Una cosa es lo que pasa y otra muy distinta cómo se cuenta, lamentablemente la brecha en la política mexicana entre una cosa y la otra es cada vez más grande, al grado que el discurso político ya realmente nada tiene que ver con la realidad.
Ahora se dice que en el COVID no faltaron camas y que todo el mundo tuvo derecho de atención médica especializada. No ha pasado tanto tiempo y no puedo creer la falta de memoria colectiva cuando validan estas afirmaciones, cuando todos vivimos la angustia de la falta de lugares en hospitales públicos y privados y la odisea que resultaba conseguir un tanque de oxígeno.
Se afirma categóricamente que la economía mexicana va muy bien, que no son ciertos los riesgos de una recesión económica, que es una mentira que este año no vayamos a crecer nada o prácticamente nada. Lamentablemente este discurso público poco puede hacer frente a la realidad económica que dicho sea de paso no depende de decisiones internas gubernamentales, la economía es mundial y no se le controla con discursos.
Se dijo cada mañana que no había narco laboratorios y ahora se presume a cada rato que se desmantelaron narco laboratorios, entonces ¿Había o no había narco laboratorios? Porque para poderlos desmantelar primero tienen que existir.
Se condenan los actos de campaña anticipados con camiones que tienen estampada la cara de las pre pre pre candidatas, se nos olvida que esas mañas las vimos en espectaculares que cubrieron todo el país también antes de tiempo cuando tampoco había todavía campaña.
Por más que salgan a declarar que le vamos ganando a la inseguridad la gente cada vez tiene más miedo de todo, las palabras no nos protegen ni combaten al crimen.
Ante el caos que ha representado la elección del Poder Judicial el discurso ahora dice que somos un país internacionalmente admirado por sus prácticas democráticas, cuando en la realidad, nos ven con lástima por el franco retroceso en estado de derecho que vivimos.
Pero no importa lo que pasa sino como se cuenta, los políticos se aprovechan de la mala memoria del pueblo y de la apatía para presentarnos la narrativa que les da la gana, nos cuentan un cuento donde todo lo hacen bien, todo lo tienen controlado, le van ganando a la inseguridad y a la corrupción y a nadie le hace falta nada. Como pueblo no les creemos nada, pero no hacemos nada al respecto.
El valiente dura hasta que el cobarde quiere y el mentiroso miente hasta que el crédulo lo permite.