La llave de la Historia en el marco de la crónica leonesa

Juancarlos Porras y Manrique, promotor cultural, escritor, poeta, cronista de la ciudad y columnista Platino.

Una de las grandes preocupaciones en vida de Carlos Arturo Navarro Valtierra Z’L cronista vitalicio de la ciudad consistió en colaborar para corregir el rumbo de la educación actual. Afirmaba decisivo: “Esta se vuelve cada vez más pragmática y se descuida el humanismo”. De allí que pedía inculcar a los estudiantes “la apreciación correcta de los valores que identifican al mexicano, o a su comunidad”.

Por ello, el siguiente ejercicio que propongo está ligado al método histórico (léase: responsabilidad, energía, verdad objetiva, análisis, valoración e interpretación) que nos lleve a la certeza para “evitar la afirmación falsa muchas veces emitida por prejuicios o fanatismos ideológicos”. Dicho sea de paso, “el cronista debe defender y corregir en su caso, con sólidos argumentos” las “imprecisiones y falsedades” cotidianas que se dan en nuestra ciudad.

***

“La historia es el intento personal de recrear lo pretérito”, inducidos por “un sentimiento amoroso hacia lo que se fue y no volverá1”. Seguro que don Pablo de Anda reflexionó al paso de los días sobre lo anterior cuando le fue solicitado el abandono del santuario de Guadalupe para que los jesuitas (venidos del templo de Lourdes2) se hicieran cargo de él en 1903.

La explicación del traslado la ofrece el P. Zeferino Zeferinito Martínez, S. J. quien fuera Superior del Templo de Lourdes al Padre General [de los jesuitas]3 “(…) En el pasado mes de noviembre [1903] nos trasladamos de la iglesia de Lourdes en la que se había fundado la Comunidad [jesuítica], al santuario de Guadalupe (…) Junto con la iglesia de Lourdes dejamos también la “casa” contigua que comunicaba con el templo. Ambos nos las había dado el Sr. [Obispo] Maximiano Reynoso [del Corral]. Pero ahora vivimos en otra cercana al templo de Guadalupe (…) La causa de nuestro traslado fue la necesidad de reparar la iglesia de Lourdes por las grietas que se dan en varios arcos y paredes; estas obras ya han comenzado a realizarse, (aunque no sin dificultades), a expensas de algunos hombres piadosos y de la limosna que juntan por pueblos e iglesias vecinas, y de bastantes personas pobres. El Obispo diocesano [Lepoldo Ruiz y Flores] ha donado otros mil [pesos] que ya se gastaron (…) La iglesia del Santuario bajo el título de Guadalupe, en la cual nuestros Padres ejercen sus ministerios, fue entregada por el Obispo temporalmente, mientras se terminaban las obras… de Lourdes; pero como durante este tiempo terminó su vida [el 29 de junio de 1904] el sacerdote aquél [don Pablo de Anda] que la había construido, con donaciones de los fieles recogidas por él mismo, quedó tal iglesia a la libre disposición del Obispo.

Éste ha insistido mucho en que la aceptemos. Y promete estar dispuesto y preparado para cedernos el edificio [Casa de Ejercicios y habitación], y hacemos las escrituras. Dicha iglesia está situada en un extremo de la ciudad, pero dista poco de las principales calles de ella, y tiene fácil acceso con ellas, y en menores condiciones que la iglesia de Lourdes. Además, Lourdes no tiene adornos, ninguna estatua, carece de altares y casi todo lo demás. Guadalupe, en cambio, es una iglesia ya totalmente construida y adornada, tiene altares, estatuas, ornamentos y es una construcción totalmente nueva. Está ubicada en un lugar alto que domina la ciudad y es suficientemente grande.

Sin embargo, todavía no ha sido aceptada por los nuestros (…) En ella ya hace un año que ejerce sus ministerios el P. Joaquín Castro (…) ha podido revitalizar y aumentar tres Asociaciones (…) Apostolado de la Oración, Madres Católicas y Socias de San Luis (…) (Ver: Provincia de México, Legajo 1003, fólder III, docto. 17).

