Muchos países están cansados del arreglo financiero que desde 1971, año en que se rompieron los acuerdos de Bretton Woods, ha permitido a Estados Unidos controlar buena parte de la suerte económica de casi todos los países. Este país es el emisor de la moneda utilizada para la mayoría de las transacciones comerciales a nivel mundial y de reserva global. Esta posición privilegiada, también le ha permitido sancionar a las naciones que considera hostiles y hacerse de buena parte de la riqueza global, en la forma como lo expliqué en la entrega de la semana pasada.
Pero las cosas poco a poco han venido cambiando y desde hace algún tiempo muchos países huyen del dólar. Esto no sólo se debe a que el dólar ha perdido el 85% de su valor entre 1971 y la actualidad (debido a la emisión imparable de billones de dólares sin ningún respaldo, como el que se tenía antes con el patrón oro), sino porque además muchas naciones están cansadas de un sistema financiero injusto que permite a una nación obtener una enorme ventaja sobre las demás y hacerse de sus riquezas de manera fácil. Para ponerlo de una manera sencilla, Estados Unidos es un jugador de Monopoly, pero al mismo tiempo controla el banco, extiende créditos a los otros jugadores, por los que cobra sustanciales intereses, y jamás se le acaba el efectivo para comprar todas las propiedades y bienes que quiera a los demás jugadores.
En este sentido, en un artículo de Ted Snider, publicado el 9 de mayo en el portal de AntiWar.com, y titulado “La huida desde el dólar estadounidense”, se hace un recuento de cómo una enorme cantidad de países, enemigos y aliados de Estados Unidos por igual, realizan esfuerzos por alejarse del uso del dólar estadounidense en el comercio internacional.
El artículo comienza con un recuento de que el 20 de marzo, el presidente chino, Xi Jinping, se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú. En su artículo publicado en los medios de comunicación rusos antes de la reunión, XI dijo con entusiasmo que “el comercio entre China y Rusia superó los 190 mil millones de dólares estadounidenses el año pasado, un 116% más que hace diez años”. Aunque ha alcanzado el equivalente a 190 mil millones de dólares estadounidenses, ya no se negocia en dólares estadounidenses. En su artículo en los medios chinos, Putin dijo que “la proporción de liquidaciones en monedas nacionales” de todo ese comercio “está creciendo”. El 65% de ese comercio masivo entre China y Rusia ahora se realiza en sus monedas rusa y china.
Aunque EE.UU. ve a Rusia y China como las mayores amenazas a su posición en el mundo, no son solo los enemigos de EE.UU. los que huyen del dólar. Sus amigos más cercanos también lo han insinuado y hecho. Después de sus reuniones con XI en China, el presidente francés, Emmanuel Macron, probablemente sorprendió y enfureció a los EE.UU. al pedir a Europa que reduzca su dependencia de la “extraterritorialidad del dólar estadounidense”.
Estos llamados a una huida del dólar estadounidense no son meramente económicos, son también geopolíticos. Son llamados a reformar el orden financiero mundial desafiando la hegemonía estadounidense y abogando por la multipolaridad. El monopolio del dólar no solo ha asegurado la riqueza estadounidense: ha asegurado el poder estadounidense. Estados Unidos es el único país del mundo que paga su deuda externa en su propia moneda, además de que la mayor parte del comercio internacional se realiza en dólares y la mayor parte de las reservas de divisas de los países también se mantienen en dólares. Ese dominio del dólar a menudo ha permitido a los EE.UU. dictar la alineación ideológica o imponer ajustes estructurales económicos y políticos en otros países. También ha permitido que EE.UU. se convierta en el único país del mundo que puede sancionar efectivamente a sus oponentes. La emancipación de la hegemonía del dólar es la liberación de la hegemonía estadounidense. La huida del dólar estadounidense es un mecanismo para reemplazar el mundo unipolar liderado por Estados Unidos por un mundo multipolar.
Como Estados Unidos ha demostrado a lo largo de la historia con Cuba, Venezuela, Afganistán, Irán y Rusia, el monopolio del dólar permite convertirlo en un arma muy poderosa rápidamente. Las reservas internacionales y los fondos de los países pueden ser rehenes, y los países pueden verse coaccionados y obligados a acatar las sanciones estadounidenses para evitar pasar hambre. Las demostraciones recientes de ese poder han despertado a muchos países a que se den cuenta de su vulnerabilidad en el sentido de que EE.UU. en cualquier momento los puede sancionar si no están alineados a sus intereses.
La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, dijo recientemente (a raíz de las sanciones impuestas a Rusia por su invasión a Ucrania) que “existe un riesgo cuando usamos sanciones financieras que están vinculadas al papel del dólar que, con el tiempo, podría socavar la hegemonía del dólar”. Explicó que “por supuesto, crea un deseo por parte de China, Rusia e Irán de encontrar una alternativa”.
Y eso es justo lo que se ha hecho. Pero en su diagnóstico a Yellen aún le falta considerar el efecto mayor de la guerra del dólar estadounidense. No son solo China, Rusia e Irán los que ahora buscan escapar de la presión. Los enemigos de Estados Unidos, pero también sus amigos y todo los que están en medio, están considerando huir del dólar.
China y Rusia lo están haciendo. El aliado de la OTAN, Francia, lo pide para Europa. Los países no alineados también están hablando de ello o ya lo están haciendo.
