y ciudadanía en general como si fuéramos uno solo y desde nuestras trincheras desafiemos aquellos que quieren desestabilizarnos porque México está por delante, tenemos identidad, bandera, himno nacional, territorio y una idiosincrasia que nos une como mexicanos.
Y por último no olvidemos los derechos que tenemos como consumidores de:
Que se respete el precio por litro establecido; de que se nos despache con bombas debidamente calibradas; que el precio esté visible y claro; tener a la vista el volumen de venta y el precio total a pagar en la carátula de la bomba; ser informado sobre las forma de pago y obtener comprobante, recibo o factura con los datos de la compra; que el establecimiento cumpla con las medidas de seguridad para que el manejo de combustible no ponga en riesgo nuestra integridad física; no ser discriminado por razones de género, raza o preferencia sexual al comprar combustible; no ser objeto de condicionamiento o negativa de venta o atención, por parte de los empleados de la gasolinera ni en la adquisición de otros productos y cantidades específicas; recibir la cantidad completa solicitada, es decir litros de a litro; denunciar cualquier irregularidad al Consumidor.