Como en juego de ajedrez, aún no hay jaque mate en el tema del Estadio León. La inefable compra del inmueble por parte del Grupo Pachuca no se puede entender sino en el sentido de que un día se lo va a vender a los gobiernos municipal y estatal de Guanajuato, cuando ya se cuente con un estadio nuevo.
Zermeño & González Unidos es el grupo que pudo haber dado jaque mate, pero no hay que olvidar que es posible que puedan reclamar otros bienes, porque ya saben el camino “legal” de cómo conseguirlos. Mucho cuidado.
Es inconcebible cómo alguien pudo apropiarse de bienes, en principio públicos y luego privados, en los que no pusieron ni un peso ni un ladrillo (a no ser para obtenerlos).
Simplemente tuvieron el tesón y la paciencia para quitarle el dulce al niño que se quedó dormido.
Aunque no hay transparencia en la compra anunciada, se presume que los Martínez compraron tanto el estadio como los terrenos aledaños, es decir, sin contar la hectárea (donde está el centro comercial Stadium) que ya estaba cedida por el gobierno a Zermeño y el terreno del Munpic, que compró el Patronato de la Feria a Zermeño & González Unidos.
El total de los terrenos, incluyendo El Glorioso y los predios ya mencionados, son más de 50 mil metros cuadrados; en efecto, un poco más de cinco hectáreas en una zona dorada por la plusvalía en ascenso.
Como Grupo Pachuca no es un ente público, no tiene la obligación de transparentar su movimiento inmobiliario, pero este sí se puede consultar en el Registro Público de la Propiedad.
Quienes deben aclarar sus intervenciones son el Gobierno del Estado y el Ayuntamiento de León, pero no lo harán ya que fueron y son debajo de la mesa. La aparente ganancia es de la afición porque tenemos asegurada una casa para el equipo de nuestros amores.
Aunque declararon públicamente el Estado y Municipio la intención de comprar estadio y terrenos, no lo hicieron porque la opinión pública se les vino encima, en el sentido de que “comprar algo robado” te hacía cómplice del crimen.
Es muy diferente, pese a que sean recursos públicos, comprarle a una persona con solvencia moral, como lo sería Grupo Pachuca. Los Martínez, si es que se concluye la construcción del nuevo estadio, deberán vender el estadio viejo y esto lo harán al mejor postor, llámense entidades gubernativas, particulares o entidades paramunicipales, como el Patronato de la Feria.
Estado y Municipio, como blanquiazules, creo que empeñaron su palabra porque tienen la confianza en que seguirán por más lustros en el poder, y por lo pronto nadie les hace sombra aunque en política nada es estable porque son arenas movedizas.
En dineros ¿de cuánto estamos hablando? Lo supongo, yo no lo sé de cierto, como diría el maestro Sabines, porque no hay transparencia: el estadio “con facilidades” les pudo costar de 500 a 600 millones de pesos, aunque el precio inicial a tratar era de 800 millones a mil millones de pesos.
Eso querían Zermeño & González Unidos (Z&GU), los de las cuatro letras. Si lo pagarán en abonos o de un jalón, eso es asunto de Grupo Pachuca.
Hay que recordar que a Zermeño ya le habían cedido 10 mil metros cuadrados que hoy ocupa el Hotel Stadium, con la condición de que no reclamara más la propiedad del Estadio León y para que aceptara la creación del Fideicomiso (para resguardo de estadio y demás terrenos), a la postre cancelado.
¿En cuánto vendió Zermeño esos terrenos de Stadium? Es asunto de particulares… calcule cuentas.
Las fracciones de cinco mil metros cuadrados, en donde se construía el Munpic (Museo Nacional de la Piel y del Calzado), las compró el estado, a través del Patronato de la Feria, a Zermeño en 55 millones de pesos, según lo hicieron público.
Estos terrenos formarán parte del Distrito León MX, que no es otra cosa que la construcción de edificios que forman y formarán parte de la Feria Estatal de León y el conglomerado que incluye el Poliforum y el Parque de Ciencias Explora.
Los frentes de batalla aún no están cerrados, se quedó abierto el de los dueños de palcos y plateas del Estadio León quienes reclaman la seguridad de sus propiedades y de las que, según dicen los Martínez, como lo decía Zermeño, “no están en riesgo”. Se les debe dar seguridad jurídica, por escrito.
El conflicto existirá cuando esté listo el nuevo estadio ¿les pagarán sus propiedades a los dueños de palcos? ¿les cederán nuevos palcos y plateas, en espacios iguales? ¿o les pagarán lo justo cuando se venda el entonces viejo estadio?
Otro frente es el de los verdaderos socios de lo que era el Club Social y Deportivo León A.C., del que bajo argucias y subterfugios se apoderó Zermeño. ¿Se les reconocerá en algún momento su personalidad jurídica y moral o ya no porque los tribunales, incluso la SCJN y el Supremo Tribunal de Justicia de Guanajuato pasaron por alto? R.- Seguirán las batallas.