La voz del cronista de la Curtiduría

Juancarlos Porras

Se considera, desde hace más de veinte años, José Francisco Alvarado Durán (León, 1946) Pancho como le dicen sus allegados, un curtidor virtual y ejerce ahora como asesor de negocios internacionales. Es decir, luego de su notable traspaso por las industrias del cuero se dio a la tarea de documentar el ser y quehacer de una de las vocaciones reales que le han dado sentido de identidad a la ciudad de León de los Aldama. No por nada uno de sus agremiados Chema Padilla Ramírez lo llamó el cronista de la Curtiduría en el país. Título que le viene a la medida ya que su interés y curiosidad lo han llevado a indagar más y mejor la historia de cómo el hombre ha sabido aprovechar con creces las pieles de los animales para su beneficio y el de su comunidad.

Con Todos curtidos. Crónica y anecdótica de una industria (Edición especial, 2019) nos lleva de la mano por el desarrollo histórico de una labor que regodea al hombre no sólo como creativo sino como humanista, en el sentido del trazo de una mejor cultura: desde tiempos inmemoriales vinculado luego a los pueblos originarios sin dejar de lado el posicionamiento de los españoles venidos de la Península para avocarse en el virreinato y recalar en el movimiento independentista que dará otra solvencia, por llamarle de alguna manera, a la pertenencia de nuestros ancestros.

Luego vendrá el México que intenta ser moderno, a partir de la “manufactura” para desplegarse, desde el campo mexicano con los arrieros donde nuestro Bajío que marca sin duda el crisol del mestizaje como también el del desarrollo aunado a la minería sin perder de vista la ganadería con sus prominentes haciendas y su cultivo. El rotor de los tambores, no de guerra sino de obraje, resuena por estos lares de León de los Aldama para consolidar de manera paulatina una industria que sumará a la hechura de zapatería con creces.

La riqueza de los personajes, así como la terminología utilizada en el argot curtidor (pensemos en la corambre), los procesos de fabricación junto con los nombres de las curtidurías pioneras desde aquella novohispana Tenería de Morcillo, marcan el gran mérito del libro de marras ya que nos enriquece y nos otorga señas de identidad que bien merecemos ensalzar. Lo mismo a quienes han contribuido a reflexionar, pero más a hacer visible los orígenes de la Curtiduría: Evolución histórica de la Curtiduría en León (1994) de Eva Piñón Medina tesis que solventó la notable autora y de la cual, nuestro querido y admirado curtidor virtual en su momento asesoró.

Así pues, este libro nos vincula de manera ferviente sí a la tradición de un gremio, pero también al reconocimiento de la historia local donde, sin perder sentido, aboga por la recuperación y más por el seguimiento de los hombres que lograron desarrollar un modelo de gestión que lo pone no sólo en el mercado mundial sino en el pensamiento cotidiano de todos por la evidencia mostrada.

De manera elocuente ilustrado por Rosario Rozas a la sazón notable escultora y artista plástico hija y hermana de curtidores junto con los artistas Arturo Joel Padilla Urenda, Jorge Barajas e Ildefonso Lorea todos de bendito recuerdo, Pancho no deja ningún campo abierto ni mucho menos explorado para hablarnos del mundo del cuero. Como también darnos noticia de la secuencia del intento de la conformación de un museo (1961; 1991) para desembocar en el Museo de la Piel y del Calzado, MUNPIC (2014) cuyo proyecto sigue en pie, pero detenido en el tiempo.

Conjunto Escultórico La Tenería obra del Escultor Ildefonso Lorea

Hacía falta una memoria y crónica de la curtiduría como esta sin duda. Nada compleja y sí llena de amor y sabiduría vertida desde el Barrio de Arriba en León por uno de sus tantos hijos notables. Escrita por quienes se han dedicado a los cueros y sus técnicas: arte y oficio. Lo que ha hecho Pancho Alvarado es traspasar en efecto el sentido de lo escrito de las fórmulas y las recetas que solo había por allí publicados de manera dispersa y un tanto de boca en boca. Por eso, qué razón tiene nuestro autor cuando menciona que “hay mucha historia aún por hacer desde nuestros oficios”.