La comunicación del gobierno de México y de Guanajuato ante el coronavirus.

Benjamín Segundo Ramírez
Benjamín Segundo Ramírez, columnista Platino

El mundo vive una situación difícil, la propagación del virus SARS-CoV2 desarrollado la enfermedad conocida como COVID-19; este virus ha generado una pandemia y se trata de una infección respiratoria que comienza con fiebre y tos seca y que, al cabo de cerca de una semana, puede provocar falta de aire.

La primeros casos del virus se dieron a finales del 2019 en la provincia de Hubei,  en el centro de China y ya se ha propagado a más de 150 países a excepción de la Antártida. Rosalind Eggo, académica especialista en enfermedades infecciosas en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres ha señalado que la principal causa por la que se puede desatar una pandemia en la actualidad es por la mayor movilidad que existe y el gran aumento de viajes que se realizan por todo el planeta.

Teniendo ya claro este contexto entraremos al tema que nos atañe y es la comunicación, y en esta ocasión nos enfocaremos en la gestión de comunicación de riesgo y de crisis; partiendo de que riesgo y crisis no son lo mismo, ya que en la gestión de la comunicación de riesgo podemos anticipar situaciones que nos ayuden a evitar la crisis.

La crisis es el momento en el que existe una alteración del equilibro o estabilidad, es decir, una situación grave que afecta a una organización con potencial de escalar en intensidad o perjudicar a sus públicos clave o generar un impacto negativo en los medios o crear una imagen negativa en la opinión pública.

Las crisis son un signo distintivo de la vida contemporánea señalan Tironi y Cavallo, ante una comunicación que evoluciona constantemente y se enfrenta a situaciones como la falta de escucha y la infoxicación (excesos de información).

Debemos de tener claro que la crisis no es el problema, sino el modo en que son gestionadas, administradas o controladas; por ello es importante contar con una estrategia bien establecida que desarrolle un protocolo claro y sobre todo contar con un gabinete de crisis.

Ante cualquier escenario lo que busca la gente es certeza y seguridad, por ende los mensajes deben de ser cuidadosos y bien estructurados para brindar estos dos elementos a la ciudadanía y evitar el pánico, que puede volverse disfuncional y generar conductas problemáticas de la gente.

Por ello es importante la comunicación, y teniendo claro que el primer objetivo de la comunicación política estratégica de un gobierno es generar consenso, es decir, que al tener consenso se transmitan mensajes que brinden certeza y seguridad a la población ante la situación critica, en este caso la pandemia.

El manejo de la información debe ser puntual y preciso, en horarios determinados y teniendo preferentemente un solo vocero, principalmente alguien que domine el tema en lo técnico y en el conocimiento de la coyuntura; teniendo como objetivo que la gente pueda adecuar hábitos, rutinas y costumbres ante la situación que se avecina.

Un punto elemental es que los diferentes niveles de gobierno entiendan su grado de responsabilidad que les permita tener coherencia en los mensajes generados, unificando criterios y evitar hacer política.

Así que podemos concluir que los gobiernos no tuvieron una gestión eficaz de la comunicación de riesgo, ya que esperaron a que se suscitaran casos y se tuviera el problema enfrente para comenzar a actuar, no existió consenso entre los diversos niveles de gobierno para poder prever escenarios, unificar mensajes y desarrollar una estrategia comunicacional.

Ya llegada la crisis el gobierno federal ha enviado mensajes confusos, sobre todo porque ha restado importancia a la situación y esto es contradictorio a los lineamientos que se tienen para gestionar una crisis. Así mismo se tienen dos voceros por una parte el subsecretario de salud y por otra el presidente, quien ha metido en aprietos al funcionario de salud por tratar de justificar la no aplicación de medidas sanitarias por parte del titular del Ejecutivo Federal.

Otra de las situaciones que ha generado confusión, es la falta de coordinación y coherencia entre el gobierno federal y estatal, que ha demostrado que es más importante hacer política electoral que trabajar en conjunto.

Mario Riorda, experto en comunicación de riesgo y crisis, y presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales ha señalado que los gobiernos locales deben tener tres acciones ante una crisis: ser cuidadosos en el lenguaje, no decir nada si no hay nada nuevo y reproducir el mensaje y el canal oficial que rige en la crisis; de estas tres acciones el gobierno de Guanajuato ha aplicado la primera y la segunda, la tercera no debido a la falta de coordinación que debe ser generada por el gobierno federal.

Así pues, podemos darnos cuenta que los gobiernos no están preparados para gestionar eficaz y eficientemente la comunicación de riesgo y de crisis, ya que no prevén y mucho menos evitan la crisis o desarrollan escenarios que aminoren los efectos de la ésta y tampoco respetan los ejes básicos de una comunicación de crisis que son: credibilidad, oportunidad, managment y participación.

Puedo olfatear que esto se debe a que no se tiene claro el concepto de comunicación, mucho menos el de comunicación política estratégica, a la visión de los políticos es en su mayoría político-electoral (solo piensan en votos) y a que el ego es más fuerte (que se ha generado por una mala concepción del marketing político); además de que hacen uso constante de esa frase popular que dice: el mexicano es de memoria corta.

Benjamín Segundo Ramírez
Comunicador por formación. Consultor en Comunicación Estratégica. CEO de ESKAUT Consultores. Máster en comunicación y marketing político por el CESCOMPOL, asesor en imagen política por el Colegio de Imagen Pública, relacionista público por el Centro Unesco y varias instituciones más.