Cuándo hablamos de seguridad, nos referimos a un modelo complejo, en el cual todas sus variables están en discusión todo el tiempo, pero sin duda, uno de los ejes centrales de la misma es la policía: ¿quiénes la integran?, ¿cómo se eligen a esos elementos?, ¿cómo se les capacita?, ¿cómo se regula su actuar cotidiano?, ¿cómo se les paga, recompensa y reconoce?, ¿cómo se les promueve?, ¿cuál debe ser su orientación como cuerpo de seguridad?, ¿cómo se les evalúa?, ¿cómo se controla su uso de la fuerza y se evitan abusos?.
Muchas preguntas más vienen a mi mente, pero creo que con esas que planteo queda claro el punto: no es fácil hablar de la policía y de lo que de ella necesitamos y esperamos.
En estos momentos en que se esta recobrando la “normalidad”, creo que es pertinente retomar este punto porque sin duda los indicadores de seguridad no nos han dejado descansar. Cada mes se nos a hecho costumbre y no es novedad ya, ver aumento en varios delitos de alta incidencia e impacto, y ello siempre lleva a muchas preguntas, pero la básica es: ¿Qué hace la policía?
La policía obedece a un sistema o modelo planteado por el Sistema Nacional de Seguridad Pública, en base a lo señalado por el Art. 21 Constitucional, que da las pautas para el mismo; nos dice que la seguridad comprende a prevención, investigación y persecución de los delitos así como la sanción de las faltas administrativas.
Suena bien, pero no está pasando….
Prevenir para el común de las personas, es que la policía patrulle y haga “presencia”, evitando con ello que las personas violen las normas, pero en todo nuestro país, ese simple recursos es insuficiente, y me atrevería a decir que en el mundo es igual. Es caer en la vieja confiable de “necesitamos un policía para cada persona”
No hay forma de cumplir con esa expectativa, siempre se comentó que la UNODC recomendaba un policía por cada 1,000 habitantes, después la recomendación cambió a 2.8 elementos por cada 1,000 habitantes; ahora es importante recordar que es recomendación, no norma obligatoria. Actualmente contamos con 0.8 elementos por cada 1,000 habitantes.
Investigar los delitos…. Si bien las policías deben contar con un área de investigación, lo real es que su participación como primer respondiente en los casos de flagrancia es la tarea que nuestros policías hacen, ya no investigan más bajo la conducción del Ministerio Público, rendir su testimonio y embalar y hacer cadena de custodia de esos casos es su tarea.
El Código Nacional de Procedimientos Penales contempla en el Art. 132 las responsabilidades de la policía bajo el Nuevo Sistema Penal, aún se está lejos de cumplirlas.
Dónde la policía sigue haciendo su tarea es en el castigo de las faltas administrativas, pero lo importante es cambiar el chip y hacer que se cumpla con su responsabilidad constitucional, como ya hemos comentado, no es cosa menor, pero es la necesaria para dar mas seguridad.
Ahora bien: ¿Qué policía necesitamos? La que derive de relanzar y revisar todo el modelo con el que nos regimos actualmente, que el Sistema Nacional de Seguridad, el Consejo Nacional de Seguridad Pública, sacudan la estructura, con cada vez menos inversión en seguridad, la “zanahoria” que hacia caminar las reformas está perdiendo efecto. Estados y Municipios cada vez cuentan con menos recursos para invertir en seguridad, es necesario además que se comprometan con la misma, que nuestras normas sean menos de “coordinarse” y mas de clara responsabilidad directa.
Necesitamos una policía que sea un servicio de vida, que quién ingrese sepa que sí hace bien su tarea, estará ahí para toda su vida, con un ingreso digno, con el reconocimiento necesario. Necesitamos que la policía sea cercana a la comunidad, quién sólo la ve pasar en las camionetas, a veces hasta enmascarada, tiene años que se habla de “proximidad social”, sin un avance claro, sólo gastar recursos en “capacitaciones” sin que la policía sea cercana a la comunidad, ni los elementos puedan tener una mayor interacción con la misma mas que detener a las personas.
Necesitamos una policía que no responda a intereses políticos, sí, suena utópico, pero en la medida en que la seguridad sea un servicio de vida y profesional, puede ser mas posible, no quiere decir que no se pueda quitar a los mandos, sino que tengan una evaluación externa y que no sean sostenibles a pesar de viento y marea porque así lo quieren sus jefes.
Necesitamos una policía donde servir, vivir y morir por ella sea un orgullo, dónde esos elementos puedan ver que sus hijos presumen con orgullo lo que sus padres hacen, y no que cuando algo les pase a los elementos sólo se diga: “no les pasó por nada”, manchando su honra y la de sus familias, y nadie investigue que pasó después…
Este espacio es pequeño para decir que necesitamos, pero sin duda lo que debe de reiterarse es que no podemos seguir así, que necesitamos cambiar para mejorar nuestra seguridad, la percepción de los ciudadanos y el bienestar de aquellos a los que cada día les pedimos que salgan a ofrecer su vida por los demás, nuestros policías.