El pasado 17 de abril del 2022 vivimos un hecho histórico en cuanto al contrapeso de poderes de nuestro país, por primera vez en la historia una iniciativa presidencial de modificación constitucional fue frustrada al no alcanzar la mayoría requerida para su aprobación; ya antes había sucedido la negativa al presidente en leyes secundarias, pero a nivel constitucional es la primera vez que así sucede.
Dejando de lado el debate político e incluso ideológico de lo acontecido, quisiera concentrarme en lo relevante de la votación, una oposición unida y uniforme en el rechazo absoluto a la propuesta presidencial, lo cual solamente evidencia 2 cosas: que el Ejecutivo no hecho andar la maquinaria para presionar a los partidos políticos y lograr la votación requerida y/o que la oposición no se dejó “presionar” o “motivar”, al menos no por el gobierno federal. Como sea que haya sido sin duda debemos de celebrarlo como un buen síntoma de la democracia, el contrapeso de poderes parece funcionar, aunque en lo personal no estoy de acuerdo con la decisión tomada.
De los 498 Diputados que votaron ese día hubieran sido necesarios 332 votos para lograr la reforma energética, sin embargo, los 275 votos de MORENA, PVEM, PT y PES si bien lograron ser más que los 223 de la oposición, no fueron suficientes para lograr la mayoría calificada, faltándole 57 votos que se le negaron a piedra y lodo.
Salvo un diputado del PRI que salto a Morena y otro más que del PVEM brincó a MC, las fichas del tablero político no se movieron como suelen hacerlo en este tipo de votaciones.
Aún más relevante resultó la puntual asistencia de todos excepto de una Diputada del PT y de la licencia de la diputada Laura Fernández que busca la Gubernatura de Quintana Roo y no tiene suplente; pero no cabe duda de que cada instituto político pastoreo puntualmente a su rebaño para que no hubiera “casuales” inasistencias que facilitaran la aprobación de la Reforma.
De hecho, días antes se suscitó un fenómeno poco visto en redes sociales, cuando usuarios de twitter arrobaban a sus representantes populares para que definieran la asistencia a la sesión y el sentido de su voto, una verdadera fiscalización ciudadana.
Este control político que significo el voto en contra de la reforma fue posible gracias a la extensión de la representación de 500 diputados en donde las bancadas afines al Gobierno Federal rondan el 63% mientras que la oposición representa el 37%, interesante seria explicar al tiempo la sobre y sub representación del 8% que marcan las reglas electorales, pero ello será motivo de una siguiente entrega de esta editorial
¿Qué hubiera pasado si fueran menos diputados?
Imaginemos que el órgano colegiado no fuera tan extenso, digamos que prosperara aquella iniciativa que apuesta por la desaparición de los 200 plurinominales y que la cámara de Diputados fuera de 300, todos de mayoría relativa, es decir solo los que ganaron su distrito, de ser así el oficialismo contaría con 224 diputados logrando la mayoría calificada de 200 sin ningún problema y superando los escasos 76 diputados de la oposición.
Sirva el presente ejercicio entonces para dejar en relevancia lo valioso que es la representación plurinominal que permite a los partidos minoritarios lograr una mayor representación, por ejemplo, Movimiento Ciudadano que solo ganó 14 distritos federales tiene 10 más gracias a la representación proporcional, igual que el PRI que de solo 11 distritos federales que ganó cuenta con 38 diputados adicionales por las bondades de nuestro sistema político.
En pocas palabras, de no ser por el extenso número de representación de 500 curules y por la representación proporcional, la oposición no podría haber frenado la reforma eléctrica del Presidente Andrés Manuel.
Es por eso que siempre he pugnado porque los órganos colegiados sean lo más amplios posibles para lograr la pluralidad deseada y que puedan debatirse, aprobar e incluso frenar intentonas gubernamentales en un pleno ejercicio democrático.
La votación de esta reforma sin duda dejo en evidencia muchas cosas que deben de seguir preocupándonos: el bajo nivel de debate, el poco estudio y dedicación de nuestros representantes para debatir con más argumentos que show, que se sospeche el cabildeo externo de fuerzas que no corresponden a la política gubernamental resulta reprochable, y en lo personal considero vergonzoso la incongruencia ideológica de algunos partidos como el PRI y el PRD.
Sin embargo, también debemos de estar atentos a lo positivo: una de las sesiones del canal del congreso con mayor rating de audiencia, la asistencia de casi todos los diputados, la obligada rendición de cuentas en redes sociales y el derecho que tienen los partidos adversos al gobierno de oponerse y hacerse valer, como el derecho de la mayoría del congreso de aprobar la modificación al día siguiente en fast track de una ley secundaria sin que se necesite la mayoría calificada.
En fin … La Democracia parece que empieza a funcionar.