Una embarcación detenida en alta mar, sin olas, sin viento y bajo un inclemente calor que vuelve insoportable el ambiente es la interpretación marítima y que en origen es la correcta de la palabra “calma” (en latín calor sofocante); con el tiempo la palabra se utilizó más allá de los puertos con una connotación positiva que transmitía paz, confort o ausencia de problemas (vientos) que es como actualmente la utilizamos.
Lo de “chicha” proviene del francés “chiche” que significa avaro o escaso, de suerte que algún navegante francés reclamo en medio de una calma que esta fuera “chicha” haciendo referencia a la escases y avaricia de la naturaleza al no brindar el viento suficiente que moviera la embarcación y/o les refrescara; otra interpretación es que la referencia de esta palabra era más una plegaria de que tal estado incomodo que significaba la calma fuese breve o de corta duración justificando su derivación del latín “ciccum” que significa pequeña o insignificante.
No existe mejor contexto para entender esta frase más allá de los mares que la política, solemos identificar los tiempos post – electorales como ese espacio de tiempo que transita en el tedio y a la espera de la próxima contienda, en lo local por la inmediatez de sus periodos la calma chicha suele ser más breve pero también más sofocante, cual nave abandonada en alta mar en medio del mediterráneo.
Estos tiempos suelen servir para procesar sus reacomodos internos, la renovación de sus cuadros y lo que debiera de ser aún más relevante la preparación y capacitación de los institutos políticos con miras a abordar los comicios siempre venideros.
La renovación de las dirigencias y la elección de sus líderes significan entonces un bálsamo muchas veces necesario para el espíritu competitivo de las bases de todo partido, es bien un refresco en la angustiante espera de que vengan los vientos políticos, mientras tanto el gobernante a gobernar pues para él el tiempo transcurre tan rápido y es inversamente proporcional a la lentitud con la que transcurre en el seno de los partidos políticos.
Resulta sintomático y descriptivo como se transitan las elecciones internas en las distintas fuerzas políticas, al menos en Guanajuato nos podrán dar un fiel claro de lo que reflejan y las condiciones en que se desarrollan.
Por ejemplo el partido gobernante que renueva sus comités municipales y la integración de su Consejo Estatal, todo en medio de una quietud y sin grandes sorpresas, son los mismos personajes que dominan la escena política de su partido los que aspiran a refrendar o renovar su inclusión en los estrechos cuerpos colegiados de sus respectivas militancias, candidatos a Presidentes de Comités Municipales como candidatos únicos, con nula competencia interna a pesar de lo gris o intrascendente de su perfil, como todo partido hegemónico se autodefinen como soldados de su partido, sabedores de que el general manda y el que obedece no se equivoca.
Estos síntomas podrían interpretarse también como una fortaleza, transitar estos cambios internos de manera armónica y sin sobresaltos muchos dirían es lo deseable, a lo que se debería de aspirar en todo instituto político, no es pragmatismo por la comodidad de que no hay espacio sin sombra que cobije el presupuesto, es más bien entereza y armonía institucional . . .dirían.
Lo que es una realidad es que resulta intrascendente e insípido decidir quien será el próximo liderazgo formal, todos bien saben que el verdadero liderazgo despacha desde la casa más grande de gobierno desde cuévano y que la disciplina institucional en estos casos es valorada y recompensada.
El partido benjamín reciente y vigoroso se encuentra atorado en su virtud que también es defecto, la falta de una estructura sólida y nutrida con perfiles de experiencia pareciera ser su principal debilidad, defecto que se cura con los años y que se suple con la importación de perfiles que esquematicen un pronto organigrama, la inmediatez del triunfo combinado con los reacomodos de todo partido gobernante se ha traducido en un espasmo que los mantiene inmóviles, situación que saben pronto será superada pues no hay inconveniente político que no tenga solución cuando se ejerce el poder desde la máxima magistratura.
La balcanización, la polarización y las hondas diferencias infructuosas es el riesgo que se corre de no atajar los síntomas a tiempo, muchos ejemplos hay en la historia de fuerzas emergentes que no lograron su permanencia debido al crecimiento interno de estos problemas, templanza y ecuanimidad serán necesarias para que su principal virtud no se convierta en su principal problema.
Los partidos de menor representación gozan varios de ellos de una armonía producto de la cuerpos administrativos muchos más delgados y menos representativos, muchos de ellos a manera de delegaciones de su fuerza central o bien con los procesos internos al día y sin mayor aspavientos, lo anterior les permitirá prepararse internamente con miras a seguir creciendo, lo que les facilita el diseño y construcción de un mensaje político que les posicione con mayor fuerza entre los electores.
El partido tradicional por su parte vive momentos trascendentales en su relanzamiento, se vive con mucha pasión y convicción el enroque de su dirigencia nacional y tan solo es el preludio de lo las renovaciones locales en el Estado y los Municipios que al ser más cercanas a la militancia suelen ser contiendas mucho más demandantes y entrañables.
El ejercicio de que sean elecciones abiertas a la militancia lejos de los acuerdos cupulares es además de ejemplar ante las otras fuerza políticas, necesario para la legitimación y retomar el rumbo histórico de la corriente política pilar de nuestro país, de este esfuerzo el relanzamiento es ineludible y consecuencia lógica del fuerte activismo que se vive desde ahora, el gran reto será la unidad en el resultado sin que este se confunda con la ignominiosa unanimidad que se simula en los verticalidad oficialista.
Procesar la renovación interna del otrora partido hegemónico es tal vez la frontera más difícil que se habrá de salvar y todo en el menor tiempo posible, pues sin duda esta fuerza ha demostrado que cuando se logra la estabilidad es por mucho el más serio de los contendientes por la fortaleza de sus estructuras y la prominencia de sus cuadros, el gran riesgo sin duda: la polarización esteril, el mayor activo: la inmediatez del breve tiempo.
La calma chicha transcurre entonces también en la política de Guanajuato.
“El talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad” (Goethe)