India es una potencia económica en crecimiento. Y, al igual que China, India ha aumentado enormemente su comercio con Rusia. India y Rusia ahora han comenzado las discusiones sobre un acuerdo de libre comercio entre India y la Comisión Económica Euroasiática dirigida por Rusia. Los dos países están ahora comprometidos en “negociaciones avanzadas” para un nuevo tratado bilateral de inversión. Rusia ha expresado interés en utilizar “monedas nacionales y monedas de países amigos” para el comercio. India también “ha estado interesada en” avanzar hacia dejar atrás el dólar al “aumentar el uso de su moneda rupia para el comercio con Rusia”. Y la India ha comenzado recientemente a comprar algo de petróleo ruso en rublos rusos.
La hegemonía del dólar estadounidense también se ha visto amenazada en el patio trasero de Estados Unidos. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha propuesto escapar del control del dólar “creando una moneda latinoamericana”. Mientras estaba en China para reunirse con XI, Lula preguntó: “¿Quién decidió que el dólar sería la moneda [del mundo]?” Luego respondió a su propia pregunta. En marzo, Brasil y China escaparon del dólar estadounidense al asignar cada uno de sus bancos para realizar su comercio bilateral en el real brasileño y el yuan chino.
Pakistán ahora también comercia con China en su propia moneda. Irán y Rusia han huido del dólar y ahora están negociando en riales y rublos. Recientemente anunciaron que eludieron el sistema financiero de EE.UU. al vincular sus sistemas bancarios como una alternativa al SWIFT para operar entre ellos. Arabia Saudita ha dicho que no ve “problemas” en el comercio de petróleo en monedas distintas al dólar estadounidense. Robert Rabil, profesor de ciencias políticas en Florida Atlantic University, dice que los Emiratos Árabes Unidos, Egipto e Israel también se han alejado del dólar estadounidense.
La Unión Económica Euroasiática ha acordado “una transición por etapas” de la liquidación del comercio en “moneda extranjera” a “liquidaciones en rublos”.
Quizás lo más sorprendente para EE.UU. fue la decisión de la reunión del 30 y 31 de marzo de los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) de reducir la dependencia del dólar estadounidense. ASEAN está compuesta por Indonesia, Tailandia, Filipinas, Singapur, Vietnam, Camboya, Laos, Malasia, Myanmar y Brunei. La reunión produjo una declaración conjunta para “reforzar la resiliencia financiera… mediante el uso de la moneda local”. Pero lo que debe haber sido más inquietante para EE. UU. fue la explicación que dio el presidente de Indonesia, Joko Widodo, sobre la decisión. Widodo dijo que la medida es necesaria para protegerse de “posibles repercusiones geopolíticas”. ¿Qué quiso decir con eso? “Ten mucho cuidado”, explicó. “Debemos recordar las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia”.
Yellen tenía razón cuando dejó entre ver que las sanciones a Rusia habían mermado la confianza en el dólar como moneda de reserva. Widodo dijo que las sanciones de EE.UU. a Rusia expusieron cuán vulnerables son los países si dependen de los dólares estadounidenses y de los sistemas de pago extranjeros de EE.UU. Dijo que el uso del sistema de transacciones en moneda local de la ASEAN para comerciar en monedas locales ayudaría a abordar la necesidad de que Indonesia se prepare para la posibilidad de que Estados Unidos pueda sancionarlo de manera similar.
Estas naciones no son las únicas organizaciones que mapean su huida del dólar estadounidense. También lo están haciendo los países que conforman BRICS, una organización internacional enorme cuyo objetivo principal es equilibrar la hegemonía estadounidense en un nuevo mundo multipolar. Compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, representa el 41% de la población mundial. BRICS también está hablando de realizar operaciones comerciales en las monedas de sus miembros o incluso en una nueva moneda de BRICS.
Lula sugirió recientemente que “el banco BRICS tenga una moneda para financiar el comercio entre Brasil y China, entre Brasil y otros países BRICS” para que los países no se vean obligados “a perseguir dólares para exportar, cuando podrían exportar en sus propias monedas.” El vicepresidente de la Duma estatal rusa, Alexander Babakov, también dijo recientemente que los BRICS están trabajando para crear su propia moneda.
Una moneda BRICS podría desafiar al dólar más allá de las fronteras de BRICS. “Debido a que cada miembro de la agrupación BRICS es un peso pesado económico en su propia región, los países de todo el mundo probablemente estarían dispuestos a hacer negocios” en la moneda, sugirió un informe en el Financial Post.
Una de esas regiones es África. En julio se celebrará en San Petersburgo la cumbre Rusia-África. Olayinka Ajala, profesora titular de Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de Leeds Beckett y autor de “The Case for Neutrality: Understanding African Stances on the Russia-Ukraine Conflict”, dijo que “un enfoque principal de Rusia y China en este momento es lograr que los países africanos apoyen la moneda BRICS propuesta”. Él dice que “este será un tema importante en la próxima conferencia”. Ajala explica que “África es un continente consumidor, lo que significa que importan muchos bienes y servicios”. Dice que “con una población de más de 1.2 miles de millones, si Rusia y China son capaces de convencer a los países africanos de la necesidad de deshacerse del dólar, será un duro golpe para Estados Unidos”.
El artículo de Ted Snider concluye mencionando que desde África hasta el Sudeste Asiático y América Latina, desde Rusia y China hasta India, Irán y Arabia Saudita, los países están trazando su curso para alejarse del dólar estadounidense. Como mecanismo de transición de la hegemonía estadounidense a un mundo multipolar, los efectos económicos serían grandes, pero los efectos geopolíticos podrían ser aún mayores.