“Quizás deberíamos observar la naturaleza con algo más de humildad: no hay árboles ansiosos, ni flores neuróticas, ni pájaros preocupados…” Rafael Vidac
“Qué belleza guardan aquellos que no encuentran su lugar entre tanta gente; no es soledad, es un privilegio de no encajar.” Alejandra Pizarnik
“Los lugares que nunca se olvidan siempre tienen el perfil de un rostro, de un abrazo, de un silencio, de un atardecer.” Massimo Lo Pilato
“La vida es una marioneta del tiempo…en la medida en que cambia cada instante, cambia el mundo interior y el exterior, de tal forma que no somos los mismos dos instantes seguidos.” Aldous Huxley
¿Cómo detener el tiempo? Besar.
¿Cómo viajar en el tiempo? Leer.
¿Cómo escapar del tiempo? Música.
¿Cómo sentir el tiempo? Escribir.
¿Cómo liberar el tiempo? Respirar.
Matt Haig
Son tiempos de prisas impulsadas por una sociedad que nunca quiere parar ni un segundo. El descanso es mal visto. Solo vale para la sociedad de mercado, que el descanso implique consumo, diversión, entretenimiento, afición a algo, coleccionar algo por ejemplo implica comprar. Todo se reduce a ser consumidores. Hacer “nada” y dejar que pase el tiempo sin hacer “nada” es un despropósito para la lógica del capitalismo. El tiempo es oro, y la vida hay que vivirla al tope es la consigna de la sociedad del cansancio, que produce seres agotados por su propio ego, es víctima y su propio verdugo a la vez, y su libertad es una condena de auto explotación, como lo ha formulado Byung-Chul Han.
Estar en silencio es también una pérdida de tiempo, hay que estar escuchando algo, a alguien, consumiendo música, estar ahora oyendo la televisión, -aunque no se vea-, hay infinidad de tiktoks, programas la radio, y ahora miles de podcast de los más diversos temas que entretienen, educan, o domestican consciencias, se trata del consumo a toda hora, en todo lugar “Alexa” es la nueva compañera que se hace presente en la vida de muchas personas y que conoce nuestros “gustos y preferencias”.
Entre la velocidad del tiempo hecho noticia, imagen o meme y de nuestra necesidad creada de estar “conectado” al mundo, lo breve domina, junto con la prisa. Los 140 caracteres en “X” reducen la comunicación a opiniones sin sustento. José Antonio Marina, filósofo español, señala que el “debate político” a través de Twitter deja de lado la argumentación y por lo tanto los insultos, las descalificaciones son las únicas maneras de interactuar, dejando de lado el pensamiento crítico y el uso de la razón, porque un argumento no cabe en un Twit.
La prisa todo lo contagia, en la política, todo es de prisa, vemos declaraciones al “vapor”, sin información, se busca por los medios de comunicación propiciar la respuesta rápida de los actores políticos. La entrevista de “banqueta” por ejemplo, en donde se presiona para la equivocación, para propiciar el error, para que luego vengan la cascada de correcciones, desmentidos, precisiones, aclaraciones, y en donde la “noticia es el error”. La prisa lleva a la imprecisión, a la falla. Juego de aclaraciones que en política solo busca tener audiencias cautivas y domesticadas a base de “twitazos”.
Esta prisa inducida no invita a pensar y en donde las ideas, los argumentos y el análisis de la información se reducen a un meme, a un rumor, a un insulto, y con ello se degrada a la política, y los escenarios de agresión, de violencia y de estupidez emergen y propician las polarizaciones maniqueas y con ello la cerrazón y la no escucha, el encono crea enemigos que han sido diseñados por quienes manejan las redes sociales y por quienes se convierten en los voceros de las “verdades” usando su posición de comentaristas, de conductores de programas de noticias, junto con cientos de opinólogos(as) que se animan a hablar de casi cualquier tema, o que bien son silenciólogos(as) que omiten la realidad, que se callan ante las injusticias, que guardan patéticos silencios para encubrir y defender los intereses de las élites políticas, económicas y financieras.
Lo lento, lo largo es contracultural. Dedicar tiempo a los amigos y amigos, hablar, escuchar, intercambiar ideas requiere tiempo. Hacer cosas con dedicación, es un proceso lento. Hacer un mole con 74 ingredientes requiere tiempo. Confeccionar una prenda de ropa a nuestro gusto, requiere habilidad y tiempo. Leer poesía dejando que las palabras de las y los poetas entren en nuestro sentir, en nuestro pensar, dejar que la metáfora, la analogía, las palabras encuentren eco requiere tiempo, es un proceso lento y es un largo andar..
Meditar, orar, pensar, crear, soñar, imaginar, escribir requiere tiempo. Es hacer que el tiempo tenga su lugar en nuestra conciencia. Recordar lo importante de nuestra historia necesita tiempo, así como diseñar nuestro plan de vida, configurar nuestros propósitos, identificar y clarificar nuestros deseos requiere tiempo. La prisa no ayuda.
En la inmediatez de la satisfacción, en una época de “venta” de recompensas instantáneas, efímeras y fugaces, sin tiempo para la memoria, y con una vida que se sostiene con shots de dopamina que se obtiene con “me gusta y con corazoncitos” y en donde la adrenalina, -el riesgo, la prisa y el goce- son lo único que vale para los individuos inmersos en la sociedad de mercado, el tener tiempo, el hacer de la lentitud un estilo de vida, de sostener compromisos, de vivir relaciones de largo plazo, en donde la lealtad, la fidelidad, la amistad y el amor sean valores cultivados y procurados, esto es sin duda alguna, un verdadero desafío personal y social. Nada fácil en una sociedad en la que todo es desechable, y en donde las convicciones se moldean en las redes sociales y se instalan como las nuevas instituciones del control social.
Vivimos más. La vida se alarga, pero la pregunta es ¿Para qué? La vida no tiene sentido, es un absurdo según Albert Camus, pero, solo el vivir le da sentido. El sentido de la existencia nos encuentra, y eso sucede solo si nos arriesgamos a vivir con la consciencia de saber quiénes somos, con plenitud de vivir con pasión, con la decisión de ser felices, con, para y desde el amor y la libertad, al aceptar que “lo que se ha hecho no se puede deshacer, pero se puede evitar que ocurra de nuevo” como escribió Ana Frank. Darnos tiempo, caminar lento, alargar la vida para que el sentido de la vida nos encuentre y ahí, y solo ahí, podamos decirnos con honestidad y con el corazón en la mano ¡Confieso que he vivido!