El tema de la corrupción en nuestro país es y seguirá siendo por mucho tiempo muy importante. No puede faltar en cualquier conversación sobre los problemas del país y es motivo de profundas discusiones sobre su origen, nivel de penetración y repercusiones. Lo paradójico del asunto es que todos podemos estar de acuerdo en varios aspectos, pero lo soluciones no llegan.
En el caso del presidente Andrés Manuel, siempre ha sido parte de su discurso. Considera la corrupción como el principal problema del país y, por lo tanto, ha sido parte de sus promesas de campaña erradicar la corrupción.
Con los recientes señalamientos de corrupción por parte del periodista Loret de Mola sobre una red de tráfico de influencias en donde se implica a uno de los hijos del presidente y en el último tercio del sexenio es pertinente una revisión del tema. La propuesta es hacerlo desde tres aspectos: las soluciones planteadas, los logros, los señalamientos de corrupción en esta administración y la percepción de la sociedad.
SOLUCIONES
Desde el inicio el presidente planteó terminar con la corrupción como se barren las escaleras de arriba hacia abajo. La estrategia sería, entonces, que desde el presidente permearía la honestidad hacia el resto de los funcionarios.
Otras acciones encaminadas a combatir la corrupción han sido: la separación del poder económico del poder político, la cancelación de contratos y la desaparición de fideicomisos.
Como observaciones está lo señalado por la especialista Saraí Valtierra de Fundar: la estrategia tiene un enfoque moral, está desarticulada y enfocada en casos emblemáticos. Además, el entramado institucional para combatir la corrupción ha sido marginado: Sistema Nacional Anticorrupción y la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción.
No ha realizado propuestas para transformar estas instituciones ni creado nuevas con este propósito. Mas bien se ha apoyado en la FGR, en la UIF y en la SFP cuando se trata de investigar casos de corrupción.
LOGROS
Como principales logros se han presentado el aprovechamiento de recursos públicos para programas sociales y proyectos estratégicos sin necesidad de endeudarse. Los procesos judiciales contra funcionarios del gobierno anterior: Rosario Robles por el caso de la Estafa Maestra y Emilio Lozoya por el caso Odebrecht.
Desafortunadamente se anunciaron investigaciones, pero no existen procesos en casos como el del aeropuerto de Texcoco. Si trató de un caso de evidente corrupción, resulta difícil de creer que no exista ningún exfuncionario denunciado.
En este aspecto una observación significativa es la que señala el Instituto Belisario Domínguez en donde indica que las sanciones administrativas a funcionarios de la Administración Pública Federal han disminuido entre los años 2016 y 2020.
SEÑALAMIENTOS DE CORRUPCIÓN
Considerando que el actual gobierno tiene como una de sus principales banderas el combate a la corrupción, se esperaría que al señalarse actos de corrupción durante su administración se realice una investigación exhaustiva, exista la suficiente transparencia y se tomen las medidas apropiadas. Ha existido una lista considerable de posibles actos de corrupción: videos de familiares del presidente recibiendo dinero en efectivo, el caso Segalmex, el caso de Julio Scherer y el propio caso del Fiscal General.
En todos ellos, el presidente ha salido a dar la cara y les ha dado un tratamiento político, es decir, señala que se trata solamente de ataques políticos sin fundamento.
En algunos de los casos señaladas son tan grandes y escandalosos como los de gobiernos anteriores, como el de Segalmex en donde se trata de un desfalco de 15 mil millones de pesos y no hay responsables.
PERCEPCIÓN DE LA SOCIEDAD
Dos de las principales encuestadoras que recaban información sobre la aprobación del presidente son Consulta Mitofsky y El Financiero. En sus más recientes publicaciones informan lo siguiente:
La primera de ellas en marzo de 2023, en el tema de corrupción indica que el 18.1% de las personas encuestadas percibe que hay poca o nada de corrupción; mientras que, el 79% considera que existe regular y mucha corrupción. La diferencia es significativa de los que perciben que la corrupción se mantiene.
En el caso de El Financiero en abril los encuestados consideran que el presidente está tratando mal o muy mal la corrupción es del 40% y los que consideran que lo está haciendo bien y muy bien el 37%. Porcentajes un poco más cerrados, pero es más alta la percepción negativa.
CONCLUSIONES
Con todo lo anterior, podemos obtener las siguientes conclusiones preliminares:
- Ciertamente, el combate a la corrupción en el discurso del presidente le ha traído beneficios políticos y lo ha posicionado frente a los ciudadanos.
- Su estrategia no ha sido estructurada ni apoyada en instituciones creadas con ese objetivo. Su gobierno no habrá de caracterizarse por una renovación institucional en ese sentido.
- Sus logros pueden tener mucha estridencia política, pero no alcanzan a ser notables. Los señalamientos de corrupción durante su administración no han sido lo suficientemente aclarados y se mantendrán en la memoria de los expertos en la materia.
- En la percepción de los ciudadanos todavía no existe un cambio respecto a la corrupción. Por lo menos, la consideran todavía muy presente. A pesar de lo anterior, la percepción hacia el presidente todavía alcanza a ser positiva.
- Finalmente, el combate a la corrupción se mantendrá como uno de los principales pendientes, pero envuelto en el debate político que no suele facilitar aplicar la justicia.