La verdad os hará libres

Maestro Paulino Lorea Hernández.

Durante la trayectoria de nuestra formación de abogados, los maestros en su cátedra siempre nos enseñaban y recomendaban no mentir, preservar sobre los valores de ética, sinceridad, bondad, respeto a justiciables y contrapartes, en fin siempre la verdad. Tan es así que el lema de las Universidades de Guanajuato y de la Iberoamericana es: “La Verdad os hará libres”.

No obstante y pese a lo machacón en estos valores sobre los grupos de alumnos en clases, durante 35 años que lo hice en diversas instituciones, en el funcionamiento y práctica jurídica, en mi despacho por donde se han formado 48 abogados desde estudiantes, pasantes y titulados, tuve que prescindir de varios o se fueron voluntariamente por mentirosos; producto de su comportamiento a base de engaños, simulaciones y mentiras, sin expresar de frente y sin rodeos su ruptura e inconformidad o evitar sus conductas ocultas, faltas de lealtad e inventando historias, pretextos y motivaciones increíbles para sacar raja del momento en detrimento de su propio futuro y fortalecimiento profesional.

Lo más lamentable es que la confianza se pierde y su carrera se ve manchada por esa postura deleznable que los degrada y va haciéndose costumbre en su trayectoria, en su ejercicio profesional, para luego realizarlo por sistema, y sin credibilidad para quien los va conociendo.

Es posible que logren cierto éxito profesional y hasta con bienes patrimoniales tangibles ostentosos en su vida cotidiana, como autos de lujo (lo primero), joyas como relojes y cadenas de oro, etc., pero ante la sociedad en general no son bien vistos.

Si desde muy jóvenes empezaron a mentir, es posible que continúen por ese camino y cada vez se incremente repetitivamente esa conducta como forma de vida.

Vaya como ejemplo y catalogándola como una ficción, la relatoría sobre uno de estos jóvenes abogados que primero me causó algo de indignación y disgusto, pero luego me pareció hilarante por lo ingenioso de la cadena de mentiras y como se le fue complicando todo.

– Maestro fíjese que voy a tener que salirme del Despacho después de estos años, voy a inscribirme para estudiar una Maestría en Derecho Penal y además tengo un ofrecimiento de otro trabajo.
– Qué bueno busques superarte René (vamos a llamarle así, porque lo tratamos como ficción).
– Si Maestro estaré solo esta quincena y ya me retiro, gracias por todo y usted me dice a quien le entrego los expedientes de los asuntos pendientes.
– Ah! pues haz una lista y te los recibirá mi asistente Sofia. Pero de dónde viene tu oferta de trabajo? Te vas a otro Despacho Jurídico? A alguna universidad? A la Fiscalía o al Tribunal De Justicia?.
– Disculpe, aún no puedo informarle, pero ya luego le digo. Después de la quincena.
En otra entrevista de despedida me dijo…

– Pues llegó el día Maestro, ya entregué los expedientes a Sofia y me voy, gracias por todo, aprendí mucho y le regreso estos tres libros de Derecho Penal que me había prestado, me sirvieron y pues ya luego los compro. Ya cobré mi último pago y no tenemos nada pendiente.
– Muy bien, deja darte un abrazo y desearte mucho éxito en lo que emprendas o a donde vayas a prestar tus servicios. Y por cierto, siempre a donde te vas? Ya me puedes decir?
– No, aún no, estoy por decibir si en la Fiscalía o en una empresa privada de buen nivel. Yo le aviso.
– Ok René, espero te vaya bien y aproveches esta oportunidad, en la Fiscalía sería muy bueno porque requieren personal nuevo, preparado en el Nuevo Sistema de Oralidad Penal, y tú ya eres un experto. Pero a otro despacho o con otros abogados no te irás?.
– No Maestro, no voy a ningún otro bufete jurídico, es a una empresa privada o a la Fiscalía.
– Bueno, pues me avisas por favor. Y lo que se te ofrezca, aquí siempre serás bien recibido.
Pasaron unos días y no supe más de él, pero ya los demás colaboradores me habían informado que se lo encontraban en el Ministerio Público, en las Agencias, y que ya tenía tiempo trabajando como el abogado penalista de un despacho jurídico, cercano al nuestro, donde no tenían quien atendiera los asuntos penales.

Aún así, le llamé por teléfono para saludarle y ver si le quedaba un poquito de sinceridad y de valor civil para que él mismo me lo comentara.

– Hola Rene, cómo estás? Siempre te fuiste a la Fiscalía? O a algún Despacho Jurídico?.
– No Licenciado Paulino (adiós lo Maestro), opté por trabajar en una empresa privada como su abogado.
– Muy bien, y cómo se llama la empresa?.
– Es un corporativo, luego le digo.
– A qué se dedica?.
– Al comercio y servicios. Luego le platico, hasta luego.
Tan fácil que hubiera sido como la mayoría lo hacían, de agradecer y su decisión de abrir su despacho, o de ir a otra área de trabajo donde ganaría más.

Siguió en la mentira. Qué podemos esperar de esos muchachos a futuro?.