León Guanajuato a 18 de mayo de 2021.-Estamos a breves semanas de concluyan las campañas electorales y sobran los ejercicios estadísticos realizados por distintas casas encuestadoras y hasta portales digitales. Las más inverosímiles tratan de marcar una tendencia o bien descalificar al adversario tratando de menguar el ánimo del votante, mientras que las profesionales tratan de adivinar la voluntad popular que se definirá el próximo 6 de junio.
¿Cuál son unas y cuáles otras? En ocasiones es difícil diferenciarlas.
Dicen que más vale ser historiador que profeta, sin embargo la tentación de adivinar el resultado de una contienda electoral a menudo se confunde con la intención de afectar este mismo en pro de la preferencia o interés de quien paga la encuesta o de quien la realiza.
Pero es cierto que se va conformando una inercia de preferencias en el ánimo social, el desarrollo de las campañas electorales van moldeando la consolidación de una opción política o la irrupción de un opción emergente que contrasta y es aceptada.
El volumen del electorado es determinante para recoger el “Espíritu del Pueblo” que planteaba Hans Kelsen, las elecciones bien puede pasar desapercibidas o ser animosas contiendas que se viven a flor de piel, todo depende de lo grande o pequeño del territorio en disputa.
Émile Durkheim sociólogo francés acuño perfectamente el término “Conciencia Colectiva” en su libro “La división del Trabajo Social” en donde analiza la conformación social y sus divisiones que de manera natural coaccionan al individuo, moldeando las formas de solidaridad social entre los integrantes de una comunidad.
Es así que explica que una SOLIDARIDAD MECANICA es aquella que trabaja de manera automática, como una gran maquinaria que tiene uniformidad en sus integrantes, con un mismo perfil, generando una cohesión colectiva fuerte por compartir de fondo costumbres, creencias, religión y una misma forma de vida.
Por el contrario la SOLIDARIDAD ORGANICA es aquella que se da de manera muy compleja, con un sentido individualista cargado de egoísmo y apatía, el perfil de sus integrantes son disímbolos y fragmenta la vocación de un colectivo que está cargado de una interdependencia conflictiva.
Su interpretación en el plano electoral no es ajeno y tienen sendas interpretaciones que a continuación tratare de dilucidar a manera de teoría:
Pueblo chico infierno grande
Macondo es aquel pueblo ficticio de las novelas Gabriel García Márquez, su convivencia social era la más íntima y personal para sus integrantes, el día a día de los habitantes no era un secreto, las alegrías y las penas eran de dominio público.
Son muchos los municipios y comunidades que guardan esta cualidad, lo compacto de su población tiñe de tintes entrañables la convivencia en sociedad.
En estos municipios la suerte está echada desde un principio, la trascendencia de los candidatos definen prácticamente desde su inicio la contienda electoral, la predominancia de las opciones políticas van de la mano de los actores de la comunidad, convirtiéndose en auténticas asociaciones tribales o de familias; el dinero no es determinante para estrechar las manos suficientes para lograr coronar una elección.
La elección se vive con gran euforia y apasionamiento pues todos comparten la realidad inmediata de la contienda ya no como espectadores, sino como protagonistas de una batalla por el poder civil, no existe persona alguna que no conozca o sea allegado de algún candidato.
En estos territorios la campaña deberá de ser de tierra, dejando en las comunidades rurales el verdadero el campo de batalla donde se viven los más duros enfrentamientos por hacerse de la voluntad popular.
Ahí todos votan, llegando a registrar hasta un 70% de participación y los que no votan son porque o viven en el extranjero o acaban de fallecer, literalmente es el suceso del año, del que todos hablaran en los siguientes meses y que en ocasiones dinamiza la economía local.
La representación que se logra de una elección así es la más genuina, ciudadanos escogiendo de entre los suyos a quien detente la representación política, es así que el Maestro(a), el Doctor(a) o el Abarrotero(a) logra en su elección el reconocimiento de sus vecinos que le confían los destinos de la comunidad.
La indeterminación de la metropoli
Las grandes ciudades traen consigo alejamiento social, una enajenación de quien no concibe ser parte indispensable de un conglomerado donde si algo sobra son integrantes, son tantas las agendas y los intereses en tránsito de las grandes urbes que construir una idea colectiva única es simplemente imposible.
Aquí las campañas tendrán que ser de aire, utilizar la tecnología y los medios masivos para lograr dejar un testimonio en el ánimo del votante con miras al día de la elección.
Los candidatos son lejanos, la gran mayoría de los habitantes de un territorio así de complejo poca o ninguna relación tienen con la pléyade de candidatos que participan en una elección, las ideas, los colores y los personajes resultan ajenos para un colectivo que respira movilidad social y una especial indeterminación que llena de apatía los domingos electorales.
La participación será muy baja en una ciudad con una variada oferta de servicios, hay muchas cosas por hacer y muchas son las necesidades pocas veces satisfechas, esta es principalmente la ventaja del partido gobernante que le apuesta a la diseminación de una elección que a pocos importa, además de que se pulveriza el voto entre la pluralidad de partidos que buscan hacerse con la representación.
La descalificación y los errores suelen ser el marco sobre el que se desenvuelve la elección, el voto volátil y la incapacidad operativa de garantizar una promoción efectiva complica el activismo y obliga al derroche de recursos, reduciendo a dinero en mucha de las veces el éxito y despliegue de una campaña.
El factor en comun
Pareciera entonces que la construcción de una consciencia electoral es diametralmente opuesta de un Municipio pequeño a una Metrópoli como ya lo es León, sin embargo hay un factor que mantienen en común y es la construcción de una línea discursiva que justifique el devenir de un resultado electoral.
Pensar que la brevedad de 3 meses de campaña es suficiente para construir una ratificación de gobierno o la alternancia con otra opción política resulta en el mejor de los casos… ingenuo.
Ya sea en un colectivo complejo como el de las grandes urbes o en lo entrañable de un municipio pequeño la exigencia es la misma: una congruencia armada en el tiempo de quien busca el poder ya sea para cambiarlo o para administrarlo, de nada sirven los protagonismos fugaces del momento, siempre vendrá mejor la solidez de una carrera política de quien busca de manera natural (y no sorpresiva) gobernar.