La brecha salarial

Juan José Alvarado, columnista en Platino News

Nuestro sistema social, como humanos, tiene doce mil años, algo muy parecido a lo que tenemos ahora así existía en aquel entonces, pero tenemos unos cuantos años en que se ha ido hablando e igualando los derechos de las mujeres.

Aún hay muchas tareas pendientes, en las cuales se tiene que participar, por igual; hombres y mujeres, para no tener tantas diferencias que lastiman y que ponen en desventaja a las mujeres, de todos los países y de todas las edades. Más en México.

Cierto que en el ámbito público laboral hay tabuladores y que se contrata a un hombre o a una mujer y ganan lo mismo. No pasa necesariamente en el ámbito privado, en que para un puesto hay un máximo y un mínimo y todavía prevalece que se le otorga al máximo al hombre y el mínimo a la mujer.

Eso es lo visible y no es lo más desastroso e injusto, pues con su salario, la mujer al fin del día, o mejor dicho al fin de la semana, la quincena o el mes, ve que su salario se ha reducido por una serie de gasto “femeninos” ocultos que se tienen que hacer y recaen en ella y solo en ella.

A la mujer se le exige, socialmente, ir las arreglada al trabajo, maquillada, cambio diario de ropa, zapatillas. La mujer gasta además por su condición en toallas, támpax, anticonceptivos, implante anticonceptivo, pastillas para los cólicos, medicamentos para la menopausia.

Si se enferma el hijo, la mujer lo lleva al médico, gasta en el transporte, deja de trabajar (y le descuentan el día), compra las medicinas con su tarjeta, etc.

Hay países en que se ha logrado que las toallas femeninas y todo lo relacionado con la regla sea gratis. En México se oponen los varones a esto.

Todo lo mencionado y seguramente se me escapan cosas, hace que el mismo salario, cuando así es, tenga una serie de gastos ocultos que van en detrimento de las mujeres, pues estás, tienen la carga social de hacer, obligatoriamente, todos esos gastos.

La brecha salarial, es una tarea pendiente. Urge el que se legisle, se cuide y se dé más apoyo a las mujeres pues no tienen por qué, después de doce mil años, seguir sufriendo de tantas desigualdades, con la omisión de muchos hombres y aun con el beneplácito de algunas.