La felicidad es frágil

Juan José Alvarado, columnista en Platino News

“Viendo a Garrik, actor de la Inglaterra” Primer verso de ese poema de Juan de Dios Peza: Reír llorando. Que nos da una idea de la fragilidad de los seres humanos, más en cuestiones de tranquilidad, de estabilidad emocional, de felicidad.

Muchas de las veces, como medida de compensación se dice que gracias a los infortunios se le da valor a la felicidad, pero eso es falso, nadie quiere tener dolor para valorar lo bueno de la vida, nadie quiere estar enfermo para valorar la salud.

Todos, en mayor o menor medida, queremos una felicidad larga, duradera, eterna y es a fin de cuentas lo que venden algunas religiones y particularmente la católica. “Pórtate bien y gozarás de la vida eterna, estarás para siempre en la felicidad de contemplar a Dios”.

Nadie puede garantizar eso, pero la mayoría de la gente lo cree y espera una compensación mágica para perpetuar la felicidad.

Lo cierto que la dinámica psicosocial nos tiene siempre en un tobogán de emociones, algunas verdaderamente gratas, otras terribles; cuyos parámetros están, generalmente marcados por cada uno de nosotros.

Hay quienes se emocionan hasta las lágrimas por una faena en la corrida de toros, por una pelea de box, por un gol, por una canasta, por una película, por ver a su hijo, vamos; por cosas que otros ni se inmutan, pero esas mismas emociones también hacen que la gente sufra, que llore, que maldiga.

En ocasiones, vemos a nuestro alrededor y nos damos cuanta que hay gente, cercana a nosotros, que la verdad disfruta poco o nada de la vida y no me refiero a cuestiones de tipo económico, quizá cosas más banales, pero no disfrutan.

También sucede que cada día la gente busca cosas más “intensas” y poco o nada las satisface. Así, se vuelven unos constantes insatisfechos, incapaces de disfrutar el cúmulo de cosas sencillas que a diario nos ofrece la vida y de esto, cada quien debe de saber que montón de cosas son hermosas nos hacen disfrutar al máximo.

A cada uno le toca decidir por las cosas toma de la vida y que cosas deja pasar. No vale quejarse de las decisiones mal tomadas, pues cada uno construimos nuestro propio destino.