La escasez del periodismo cultural

Juancarlos Porras y Manrique, columnista Platino News

Para poder adentrarnos al concepto de movilidad cultural, es decir, una capacidad especial para crear puentes culturales para que los pueblos menos desarrollados accedan a la civilización (Wigberto Jiménez Moreno dixit) necesitamos acudir por fuerza a la poesía para que nos vincule a la historia y viceversa.

Lo anterior en términos inherentes al periodismo cultural que tenemos en este siglo XXI volcado a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).

Para ir construyendo los citados puentes les propongo leer (escuchar) el poema La historia como nudo gordiano de Roque Dalton:

 

Santa Juana de Arco

que para cualquier persona con espíritu crítico

resulta más loca que una cabra

(sobre todo porque no tomó en cuenta la pobre

lo de las condiciones objetivas)

tuvo además la desventaja

frente al Mariscal Budionni

de no tener como testigo a un Babel

que la inmortalizara, aunque fuera a contrario sensu

desde un punto de vista cultural.

               

Porque la historia es la cultura, tontos.

               

Y el historiador es el vengador de los poetas.

               

Porque él también es un poeta.

               

Urgido más tarde o más temprano de vengadores.           

Si tomamos como guía el verso “Porque la historia es la cultura” este nos conducirá a identificar los estadios del hombre, pero también nos llevará a estadios mejores de vida. Porque, y lo dijo muy bien Santiago Genovés en su Expedición a la violencia (FCE, 1991), “el hombre se realiza en el trabajo, en el pensamiento, en la invención”.

De allí proviene la cultura y con el paso del tiempo su avance tangible.

Si volvemos a la figura del poeta, vengado por el historiador, tendremos un sabio emigrante. Quiero decir, que la poesía nunca fue modus vivendi, sino el mejor modus moriendi, según propone Joaquín Antonio Peñalosa. Quien luego pronuncia: “La sociedad ofrece como prototipo del éxito y la fama a ese mundillo ruidoso y espumoso como tapón de sidra que es el futbolista, el boxeador, el baladista lastimero, la vedette-afuera-ropa, mientras le importa un comino el mérito del investigador y la virtud del sabio”. (Vida, pasión y muerte del mexicano, p. 97).

Entonces sí nos hace falta la presencia, tarde o más temprano de vengadores.

Pero ante lo peyorativo del término vengadores pongamos mejor hacedores de la palabra que lucharan contra los desecadores de la misma.

Los hacedores provocaran la Acción comunicativa propuesta por Habermas que “está basada en la distinción entre tres componentes del mundo vivido: cultura, sociedad y persona”.

Entonces deriva el periodismo que requerimos: hacer literatura a alta velocidad. Puesto que, si nos fragmentamos como sociedad, “separada de la cultura, personalidades separadas de la sociedad, cultura que no converge hacia las personalidades, la responsable final es la violencia” tan característica de nuestros días.

Por eso cabe preguntar: Qué le vamos a hacer con la escasez del periodismo cultural