La química se parece mucho a la política mexicana: la materia ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.
No importa la ideología, ni el color de la corbata o gorra; tampoco el partido en el cual se milite, si aspiras a un puesto de elección popular, no importa tu trayectoria, fuerza social, o preparación académica: las candidaturas las decide el jefe, el dueño del partido.
Criticamos por años el dedazo en el priato; en ese periodo de 70 años lo único que importaba era la cercanía al Tlatoani. Hacían circo, maroma y teatro para quedar bien con el dueño de todos los huesos. Eran vulgares empleados y focas aplaudidoras del patrón.
Si te hermanadas o te unías en compadrazgo con el de Los Pinos, tu futuro político y claro económico, estaba garantizado. La disciplina consistía en “comer caca, y no hacer muecas.”
Si armabas rollo, si criticabas las decisiones, te costaba todo, hasta la libertad, e inclusive la vida.
Si estabas dispuesto a servir de tapete, entrabas a la familia feliz; el precio era tu dignidad y el silencio, inclusive cuando eras testigo de un crimen. Los herederos de esas fortunas también eran cómplices, y como en las monarquías más rancias, eran recipiendarios de esos títulos de condes rateros, virreyes transas y princesas nalgas prontas.
Con el PAN fue igual. Aunque Vicente Fox con su terrible inexperiencia intentó cambiar las formas, le convinieron las facultades meta constitucionales que da el poder en México: decidir sobre cada contrato del Gobierno Federal, y ser dueño de facto del PAN.
Beneficio a su familia claro, a sus amigos de la IP, y aquello de la democracia -su bandera de campaña- la fue pisando como buen político mexicano que se marea en el ladrillo del poder. Bienvenida la frivolidad y la lisonja.
Igual Felipe Calderón Hinojosa -aunque su cuestionada legitimidad lo convirtió en el titular de Ejecutivo, menos poderoso de la historia. Pero también intentó hacer y deshacer en el PAN y jugar con las listas de candidatos. Algunas posiciones las logró, claro.
Con el retorno del PRI a la casona de Chapultepec en 2012, regresó el dedazo con más fuerza; ya no importa si decidía Luis Videgaray o no; o si en nombre del presidente Peña Nieto el comunicaba las buenas nuevas o las malas noticias. El hecho es que todas las decisiones se tomaban en Los Pinos, y no se digan los negocios.
¿Por qué debería ser diferente con la llegada de Morena y López Obrador al poder? Es exactamente lo mismo. Podemos discutir los mexicanos si es más o menos honesto, si su modelo económico nos llevará a la quiebra como país, o si nos sacará del terrible hoyo en que nos encontramos. También podemos participar en mesas de debate, escribir centenas de libros y hacer proyecciones sobre si fraguará o fracasará la 4T, pero lo que está muy claro, es que él decidió -y nada más él- quienes serán los candidatos a las gubernaturas en 2021.
Que encuestas para ver quienes son los más posicionados, pamplinas; eso no se lo cree ni un niño de pecho. López Obrador es el dueño del balón, el que tiene el control de la chequera y el jefe de jefes.
Si es democrático, si le conviene a Morena/PT/Verde Ecologista y al país, si es lo que esperábamos o si queríamos un cambio en las formas, esa es otra historia. Lo cierto es que él giró instrucciones y éstas se cumplieron sin chistar. Eso de que en Morena le preguntan a la gente quiénes tienen que ser las y los candidatos a representar ese movimiento, suena bonito, pero es mentira. Decide AMLO ¿apoco tienen duda?
Indira Vizcaíno (Colima), Rubén Rocha Moya (Sinaloa), Félix Salgado Macedonio (Guerrero), Raúl Morón Orozco (Michoacán), Miguel Ángel Navarro (Nayarit), Juan Carlos Loera (Chihuahua), David Monreal Ávila (Zacatecas), Celia Maya (Querétaro), Alfonso Durazo (Sonora), Lorena Cuéllar (Tlaxcala), Clara Luz Flores (Nuevo León), Marina del Pilar (Baja California), Víctor Castro (Baja California Sur), Layda Sansores (Campeche) y según se ha anunciado, irán con una mujer como candidata de San Luis Potosí. Así decidió la lista el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
Con Valor y Con Verdad.-Cada semana iremos haciendo una análisis, estado por estado, de las posibilidades que posee el partido oficial y sus aliados, y donde podría triunfar la alianza opositora.