Nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, contiene los principios y objetivos de la nación. Establece la existencia de órganos de autoridad, sus facultades y limitaciones, así como los derechos de los individuos y las vías para hacerlos efectivos. Contiene 136 artículos y 19 transitorios, distribuidos en nueve títulos.
Y en su artículo 49 señala que “ El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
No podrán reunirse dos o más de estos Poderes en una sola persona o corporación, ni depositarse el Legislativo en un individuo, salvo el caso de facultades extraordinarias al Ejecutivo de la Unión…”
El poder legislativo se compone de la Cámara de Diputados y Cámara de senadores y se encargan de proponer y elaborar las leyes que regulen la vida nacional. La Cámara de Diputados se compone de 500 diputados y la de Senadores con 128 Senadores.
El poder Ejecutivo está representado por el presidente de la República y de él depende que, las leyes se cumplan, entre los gobernados y los gobernantes, a su cargo están todas la Secretarias de Estado, las cuales deben ejecutar muchas de las obligaciones del Poder Ejecutivo.
Po último tenemos el Poder Judicial, que se encarga de decidir si la aplicación de las leyes fue legal o no, ya sea entre particulares o autoridades.
El Poder Judicial de la Federación es uno de los tres poderes de la Unión en los que divide el ejercicio del gobierno en México. Está integrado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el Consejo de la Judicatura Federal, los Juzgados de Distrito, los Tribunales Colegiados de Circuito y los Tribunales Unitarios de Circuito. Sus fundamentos se encuentran en el Título III, Capítulo IV (abarcando catorce artículos) de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación. El Jurado Federal de Ciudadanos y los tribunales de los Estados y de la Ciudad de México, pueden actuar en auxilio de la Justicia Federal, en los casos previstos por la Constitución y las leyes.
Y así pues esta división de poderes y la no reelección fue y ha sido el sueño de todo demócrata, República o y federalista, pues así nadie en dueño absoluto del poder; también hay muchos que dicen que esto es un sueño guajiro, que al final el ego y el hambre de poder incita a los gobernantes, en especial al Ejecutivo Federal o Presidente de la República, a quererse perpetuar en el poder y tenerlo de manera absoluta.
Ha habido presidentes con 2 o más periodos de mandato, desde Antonio López de Santana hasta Porfirio Díaz, y si conocemos un poco de historia, analizaremos que hasta Benito Juárez se reeligió, no cabe duda que los seres humanos nos vuelve y nos enferma el poder.
En la historia reciente, recuerdo dos presidentes que enfermos de poder y autoritarismo mandaron mensajes oculto de una posible reelección, ello son: Luis Echeverría Álvarez, ante el cual se corrió el rumor de que el 20 de noviembre de 1976 habría un golpe de estado, no pasó de ser un rumor y el 1 de diciembre entregó el poder a López Portillo.
Otro que se quiso reelegir fue Carlos Salinas, incluso, al dejar el poder se puso en huelga de hambre por la situación de su hermano Raúl, y los medios de comunicación le retiraron los micrófonos y se dejó de gastar tinta en el tema Salinas, y ni lo vimos, ni lo escuchamos, se le acabó también el sueño de su reelección.
EL caso más reciente es el del gobernador de Baja California Jaime Bonilla, donde, ganó las elecciones para un periodo que debe concluir este año, sin amargó los quiso ampliar en el texto llamado: “Ley Bonilla” hasta el 2024, para mantener la misma duración que el periodo presidencial, inmediatamente respondió la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que eso era anticonstitucional y este hombre deberá concluir su mandato este año.
Este fue un acto de congruencia bajo el principio de la no reelección Este jueves 15 de abril transcurría más o menos en calma en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los ministros sesionaron, pero su presidente, Arturo Zaldívar, no estuvo en la sesión virtual. A diferencia de otras ocasiones en las que da aviso previo a todos sus compañeros de que se ausentará, esta vez simplemente no apareció. En la tarde, la situación en el máximo tribunal del país cambió radicalmente. Un aire de sorpresa absoluta cundió entre los funcionarios de la Corte cuando llegó la noticia desde el Senado, donde se discutía una reforma al Poder Judicial. De última hora, el Partido Verde incluyó una reserva en la reforma, que amplía el periodo del ministro Zaldívar como presidente de la Corte, de 2022 al 30 de noviembre de 2024. Declarando que él estará de presidente de la SCJN, hasta el 2022, con esa declaración, no quedó mal ni con los que pretenden que no se viole la constitución y que no se extienda su periodo más allá de la fecha para la cual tomo protesta; dejó la puerta abierta diciendo que esa decisión se la deja al pleno de la SCJN.
Esta situación pareciera que nos están preparando para una reelección del ejecutivo, siendo esta situación un fantasma que nos está persiguiendo desde 2018, a nuestros lectores les pido que solo recordemos como concluyó el periodo de don Porfirio y además de que nada sucedió en los momentos en que Echeverría y Salinas buscaron la reelección.
Lo peor que nos pudiera pasar lo que ya esté pasando en Guerrero y Michoacán, que por no reportar los gastos de precampaña y con tantos gritos sombrerazos, quedó de candidata la hija de Salgado Macedonio, hecha la ley, hecha la trampa. Eso, bueno o malo si puede suceder.
Por más que se debiliten las instituciones, estas son tan solidas que no pueden permitir una reelección presidencial, como lo anuncian muchos fatalistas. Así que este 6 de junio decide libremente tu voto.