“Cuentan la historia de un hombre que era muy bueno para los negocios, un hombre próspero y trabajador que tenía un especial talento para administrar sus bienes y generar fortuna; Tuvo 2 hijos que gozaron de su tutela y protección, camino a su oficina pudo encontrarse a uno de sus compadres quien al saludarlo le pregunto:
– Compadre sus hijos están creciendo ¿Qué futuro ve para ellos? –
El afortunado hombre respondió:
-Pues mire, Carlos el mayor es un muchacho muy capaz, inteligente, visionario, bueno para la administración y los negocios; A él le confiare el patrimonio y la administración de nuestro emporio empresarial, sin duda lo hará muy bien.
Sin embargo Danielito que es medio disperso, distraído, no tan brillante y poco administrado a él lo impulsare en la política, y en una de esas, hasta Presidente Municipal llega a ser. – “
El desgaste de los partidos políticos ha provocado que se recurra a las figuras ciudadanas para oxigenar y legitimar la vida política, es por ello que ahora los Consejos Ciudadanos, Cámaras y Colegios Empresariales se han involucrado directamente en la política durante las últimas décadas, este involucramiento le ha brindado una mayor dignificación en sus inicios.
No resulta entonces coincidencia que las primeras alternancias se hayan dado de la mano de figuras empresariales que brindaron unas primeras administraciones decentes y prestigiables, la historia de nuestro Guanajuato se ha forjado en torno a muchos distinguidos hombres que fueron capaces de ver más allá del rendimiento económico personal por un bienestar social de su comunidad.
Aquellos escasos hombres parecían seguir reglas no escritas en su desempeño en la función pública, como por ejemplo: no aprovecharse del cargo para el beneficio propio y evitar los conflictos de intereses, hubo pocos empresarios venidos a políticos que respondieron con honorabilidad en el servicio público, de todos los colores, pocos, pero los hubo.
Sin embargo hoy la figura se ha pervertido (también en todos los colores) y cada vez son más escasos, los perfiles empresariales que de manera desinteresada quieren aportar a la mejora social.
¿Qué pensar del político de carrera que en unos cuantos años se vuelve un próspero empresario constructor?
¿Qué podríamos adivinar de aquel importante empresario que repentinamente encuentra en el servicio público su realización?
Por su puesto que una cosa no excluye a la otra, pero si pone en el centro del debate la vocación de quienes nos representan en los cargos públicos.
Uno supondría que el servicio público y la inmersión en la vida política de tu comunidad viene acompañada de profundas motivaciones sociales que te impulsan a transformar tu entorno en el concepto que tienes del “deber ser” de tu sociedad (cualquiera que sea tu ideología), lo anterior si bien no es exclusivo ni de profesiones o perfiles, si dibuja en los antecedentes del político la convicción de causas y/o banderas que enarbolara en su trayectoria.
Hoy la palabra “vocación” parece haber mutado a “interés” dicho esto en el más benigno de los sentidos posibles y sin buscar ofender si no solo describir.
Interés por involucrarse en el entramado gubernamental del gremio o medio en que se desempeñan los negocios familiares, en el mejor de los casos para “aportar” su experiencia y visión empresarial, o en el peor de ellos (y el que adivinamos recurrentemente) para beneficiarse y/o proteger sus intereses personales.
Tenemos entonces el empresario transportista que en su función pública (antes de pedir licencia) como Diputado Federal pertenece a la Comisión de Transporte, ¿Coincidencia? ¿Vocación? o ¿Interés?
También está el viviendero constructor que (como resulta lógico) funge como Diputado en la comisión de vivienda de la Congreso Federal ¿Sera para poner a disposición del pueblo su gruesa trayectoria por vocación? o ¿Sera la motivación personal de proteger sus intereses?
Trasciende que en la comunidad de Santa Rosa en Guanajuato se lleva a cabo un “ecocidio” al talar 6.8 hectáreas de árboles y que amenaza con extraer al mes 1,800 mts2 de agua de la presa “el peralillo” para un fraccionamiento privado que no cuenta con permisos, ni con la conformidad de los habitantes.
¿Habrá sido por Vocación?