El citado obispo Ruiz y Flores, amigo de la Compañía, pone a la disposición de ésta las edificaciones (y obras) realizadas por el padre De Anda. En los documentos consultados no existe mayor referencia en torno a la peregrinación de los inditos. Con excepción de la consabida historia que conocemos todos y dice que:

El 12 de enero de 1876 se inició la hermosa tradición de los “niños inditos” es decir vestidos de “Juandieguitos”, o niñitas indígenas, que visitan a la Virgen, para que se les bendiga, y en cambio, portan canastillos o charolas con frutas, legumbres, alimentos, flores, etc. en simulacro de “regalo”, que regresan a su casa bendecidos. Esta fiesta se debió a que en la Catedral leonesa el Prelado Sollano celebraba el 12 de diciembre con gran esplendor, pues no había templo dedicado especialmente a la Emperatriz de México, y no quería opacar dichas festividades en el nuevo “Santuario” (Templo de Guadalupe). Se comenzó a celebrar todo el año, cada día doce mensual, repartido entre gremios y comercios, imitando la tradición de la Basílica Nacional Guadalupana, donde se reciben todo el año peregrinaciones de todas las Diócesis, repartidas. Esto se ha olvidado en León. Pero había un 12 especial y fue el 12 de enero: fiesta de “inditos”4.

En cuanto a las noticias contemporáneas podemos encontrar un poco la sensación del hecho guadalupano leonés. Su tratamiento es tergiversado y raya en el sensacionalismo histórico. Se cuenta la historia sin amor (José Fuentes Mares dixit). Veamos:

“(…) la celebración tuvo su origen a un año después de que concluyó la construcción del santuario. En 1839 su construcción la señora Manuela Herrera, quien decidió patrocinarlo sobre un solar al pie del llamado de “La Soledad” o “de San Lázaro”. En enero de ese año comenzaron a levantarse los muros, pero después la benefactora murió. Por ende, la construcción se atrasó más de diez años. Hasta que el presbítero Luis Porto intentó retomar la obra sin éxito. Fue hasta 1870 cuando el padre Pablo de Anda Padilla, intervino para concluir su primera etapa, se volvió a bendecir y comenzó la construcción. Durante cinco años los feligreses ayudaron con recurso y fue el 12 de julio de 1875 cuando el santuario pudo ser bendecido por el primer obispo José María Díez de Sollano y Dávalos. Aún, cuando la iglesia ya funcionaba, las obras seguían en marcha, aunque de manera muy lenta. En el Siglo XX (1900) un incendio en el interior del santuario destruyó la imagen de la Virgen y meses después vino un significativo cambio, el padre Pablo de Anda tuvo que entregar el templo a la orden de los Jesuitas, por indicaciones del recién llegado obispo Leopoldo Ruiz y Flores (quien duró 4 años) y mandó construir el templo del señor de la salud (Barrio Arriba), e inmaculado corazón de María. Esto fue doloroso para el padre quien murió en 19045”.

Se recurre con el ejemplo anterior no a la fuerza de los hechos sino a meter los hechos a la fuerza. Cuando alguien anota que el incendio ocurrió en el año de 1900 no reconstruye, pero tampoco interpreta simple y, de manera, tergiversa, ejecuta mal y no sabe utilizar la llave de la Historia, pues el hecho aconteció el 25 de junio de 1903 y se perdió la imagen de la guadalupana que posteriormente fue repuesta por el pintor jesuita Gonzalo Carrasco a instancias del padre De Anda. Notas:

José Fuentes Mares, Mi versión de la historia, Discurso que el Dr. José Fuentes Mares pronunció la noche del 9 de septiembre de 1975, con motivo de su ingreso como académico de número en la Academia Mexicana de la Historia, correspondiente de la Real de Madrid, Editorial JUS, México 1975, “Respuesta del Académicos de número don Luis González y González”, p. 31.

Los jesuitas recibieron, nos cuenta el profesor Ojeda Sánchez, por mandato del Ilmo. Leopoldo Ruiz y Flores, Obispo, esta iglesia, mudándose del templo de Lourdes, que no les gustó, al Santuario, causando enorme pesar al Cango. Anda, quien, desde su casita, [en el cerro de la Soledad luego de Guadalupe] resignado, se asomaba a contemplar su iglesia.” Ver: León 500 años de historia, UDL, 2002, 1ª. Edición, Templos de León, “Templo (“Santuario”) de Guadalupe, p. 228.

José de Jesús Ojeda Sánchez, León 500 años de historia, UDL, 2002, 1ª. Edición, Templos de León, “Templo (“Santuario”) de Guadalupe, p. 229.

Ibid., 226-227.

Juana Crespo Arrona, Visitan Santuario 40 mil inditos, a.m. de León, 12-ene-08, Sección A-Local, “La historia”, p. 5.