La familia sexualizada

Juan José Alvarado, columnista en Platino News

Hablar de cuestiones sexuales no es tarea sencilla, pues muchos se dicen expertos y el tema no solamente se ha popularizado, se ha hecho del populacho, se ha trivializado y abundan los ignorantes que con tono doctoral opinan.

Hace más de cien años, cuando Freud dijo que había una sexualidad en los niños, causó un gran revuelo y de inmediato los conservadores, los ignorantes salieron a atacar lo que hoy es propiamente aceptado por cualquiera con una cultura media.

Cada día, vemos más demostraciones de conductas muy sexualizadas en las familias, más allá de posiciones mochas o conservadoras, los papás tocan lascivamente a sus hijas, las cuales lo aceptan gustosamente.

No estoy hablando de un caso que conocí, de un tío que se sentaba en las piernas a la sobrina de quince años, eso fue hace muchas décadas y se dio en la intimidad del hogar. Hablo de lo que veo a diario en las playas, en los centros comerciales, en los restaurantes.

Se dan más estas conductas por parte de los papás con las hijas, poco de mamás con los hijos y se acentúan también de las mamás con las hijas. Permiten que les repeguen los genitales masculinos ya sea a las “pompas” o incluso a los genitales de las hijas, con la complacencia de las madres, pues no lo hacen a escondidas, lo hacen en público.

He observado las miradas sexualizadas de los padres hacia las hijas, de las hijas hacia los padres, no solo con las hijas en la infancia, sino ya en plena adolescencia, cuando está más que presente el factor libidinal.

Ambos, papá-mamá e hijas, saben lo que se despierta con esos tocamientos, el impulso sexual en la adolescencia es más que un eterno presente es una fuerza libidinal que no es fácil detener con un ya basta. Se despierta el deseo sexual que va en el cerebro y claro que se manifiesta en todo el cuerpo y particularmente en los genitales masculinos, del papá y femeninos, de la hija adolescente.

Caricias, miradas, besos, abrazos muy sexualizados que se han normalizado en algunas familias. Todo lo cual se apoya y se incentiva con fotos que se suben a las redes sociales con poses erotizadas, cuerpos de adolescentes que les hacen que se resalten los glúteos, los pechos. Caritas de fotos que bien pueden estar en revistas y páginas pornográficas… y luego se escandalizan.

Pero como siempre digo, ustedes tomen la decisión, yo espero a sus hijas en terapia.