La transformación digital en ensayos clínicos (Primera Parte)

Doctor Éctor Jaime Ramírez Barba es médico cirujano y diputado del PAN en el Congreso Federal.

“La inteligencia artificial no reemplazará a los médicos, pero los médicos que la utilicen reemplazarán a los que no lo hagan”. Eric Topolnes

Imagínese un futuro cercano donde un paciente en una comunidad rural participe en un ensayo clínico sin salir de su casa, gracias a monitores portátiles y consultas por videollamada. O donde desarrollar un nuevo medicamento ya no tome una década porque la inteligencia artificial (IA) analiza millones de datos en minutos para encontrar moléculas prometedoras. No es ciencia ficción; es la revolución que la transformación digital está impulsando en el mundo de la salud. Y en México, esta transformación se ha vuelto una necesidad impostergable para no quedarnos atrás.

Primero, aclaremos los conceptos. A veces se usan indistintamente términos como digitización, digitalización y transformación digital, pero no son lo mismo. En pocas palabras “Digitización” se refiere a convertir información analógica en digital – por ejemplo, pasar un expediente médico de papel a un archivo PDF. Es el primer paso, donde documentos y datos físicos se vuelven datos digitales manipulables por computadora.

“Digitalización”, en cambio, es utilizar la tecnología para mejorar o redefinir procesos tradicionales. Esto implica automatizar tareas antes manuales, agilizar trámites o usar herramientas electrónicas en la práctica médica cotidiana. Gracias a la digitalización, los datos ya en formato digital se aprovechan para transformar procesos: un ejemplo es implementar un sistema electrónico de citas en lugar de agendas en papel.

“Transformación digital” es un concepto más amplio: significa integrar las tecnologías digitales en todas las áreas de una organización, cambiando de fondo cómo opera y cómo entrega valor. En salud, una transformación digital implica repensar todo el modelo de atención con base en las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías, desde la prevención hasta el seguimiento de pacientes, pasando por la investigación y la gestión administrativa.

Dicho de otra forma, la transformación digital es un proceso cultural y estratégico además de tecnológico. No se trata solo de comprar computadoras o software, sino de rediseñar el sistema de salud para la era digital, rompiendo el molde tradicional.

La vida cotidiana ya es testigo de los beneficios de lo digital: desde banca electrónica hasta comercio en línea, pasando por teléfonos inteligentes y aplicaciones que simplifican tareas diarias. En el campo de la salud y particularmente en la investigación clínica, esta revolución digital está en marcha y acelerando.

De acuerdo con un reporte de Natalia Kotchie y colaboradores titulado “Transformación Digital, una nueva era para los ensayos clinicos” por IQVIA, compañía multinacional líder a nivel mundial que ofrece servicios de analítica avanzada, soluciones tecnológicas e investigación clínica para la industria de las ciencias de la vida y el sector salud, la creciente complejidad de los ensayos clínicos ha hecho más difícil su conducción con métodos tradicionales, pero las herramientas digitales están cambiando el juego.

La transformación digital –que incluye la digitización de datos, la automatización de procesos y el uso de IA/Machine Learning– mejora la eficiencia de los ensayos, enriquece la experiencia de los pacientes participantes y desbloquea información crucial para la ciencia.

En el reporte se destacan varias tendencias tecnológicas clave que ya están revolucionando el desarrollo de fármacos y la atención médica: El análisis de datos en tiempo real permite a investigadores y médicos tomar decisiones informadas más pronto, acelerando cada etapa del ensayo clínico. La IA y la analítica avanzada se usan desde la identificación de nuevos compuestos hasta el diseño del protocolo de estudio.

A la par, los ensayos se hacen más humanos: se incorporan telemedicina, dispositivos portátiles (wearables), sensores y apps para monitorear al participante en su vida diaria, reduciendo las visitas innecesarias al hospital y la carga tanto para el paciente como para el centro de investigación. Esto abre la puerta a ensayos clínicos descentralizados, donde la geografía deja de ser barrera y el paciente puede contribuir desde su hogar o comunidad.

El uso de herramientas digitales permite capturar datos de forma remota y continua. Desde la historia clínica electrónica hasta diarios electrónicos de paciente (ePRO, por sus siglas en inglés) para reportar síntomas, la información fluye a centros de datos donde puede ser revisada en tiempo real. Además, la monitorización centralizada de esos datos ayuda a detectar más rápido cualquier señal de alerta o necesidad de ajuste en el estudio.

Muchas tareas rutinarias de un ensayo (llenado de formularios, seguimiento de adherencia, reporte de eventos) hoy pueden automatizarse, reduciendo errores y liberando tiempo para labores de mayor valor. Por ejemplo, sistemas inteligentes ya revisan datos clínicos para identificar riesgos tempranos, y algoritmos colaborativos ayudan a los investigadores en el análisis de resultados.

Continuaré la semana entrante comentando de los ecosistemas de datos operables, del diplomado que estamos dando en la UNAM de IA-Salud y los avances que México está dando en los ensayos clínicos.